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¿Quién le ha dicho a Pradales que mienta?

Candidatas y candidatos al inicio del debate del martes, junto a los dos moderadores. (EITB)

No fue un debate que vaya a pasar a la historia. De hecho, difícilmente servirá para decantar demasiados votos. Más allá del retrato que de sí mismo hizo Eneko Andueza, todos cumplieron, en términos generales, con lo que se esperaba de ellos y nadie metió la pata demasiado pronunciadamente, que es el gran temor de todo asesor.

Con todo, hubo un cambio en el tono de Imanol Pradales, que en unas intervenciones se ponía el traje de lehendakari y en otras el de la oposición a Pello Otxandiano. Si un extraterrestre hubiese visto el debate de ayer recién aterrizado, podría haber concluido sin ningún problema que el lehendakari a batir era el candidato de EH Bildu.

De EH Bildu, sí, no de Sortu. Pradales rayó lo irrespetuoso al referirse una y otra vez a Otxandiano como candidato de Sortu. Es una lógica que remite al abusón del patio de colegio que decide cómo llamar a cada quien, pero es un papel que le queda fatal a Pradales, cuyo talante, por lo poco que hemos podido ver hasta ahora, poco tiene que ver con el personaje que vimos ayer. Elegir a un candidato y capar sus virtudes es algo que todo partido hace de vez en cuando.

No entiendo lo que los asesores del PNV hacen con Pradales por tres motivos. El primero es que, forzándolo a una confrontación directa –a ratos obsesiva– con Otxandiano, logran trasladar la imagen de un candidato impostado e incómodo. Y nervioso ante lo que dicen las encuestas. Ojalá podamos ver al Pradales real durante la legislatura. Y entonces, ya juzgaremos.

El segundo es que la mentira tiene las patas muy cortas. En Sabin Etxea se han vanagloriado siempre de hacer política de otro modo, de escapar del ruido de Madrid, pero lo cierto es que ya llevan un tiempo importando algunas de las peores prácticas, como las fake news o los bulos. Ayer, Pradales sacó el recurso de Venezuela y mintió sobre el programa de EH Bildu, en el que no se promete una eliminación de la deducción de vivienda, ni se propone controlar directamente a las empresas o a los médicos y en el que no se propone desarmar a la Ertzaintza.

Por último, teniendo en cuenta que, según las encuestas, el principal saco de votos que recibe EH Bildu viene del PNV, y que la mayor bolsa de indecisos duda entre ambos partidos (6,2%, según EiTB Focus), de verdad que no entiendo el afán de los asesores jeltzales por marcar diferencias con los de Pello Otxandiano, en vez de tender unos puentes que, probablemente, serían mejor recibidos entre ese votante que navega entre estas dos aguas.

No lo entiendo tampoco porque igual que Andueza se entrega en manos del PNV al negar cualquier posibilidad de acuerdo con EH Bildu, también Pradales se abandona en brazos del PSE al subrayar la brecha con Otxandiano. Y qué quieren que les diga, hay que imaginarse un consejo de gobierno semanal con Andueza de vicelehendakari.