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Tecnología, velocidad y estrés; la enfermería ciclista, a rebosar

El parte médico de la Euskal Herriko Itzulia que hoy termina es para echarse a temblar. Pero esta afirmación se extiende a todo el inicio de la temporada ciclista. Imanol Erviti, director deportivo de Ineos, reflexiona en NAIZ sobre ello.

Las caídas no son algo nuevo en el ciclismo. (Laurie DIEFFEMBACQ | AFP)

El pelotón ciclista apenas lleva dos meses y medio de temporada y el parte médico de este inicio de campaña es para echarse a temblar. La caída del pasado jueves bajando Olaeta, en la cuarta etapa de Euskal Herriko Itzulia, se llevó por delante a 12 corredores. Los titulares se los llevaron Jonas Vingegaard y Remco Evenepoel. El danés con la clavícula y varias costillas rota. El flamenco, además de la clavícula, también se fracturó el omoplato.

En el parte de guerra hubo otros con importantes daños: Jay vine con fracturas en una vértebra cervical y en dos de la columna torácica y Steff Cras, con neumotórax en el pulmón derecho y varias fracturas en costillas y vértebras. Aquella curva que el pelotón trazó a 80 kilómetros por hora puso en entredicho la seguridad y la organización de la carrera vasca. Al día siguiente, Mikel Landa se sumó a la lista con la clavícula y dos costillas.

Si bien es cierto que lo sucedido a lo largo de esta semana en las carreteras vascas ha puesto en primera línea el debate sobre la seguridad de los ciclistas, esto no es algo nuevo. De hecho, antes de estas caídas, el mismo jueves, el mundo ciclista se dividía por una modificación de la organización de París-Roubaix en la entrada al Bosque de Arenberg, introduciendo una chicane para que los ciclistas comiencen el tramo a menor velocidad. El resultado, este domingo.

Pero es que la enfermería ya estaba a rebosar antes de la carrera vasca. En un repaso rápido: Wout Van Aert (clavícula y costilla), Jasper Stuyven (clavícula), Florian Vermeersch (fémur), Florian Senechal (clavícula), Jonathna Narváez (conmoción cerebral), Gerben Thijssen (fractura de tobillo), Nairo Quintana (rotura de ligamento del brazo derecho), Rui Costa (fractura de escápula y clavícula derechas), Max Poole (fractura en el codo). Y no son todos.

El ciclista de Gernika Pello Bilbao lanzó una interesante reflexión: «La caída nos tiene que hacer reflexionar a los propios ciclistas, que somos los que creamos el peligro. Todos los lideres con todos sus compañeros no entramos delante y habrá que replantearse la manera de competir».

«Caídas siempre ha habido», señala Imanol Erviti, exciclista y actual director deportivo de Ineos, que está realizando su primera Itzulia al volante y con quien NAIZ ha querido extender esa reflexión. Eso sí, el navarro observa un «cambio» importante. «Cada vez se va más rápido. Estas bicicletas, entre aerodinámica y toda la tecnología cada vez corren más, y cuando hay caídas son a alta velocidad».

Además, para el navarro la igualdad en las carreras obliga a estar bien colocados. «Esto provoca un estrés terrible». El técnico de Ineos coincide en que lo sucedido en la Itzulia, debido a los nombres implicado, ha provocado todavía que tuviese más repercusión.

Con eficacia o sin ella, lo cierto es que cada vez se están aplicando más medidas de seguridad. En ello trabaja el sindicato de ciclista profesionales (CPA). «Hay protocolos que se intentan implementar, pero no es fácil. Y el problema es que cuando se cae, la carrocería que lleva un ciclista es su cuerpo y un maillot más fino que el papel», señala Erviti, que no ve una solución clara.