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Israel aumenta el hostigamiento en un ramadán con «sabor a sangre y hedor»

Israel ha endurecido el hostigamiento a los palestinos en el comienzo del ramadán con amenazas, restricciones al rezo en la mezquita de Al-Aqsa, y detenciones y 23 batallones más en Cisjordania, que se suman a los bombardeos en Gaza, donde los gazatíes rezan entre ruinas y hambre.

Una palestina prepara la cena que rompe el ayuno entre las ruinas de su casa en Deir el-Balah. (AFP)

El ramadán, mes de ayuno que comenzó ayer en la mayor parte del mundo musulmán, tiene «sabor a sangre y hedor en todas partes», resumía Awni al-Kayyal, refugiado en Rafah, en el extremo sur de la devastada Franja de Gaza.

Fieles palestinos rezaban entre los escombros de casas destruidas mientras las madres trataban de encontrar algo de comida para sus hijos. «Preferiría que los aviones me bombardearan antes que seguir viviendo así», clamaba desesperado Zaki Hussein Abu Mansur, otro desplazado en Rafah. Se había despertado llorando. Luego escuchó las explosiones, vio las ambulancias que transportaban a los muertos y a los heridos, una imagen cotidiana desde hace más de cinco meses. Ayer las bombas volvieron a dejar otros más de 60 de muertos.

A la vez, unas docenas de fieles rezaban en la mezquita de Al-Hadi, medio destruida, una acción muy peligrosa, ya que los templos son objetivo de los aviones israelíes. Otros se postraron afuera, en medio de charcos en la acera. Unas 500 mezquitas han sido bombardeadas y 220 han quedado completamente derruidas.

Afnan al-Shaer, una joven de 17 años desplazada en Rafah, recuerda los meses de ramadán en casa, con familiares y vecinos, «comiendo y riendo juntos. Ahora estamos sentados en tiendas de campaña que construimos con nuestras propias manos. No hay alegría, no hay comida, ni agua, nada, estamos aquí en el frío».

Algunos todavía intentan exprimir algunos momentos de alegría, cantando y golpeando con las manos o las sartenes. Pero la realidad rápidamente alcanza a los desplazados de Rafah, donde se hacinan casi un millón y medio de personas.

«Ya no podemos buscar comida y vivir esta vida es insoportable», llora Zaki Hussein Abu Mansur, que ya ha perdido más de 20 kilos.

Si en Gaza Israel ha convertido la celebración en un lamento desesperado; en Jerusalén, el ramadán también tiene un sabor amargo y allí está alimentando una explosión de tensiones en la explanada de las Mezquitas, el tercer lugar más sagrado del Islam.

La Policía israelí impidió a cientos de jóvenes la entrada para su primera oración durante la noche del domingo, y golpeó con porras a cientos de personas que se aglomeraron a la entrada del recinto. Algunos lograron entrar acompañados de sus padres.

La respuesta contradice la promesa del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, de que no habría restricciones a la libertad de culto, en contra de los reclamos del ultraderechista ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben Gvir. Solo en Ramadán, Israel suele otorgar miles de «permisos especiales» a los palestinos, a los que controla todos sus movimientos, para permitirles acudir a Al-Aqsa a rezar.

El año pasado, esta festividad movilizó a más de cuatro millones de fieles en Jerusalén, llegando a aglutinar a unas 250.000 personas los viernes.

«No cometan errores»

«El ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, sostuvo que las autoridades israelíes «respetan la libertad de culto» en Al-Aqsa, pero lanzó una amenaza en una supuesta «felicitación» a los musulmanes.

«Digo a todos los que piensan en ponernos a prueba este mes: Estamos preparados. No cometan errores», lanzó en su cuenta en la red social X.

Las autoridades israelíes han instalado alambre de espino en la valla adyacente al complejo, cerca de la Puerta de los Leones. La Autoridad Palestina advirtió de «un peligroso precedente» y, al igual que Hamas, exigió a Israel que no establezca restricciones al acceso para evitar un mayor aumento de las tensiones.

El viernes, día de la gran oración, será un día de prueba.

En el resto de Cisjordania, Israel también está tensando una crisis que lleva meses escalando. Ante esta celebración, ha desplegado al menos 23 batallones más.

El Ministerio de Exteriores palestino lo consideró «una provocación» que enciende «nuevas tensiones injustificadas», «especialmente porque sus puestos de control militares y puertas de hierro no tienen ninguna función de seguridad». Las autoridades palestinas criticaron que los continuos bloqueos en carreteras y puestos de control militares suponen un castigo colectivo para sus habitantes, que pueden tener que esperar durante horas para romper el ayuno con sus familias.

El régimen sionista mantiene unos 750 puestos de control a lo largo y ancho de Cisjordania. «La lógica militar basada en la brutalidad de la fuerza no proporciona seguridad y estabilidad a nadie», reiteró el Ministerio, que pidió a la ONU que active el sistema de protección internacional para el pueblo palestino. Las fuerzas israelíes arrestaron desde la noche del domingo hasta ayer por la mañana al menos a 25 personas en múltiples redadas, la mayoría en Ramallah, pero también en las gobernaciones de Qalqilya, Belén, Hebrón, Salfit y Jerusalén.

El propio Netanyahu aprobó un plan para ampliar la capacidad carcelaria del país, después de que unas 4.000 personas hayan sido arrestadas desde el 7 de octubre, la mayoría en Gaza.

El año 2023 terminó como el más mortífero en  Cisjordania desde hace más de dos décadas, con más de medio millar de palestinos muertos, la mayoría en redadas militares israelíes que también suelen acarrear arrestos. Solo desde el 7 de octubre, más de 400 palestinos han muerto en estas operaciones.

El secretario general de la ONU, António Guterres, se declaró «consternado e indignado» por la continuación del conflicto en Gaza a pesar del ramadán, y pidió «silenciar las armas» y la liberación de los rehenes para «honrar el espíritu» del mes sagrado musulmán que «celebra y difunden los valores de la paz, la reconciliación y la solidaridad. «Las familias que buscan protección ante los bombardeos israelíes están luchando por sobrevivir, mientras el hambre y la desnutrición aumentan. Es desgarrador y completamente inaceptable», denunció.


Hamaseko buruzagi bati eraso egin eta zibilak hil dituzte



Israelgo Armadak ziurtatu zuen «buruz buru» borrokatzen duela eta «sarekada selektiboak» egiten dituela Jan Yunis inguruan. Halaber, Nuseirateko errefuxiatuen kanpalekuan Ezzeldin al Qassam Brigadetako (Hamasen beso armatuko) Maruan Isa «hirugarrenaren kontrako eraso bat» egin zuela esan zuen. Hainbat hildako onartu zituen arren, ez zuen baieztatu horien artean Isa zegoenik. «Itzaleko gizona» bezala ezaguna eta Hamaseko «hirugarrena» da zerrendan, Yahya Sinwar eta Muhamad Deifen atzetik. Bost hilabeteko suntsipenaren eta ia 40.000 hildako eragin ondoren, Israelek ez ditu buruzagi hauek aurkitu ere egin.

Hala ere, hamarnaka zibil gehiago hil zituzten, batez ere erdialdean eta hegoaldean. Azken orduetan gutxienez 67 pertsona hil eta beste 106 zauritu dituzte. Horien artean, Gaza hirian, Abu Shamala familiaren etxearen aurkako bonbardaketan 16 pertsona hil zituzten, gehienak emakumeak eta haurrak.

Horrela, guztira 31.112 pertsona hil eta 72.760 zauritu ditu Israelek urriaren 7tik. Hondakinen azpian beste 8.000 pertsona inguru desagertuta daude.

Era berean, bonbardaketek eta Israelek laguntza humanitarioa blokeatzeak eragindako desnutrizioaren eta ur faltaren ondorioz hildakoen kopurua 25 pertsonara iritsi da, gehienak haurtxoak.