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Los palestinos viven la fiesta del Eid al-Fitr más dolorosa y triste

La fiesta del Eid al-Fitr fue para los palestinos la más dolorosa, entre la tristeza por las familias y los hogares perdidos y el miedo a morir en un bombardeo o por hambre. Israel la aprovechó para enviar un cruel mensaje a Hamas, matando a los tres hijos y varios nietos de su líder Ismail Haniyeh.

Un chico reparte dulces entre los niños desplazados en una escuela convertida en refugio en Rafah. (Mohamed ABED | AFP)

En una tienda de campaña cerca de los escombros de una mezquita en Rafah, los fieles palestinos rezan en el Eid al-Fitr, la festividad que marca el fin del Ramadán, una celebración tradicional islámica que se lleva a cabo en familia, visitando amigos, con una comida especial que rompe el ayuno, estrenando ropa nueva y regalos para los niños.

Pero en Gaza este año es sinónimo de tristeza y miedo. La mayoría de los gazatíes ya no tienen hogar donde celebrarlo; sus familiares han muerto o están dispersados por los campos de desplazados; la población está sometida al hambre como arma de guerra por parte de Israel y la mitad se encuentra en riesgo de hambruna; al menos 32 personas han muerto de inanición, 27 de ellas menores, y 17.000 niños han quedado huérfanos.

Con más de 33.400 muertos, la mayoría mujeres y menores, el Eid al-fitr de este año es especialmente doloroso para los palestinos en Gaza. Y aun así, intentan mantener la vida y los juegos de los niños entre las ruinas.

Este Eid el-Fitr no se parece a ningún otro. El Ramadán ha pasado sin una tregua en los bombardeos del Ejército israelí que duran más de seis meses.

La misma noche del martes, 14 personas, entre ellas varios niños pequeños, murieron durante un ataque a una casa en el campo de Nuseirat, en el centro de la Franja.

Y ayer mismo, cuando iban a visitar a unos familiares para celebrar esta festividad, el Ejército israelí mató a tres hijos del líder del buró político de Hamas, Ismail Haniyeh, y a varios de sus nietos. Israel quiso mandar así un mensaje directo a Hamas en una fecha especial y cuando el grupo estudia la última propuesta israelí para un alto el fuego.

«El año pasado, la mezquita de Al-Faruq todavía estaba allí, pero este año fue atacada dos o tres semanas antes del inicio del Ramadán», explica Ahmed Abu Shaer bajo la gran carpa blanca que sirve como lugar de oración, demasiado pequeña para las decenas de personas que se reunieron en este distrito de Rafah.

«Juro por Dios que nunca hemos vivido un Eid como este, lleno de tristeza, miedo, destrucción y devastación», lamentaba Ahmed Qishta, de 33 años, padre de cuatro niños desplazados en Rafah, al igual que cientos de miles de palestinos que han huido del resto de zonas de la Franja, asoladas una tras otra en las sucesivas campañas israelíes.

Abir Sakik, que ahora vive en una tienda de campaña, relata que el Eid suele significar «un ambiente dulce, juguetes para niños, pasteles, bebidas y chocolates en cada casa, pero este es un Eid de tristeza y cansancio. Han destruido Gaza».

En lugar de las montañas de pasteles que suelen acompañar las celebraciones, un residente cuenta que distribuyó algunos dulces de las raciones de la ONU que pudo conseguir para su familia.

Es un día sin la calidez de las reuniones familiares. «Todo el mundo está disperso, hermanos, hermanas y padres están separados», señala Niha ya Atallah, en Rafah.

Gazatíes desplazados visitan las tumbas de sus familiares. (AFP)

Los niños desenvolvieron sus dulces con el corazón apesadumbrado: «Mi casa en Gaza (ciudad), que adoraba, fue destruida, y mis seres queridos están allí, tienen que mudarse de un lugar a otro, ¿cómo podría ser feliz?», confiesa Ritaj, un niño de 12 años. La madre de Fuad Abu Jamash, miembro de la Media Luna Roja que las fuerzas israelíes mataron mientras trabajaba pasó la mañana sentada junto a la tumba de su hijo. 

En Jerusalén Este, bajo la lluvia y una fuerte vigilancia policial, decenas de miles de fieles acudieron en masa a la Explanada de las Mezquitas, donde se encuentra la mezquita de Al-Aqsa, con Gaza en la mente de todos.

«Es el Eid más triste que jamás hayamos vivido. En la mezquita se podía ver en las caras», dice Rawan Abd, una enfermera de 32 años.

Para Zaki, de 37 años, residente en Jerusalén Este, «no hay celebraciones este año. Simplemente vamos a visitar a nuestros seres queridos en casa. Nos sentiríamos culpables si hiciéramos algo feliz».

Atacar a Rafah y volver a Jan Yunis

Tras los 122 muertos en los bombardeos del martes y de varios ataques nocturnos en los que murieron al menos 14 palestinos, entre ellos varios niños, cuando se preparaban para la celebración, la situación sobre el terreno fue más tranquila durante el día.

La Brigada Nahal continúa operando en el denominado corredor Netzarim, que divide en dos la Franja de Gaza, y desde donde lanza sus operaciones y controla que los palestinos no regresen al norte.

El Ministro israelí de Cooperación Regional, David Amsalem, negó que el cambio de táctica con la retirada de la ciudad de la ciudad de Jan Yunis suponga menos acción militar. «Hay fuerzas en Gaza de tamaño considerable que luchan a diario», afirmó.

Según el Ejército, la retirada prepara futuras operaciones, incluido el asalto a Rafah, que el primer ministro, Benjamin Netanyahu, asegura que «ninguna presión internacional impedirá».
En Jan Yunis, la destrucción es masiva. No queda infraestructura, electricidad ni agua. Por todas partes hay escombros y piedras. La gente que regresa no encuentra ya sus casas, bombardeadas, incendiadas o con daños que las hacen inhabitables, e intenta rescatar lo que puede de entre las ruinas, ropa, enseres o recuerdos de su vida anterior. Mientras, Defensa Civil sigue recuperando cuerpos desde hace tres días.

Además temen que los soldados israelíes vuelvan a atacar la ciudad, tal como lo hicieron en la ciudad de Gaza,. donde irrumpieron en el hospital Al-Shifa después de retirarse de la zona.
El cambio de táctica fue criticado por los ministros ultraderechistas del Gobierno israelí, que llegaron a amenazar con romper la coalición gobernante si Netanyahu debilitaba la ofensiva militar o no atacaba por tierra Rafah.

Sin embargo, el ministro miembro del Gabinete de Guerra Benny Gantz aseguró que el Ejército entrará en Rafah y volverá a Jan Yunis. Aunque consideró que Hamas ya ha sido derrotado militarmente, declaró los combates en la Franja aún durarán años, y que los jóvenes israelíes que ahora estudian en la escuela seguirán combatiendo en el futuro tanto en el enclave como contra Líbano.

 

 

La influencia de EEUU, puesta a prueba

 Creo que lo que está haciendo es un error. Es intolerable», criticó el presidente de EEUU, Joe Biden, al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu. Biden pidió a los israelíes «un alto el fuego y que permitan, durante las próximas seis u ocho semanas, el acceso total de todos los alimentos y medicinas que entren en el país», asegurando que «no hay excusas» que impidan proveer al enclave de ayuda humanitaria.

Pero ¿está realmente EEUU presionando a Israel y Netanyahu ignora a su aliado o es una forma de sortear la presión interna por parte de Biden? El ataque israelí a la ONG World Central Kitchen cuando llevaba alimentos a la Franja parecía un punto de inflexión. Washington exigió a Tel Aviv aumentar la ayuda, abrir los pasos terrestres y volver a la mesa de negociación. Pero, como constató la ONU, sigue obstaculizando la llegada de los convoyes y retrasando la apertura de pasos.

Ayer, Biden aseguraba que «nuestro compromiso con la seguridad de Israel está blindado». La ofensiva sobre Rafah puede aclarar cuál es el verdadero papel de EEUU. Mohamad Elmasry, del Instituto para Estudios Graduados de Doha señala a Al-Jazeera que incluso el ligero rayo de esperanza sobre una posible tregua que parecía abrirse en las conversaciones en Egipto ahora se ha desvanecido. «EEUU ha utilizado esto para darse una palmadita en la espalda y decir: ‘Mira, hemos hecho algo’», opina. A su juicio, el siguiente paso de Israel dependerá de su aliado, que deberá demostrar «hasta qué punto está dispuesto a utilizar su influencia y poner fin a todo esto», pero es pesimista: «A estas alturas, parece que una invasión de Rafah es inevitable».

El jefe del Pentágono, Lloyd Austin, expresó su apoyo total a Israel y su «derecho a defenderse», y afirmó que «no tenemos evidencias» de que esté cometiendo genocidio. El Consejo de Relaciones Islámico-americanas condenó «su deshonesta y delirante negación del genocidio».


Hijos y nietos de Haniye
«Con este dolor y sangre creamos esperanza, un futuro y libertad para nuestro pueblo, nuestra causa y nuestra nación», afirmó el líder de Hamas Ismail Haniyeh tras la muerte de sus tres hijos y varios nietos en un ataque israelí cuando visitaban a familiares por el Eid al-Fitr.

Amenaza a Irán
«Si Irán ataca desde su propio territorio, Israel responderá y atacará en Irán», amenazó el ministro israelí de Exteriores, Israel Katz. También el titular de Defensa, Yoav Gallant, advirtió de que el país «sabrá cómo reaccionar rápidamente con una acción ofensiva decisiva».


Alemania
Diputados alemanes de todos los partidos con excepción de la ultraderecha han firmado un manifesto contra un congreso propalestino en el que participarán la exministra española Irene Montero o el exministro griego Yanis Varufakis.