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Teresa Errandonea
Exatleta

«Soy la persona que soy por el atletismo; me lo ha dado todo»

Teresa Errandonea (Irun, 1994) ha puesto punto y final a su trayectoria deportiva. Campeona estatal en cinco ocasiones (tres veces en 60 metros vallas y dos, en 100 metros vallas), ostenta el récord de Euskadi en el aire libre (13.04 segundos) y ha sido olímpica en los Juegos de Tokio.

Teresa Errandonea, en el miniestadio de Anoeta. (Gorka RUBIO | FOKU)

Es una decisión que llevaba tiempo meditando, sobre todo desde diciembre, cuando volví de Sudáfrica, de la concentración con la selección española. Allí me sentía como una extraña y nunca me había pasado algo así. No me encontraba bien anímicamente y le dije a Ramón [Cid, su entrenador] que había que tomar una decisión. Me he dado un tiempo para asimilarlo, para madurar los sentimientos y una vez que estaba más serena, dar la noticia, porque ya es una realidad. Estoy mejor, pero ha sido muy difícil».

Sentada en las gradas del Miniestadio de Anoeta, Teresa Errandonea toma su tiempo para contestar al «¿qué tal?» protocolario, tan sencillo como complejo a la vez. Se retira del atletismo profesional tras más de una década destacando en las vallas, desde que en 2013 se hizo con su primera medalla de oro en el Campeonato Estatal, el primero de los cinco que ha logrado, la última en 2022, en pista cubierta. Su dominio en los últimos años le ha llevado a ser una referente en esa modalidad. Se siente «muy afortunada» por haber cumplido el sueño de ser olímpica y sus mejores recuerdos son de la temporada de pista cubierta de 2020 y la del aire libre de 2021. «Constancia» es la palabra que mejor define su trayectoria y tiene una única «espinita», bajar de los 8 segundos en pista cubierta y de los 13 al aire libre.

¿Qué pasó en Sudáfrica? He leído que se le juntó dolor de garganta, infección de orina...

Sí, ya iba con dolores en el tendón de Aquiles y allí tuve una infección de garganta, una infección de orina, tuve como una gastroenteritis, que no sé si era gastroenteritis o si fue provocado por los antibióticos o por el agua de allí, porque, de hecho, tuvieron que ingresar a una chica también por gastroenteritis. Pero no fue eso. Con el cúmulo de las lesiones que he tenido estos últimos dos años, la mochila ya empezaba a estar llena, y la concentración de Sudáfrica fue ya el detonante. El verme tan fuera de lugar, con gente que estaba dedicándose plenamente a ello, que llega de centros de alto rendimiento y ver que no estaba a su nivel, no ya de físico sino a nivel mental. Ver que no estaba ni con tantas ambiciones, ni con tantas ganas, me di cuenta que estaba pasando algo.

He leído que Ramón Cid, su entrenador, le decía que físicamente estaba bien.

Sí, de hecho, hace poco también me lo decía, que igual luego en verano podría entrenar, que físicamente me veía bien. Y yo le decía que no era una cuestión física, era la cabeza, que no podía más, no quería más ese nivel de exigencia, más nervios, presión…

Hace ya dos semanas que anunció la retirada tras mucho tiempo de meditación. ¿Antes de Sudáfrica también planteó dejarlo?

Sabía que había algo que no estaba bien pero tiramos adelante, seguimos, y Sudáfrica fue el detonante. Llamaba a los aitas llorando, diciendo que no podía más. De hecho, me volví antes. Mis padres me decían que lo dejara, porque para seguir sufriendo con algo que me ha dado tantas cosas tan bonitas, no valía la pena.

¿Era sufrimiento lo que sentía en los últimos dos años?

Sí, y ahora mismo me da mucha pena dejarlo de esta forma. Los últimos dos años han sido enteros de sufrimiento por molestias, por impotencia, por no poder entrenar. He entrenado y he competido, y hemos tenido momentos buenos, pero siento que no he tenido una continuidad en los últimos dos años que me ha permitido hacer las marcas que podía. Era pura impotencia porque las molestias me impedían poder seguir el plan de Ramón. Es lo que me ha ido mermando poco a poco, hasta que la mochila estaba llena.

¿Se han juntado las lesiones y también el hecho de ver que no lograba mejorar las marcas?

No tanto las marcas, el hecho de no poder entrenar con continuidad. Estaba priorizando el atletismo, y he tenido que parar los dos últimos veranos, sin poder terminar la temporada, porque una vez me rompí el sóleo, y la anterior, empecé a estar mal del sóleo y por precaución decidí parar porque el año siguiente [la actual] era un año importante con los Juegos Olímpicos.

¿Piensa que ha lo dejado en un buen momento, antes de aumentar la frustración y llegar a odiar el atletismo?

Sí, totalmente. Es verdad que todavía el sentimiento que tengo es de rabia, de tristeza, pero sé que en un futuro valoraré toda la trayectoria. Ahora puedo estar en una pista y lo que quería evitar era no llegar al punto de no querer ni ver la pista de atletismo. Estoy contenta porque quiero estar con mi grupo de entrenamiento, vendré cuando me apetezca, y cuando el cuerpo me lo pida, y no será una obligación. Ahora toca disfrutar, que para eso he tomado la decisión, para poder seguir viniendo aquí.

«Empecé a ser más exigente conmigo cuando corrí en 8.00 segundos en 2020 en 60 metros vallas, porque veía que se podían cumplir cosas muy bonitas»

¿Durante cuántos años ha tenido ese nivel de exigencia?

Empecé a ser más exigente conmigo cuando corrí en 8 segundos los 60 metros vallas en 2020, porque veía que se podían cumplir cosas muy bonitas. Fui metiendo más exigencia yo misma y a cambio estaba recibiendo resultados, cosas bonitas. Pero, sobre todo, este último año, el atletismo no me está devolviendo lo que me debería, para todos los sacrificios que hay que hacer y todo lo que supone este mundo.

También mencionaba en un post que se necesita parar para poder avanzar, en el aspecto mental y en el camino profesional...

Eso es, sí, porque sentía que estaba metida en un bucle que no tenía salida. Por eso, tenía que parar para poder decidir qué es lo que va a ser de mí a partir de ahora. La decisión de que lo dejaba la tenía clara.

El alcanzar los Juegos Olímpicos, quizás le ha llevado a poner el techo más alto.

Mi objetivo era los Juegos desde bien pequeña. Y una vez que llegas, quieres más. Y somos muy autoexigentes. Fueron mis primeros Juegos y fue con pandemia. Deseaba llegar a París para que mis padres estuviesen en la grada, que es mi mayor sueño. No ha podido ser, pero me siento muy afortunada porque llegué a los Juegos Olímpicos y hemos estado ahí.

¿Qué le ha dado el atletismo?

De todo. Muchísima gente que me llevo para toda la vida... Vivencias, experiencias y valores. Soy la persona que soy por el atletismo.

En el campeonato de España de pista cubierta María Vicente le dedicó la victoria.

Sí, en la eliminatoria, en la semifinal y en la final, María hizo la T de Teresa; dos compañeras más también, en la eliminatoria y en la semifinal...  Tenía malestar por estar viendo el campeonato, pero lo quería ver por ellas y encima, que que te hagan ese detalle, fue especial. Ramón me dijo que había estado presente en todo el campeonato.

Y ahora, ¿echa de menos el atletismo?

No, lo que me da pena es no tener la motivación que he tenido hasta ahora, pero no hecho de menos ese sufrimiento, ese masoquismo de entrenar. Ramón me decía que era una masoca entrenando. Ahora quiero estar tranquila, el cuerpo me pide estar relajada, hacer lo que me dé la gana, vivir otras cosas que no he podido y ya está.

«Para mí siempre la prioridad era estar cerca de la familia, de mis amigas. Yo tenía claro que no quería estar entre cuatro paredes y solo centrada en atletismo»

Igual volver a la esencia, a la Teresa que cuando empezó en el atletismo disfrutaba.

Sí, pero es que tampoco me apetece entrenar mucho atletismo. Estoy jugando a veces a padel con mis amigas. Sí que estoy correteando, haciendo circuitos de mantenimiento, de vez en cuando vengo aquí, hago una sesión de pesas con mi grupo, pero ya está. Ya iré viendo, pero ahora mismo no quiero nada.

Ha mencionado que en Sudáfrica se encontraba con compañeras que están en un centro de alto rendimiento. Usted nunca se ha decantado por ello.

No, nunca he estado en un centro de tecnificación; siempre he estado aquí, en casa. No he tenido la necesidad de irme. Para mí siempre la prioridad era estar cerca de la familia, de mis amigas. Yo tenía claro que no quería estar entre cuatro paredes y solo centrada en atletismo. Aquí hay grandes entrenadores, hay buenas instalaciones que obviamente podrían ser mejores porque están un poco obsoletas, pero aquí he estado bien. Y es que volvería a elegir a Ramón mil y una veces.

María Vicente está aquí por él. He tenido otros entrenadores en otras etapas que también han sido muy importantes, cada uno me ha aportado algo diferente, pero eran etapas diferentes y la última, que es la más reciente, la he vivido con Ramón y es la persona a la que más cariño guardo porque ha sido la que me ha dado unos Juegos.