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Japón, el actor «tapado» de la guerra en Ucrania

Japón ayuda a EEUU a suministrar armas a Ucrania, a pesar de que la Constitución nipona prohíbe la venta de armas letales en el extranjero. Empezará a entregar a EEUU misiles para su sistema de defensa antiaérea Patriot tras la petición que hizo Washington debido a la escasez de reservas.

El primer ministro ucraniano Denys Shmyhal estrecha la mano del primer ministro japonés Fumio Kishida. (Issei KATO | AFP)

El Ejecutivo japonés, encabezado por el primer ministro Fumio Kishida, ha confirmado la reforma de la legislación sobre exportaciones de material de defensa que permitirá, indirectamente, a EEUU aumentar sus entregas de misiles a Ucrania. Así, el Consejo de Seguridad Nacional nipón autorizará el envío de armas letales fabricadas en Japón bajo licencia al país de origen de la empresa titular de las patentes del equipo, en un momento en que la industria de defensa nipona se encuentra en medio de un debate interno extremadamente político, según admiten algunos analistas.

Hasta esta polémica y simbólica reforma sólo se podían entregar –a un seleccionado grupo de países socios– componentes fabricados bajo licencia. Además, la constitución de Japón prohíbe vender fuera del país ningún armamento completo capaz de matar o herir. Gracias a esta reforma, el grupo Mitsubishi Heavy Industries ha sido autorizado a vender a EEUU los misiles tierra-aire Patriot Advanced Capability PAC-2 y PAC-3 que el grupo fabrica actualmente en el país del sol naciente.

En principio, los misiles fabricados en Japón no serán enviados directamente a Kiev ni a otros países en conflicto. En su lugar, serán destinados a las reservas de armas estadounidenses, permitiendo así a Washington incrementar sus suministros de misiles Patriot fabricados en suelo estadounidense y enviarlos a los países aliados que actualmente se encuentran inmersos en conflictos, especialmente a Ucrania. Asimismo, Tokio podría contemplar la posibilidad de autorizar gradualmente a Washington la transferencia de misiles fabricados en Japón a un tercer país que esté en riesgo de ser atacado.

Desde principios de año, las tropas rusas en Ucrania cuentan supuestamente con armamento procedente de Corea del Norte. Tras analizar diversos misiles disparados por las fuerzas de Moscú, expertos militares ucranianos aseguran haber logrado identificar uno de los primeros misiles entregados por Pyongyang a Vladimir Putin, después de haberlo diseccionarlo durante semanas y haber encontrado un carácter coreano en una de las piezas.

Según éstos mismos expertos, el misil podría ser un Hwasong-11, proyectil que contiene 290 componentes extranjeros procedentes de EEUU, Europa e incluso Japón. En su estudio sobre este misil, la ONG Conflict Armament Research (CAR) explica que sus investigadores recuperaron piezas diseñadas por «26 empresas», cuyas sedes se encuentran en ocho países diferentes: China, Alemania, Japón, Países Bajos, Singapur, Suiza, Taiwán y EEUU.

Si bien el informe de Conflict Armament Research no revela los nombres de las empresas extranjeras identificadas, especifica que tres cuartas partes de los componentes proceden de grupos estadounidenses; casi el 12% son producidos por empresas alemanas; el 3,1%, por compañías japonesas; y el 2%, por grupos chinos. La mitad de los «componentes documentados llevaban códigos de fecha identificables y más del 75% de estos códigos indicaban una producción entre 2021 y 2023», asegura.

Este hecho confirma que Corea del Norte aún logra eludir la multitud de sanciones internacionales impuestas a su Gobierno desde 2006 para frenar, en teoría, el desarrollo de su arsenal y lo hace mayoritariamente con piezas procedentes del país que más instiga esas sanciones. «El país ha desarrollado una sólida red de adquisiciones paralelas», insisten los expertos, que precisan que algunos de los componentes recuperados fueron producidos hace menos de un año, es decir sólo unos meses antes de las supuestas primeras entregas de armas.

En los últimos meses, Corea del Norte y Rusia han consolidado su cooperación a pesar de mantener sus propios conflictos con EEEUU y sus aliados. Esta colaboración se intensificó tras la visita oficial de Kim Jong-un a Rusia en septiembre pasado. Ahora, Washington y Seúl acusan a Pyongyang de suministrar una gran cantidad de armas convencionales a Moscú para su uso en la guerra en Ucrania a cambio de tecnología armamentística y respaldo económico de Rusia.

Al resaltar que una parte significativa de estos elementos extranjeros son componentes electrónicos y, en particular, semiconductores usados en el sistema de navegación del misil, los expertos subrayan que países bajo sanciones internacionales, como Irán, Corea del Norte o la propia Rusia, siguen dependiendo en gran medida de tecnologías avanzadas provenientes del extranjero para la producción sostenible y efectiva de su armamento.