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Dommaraju Gukesh buscará convertirse en el campeón mundial de ajedrez más joven de la historia

Gigantes de la talla de Magnus Carlsen y Gary Kasparov consiguieron el cetro mundial con 22 años, pero el jugador de la India, después de cumplir los 18 en mayo tras haberse llevado de forma brillante y dramática el Torneo de Candidatos de Toronto, retará al campeón Ding Liren este noviembre.

Dommaraju Gukesh será el retador de Ding Liren tras ganar el Candidatos. (Michal WALUSZA | @FIDE)

Pasaban las 2.30 de la madrugada del lunes 22 de abril en Euskal Herria. En Toronto, en cambio, eran las 20.30 de la tarde, ya anochecida, del 21 de abril, y Dommaraju Gukesh –aunque Gukesh sea el nombre de pila, el modo formal de presentación en sociedad del ajedrecista de la India es así–, regresaba a la carrera en una furgoneta fletada por la FIDE (Federación Mundial de Ajedrez) de su hotel al Great Hall para ser investido ganador del Torneo de Candidatos, la antesala del Mundial, luego de una última jornada dramática que se resolvió en favor del jovencito nacido en Chennai el 29 de mayo de 2006, superando brillantemente la presión de su inexperiencia y del empuje de tres veteranos curtidos en miles de batallas como los estadounidenses Hikaru Nakamura –multimillonario streamer de ajedrez y de poker– y Fabiano Caruana –subcampeón del mundial de 2018– y el ruso Ian Nepomniachtchi –doble subcampeón mundial y único jugador invicto en este Torneo de Candidatos–.

Al final, Dommaraju Gukesh lograba con las piezas negras unas cómodas tablas ante Hikaru Nakamura, logrando 9 puntos sobre los 14 posibles, por 8,5 de Nakamura, mientras que todo quedaba a expensas del duelo entre Caruana y Nepomniachtchi, ambos con 8 puntos. De haber un ganador, el Candidatos se hubiera resuelto este lunes con una serie de partidas rápidas, siempre con un denominador común: tanto Caruana como ‘Nepo’ tienen un ‘rating’ ELO mucho mayor al de Gukesh.

Gukesh se hubiera asegurado la victoria en el Candidatos de haber batido a Nakamura en la jornada final, pero el Gambito de Dama Aceptado que jugó el prodigio indio «secó» más de la cuenta la partida. Gukesh tuvo sus opciones de arriesgar y buscar el triunfo con negras, pero el adolescente –pese a la poblada barba que luce–, sabedor de lo peligroso que es ‘Naka’ en las complicaciones tácticas y con poco tiempo en el reloj, decidía nadar y guardar la ropa y asegurarse al menos el desempate.

Después de seis horas de durísima pelea, el duelo entre Caruana y ‘Nepo’ acabó en tablas, para desesperación de los dos contendientes, que se quedaban con 8,5 puntos. Una desesperación mucho mayor en Caruana, ya que el jugador italo-americano dejó escapar no menos de posiciones completamente ganadas, pero que no concretó por los nervios y los apuros de tiempo. «Me siento como un idiota», declararía autoflagelándose el bueno de Caruana en la posterior conferencia de prensa.

Naturalmente, el talante de Gukesh era otro. «No ha sido fácil. Estaba muy nervioso y prefería ir al hotel con mi padre y mi segundo (Grzegorz Gajeski, antiguo entrenador del indio pentacampeón mundial Viswanathan Anand), pero ahora estoy muy feliz y aliviado», dijo al final, después de haber recibido un baño de masas en toda regla luego de regresar al salón de juego.

Gukesh es ya el ganador de un Torneo de Candidatos más joven de la historia. En 1983, Gary Kasparov lo ganó con 20 años y en 2013, meses antes de cumplir los 23, lo hacía Magnus Carlsen. Estos dos, elegidos de manera unánime como dos de los mejores jugadores de la historia del ajedrez, obtuvieron el cetro mundial a los 22 años –otro de los genios de esta disciplina, Mikahil Tal, ‘el mago de Riga’, lo fue a los 23 en 1960–, por lo que el jugador nacido en Chennai, al sur de la India, podría pulverizar ese récord si supera al vigente campeón Ding Liren el próximo noviembre.

En honor a la verdad, no hay que olvidarse del ucranio residente en Algorta desde hace más de una década Ruslan Ponomariov, que en 2002 fue campeón del Mundo de la FIDE a los 18 años tras superar a su compatriota Vasili Ivanchuk en la finalísima. No obstante, el problema es que entre 1993 y 2006, producto de un cisma provocado por Gary Kasparov y el Gran Maestro británico Nigel Short, hubo dos campeones del mundo: el «oficial» de la FIDE y el «verdadero», de la PCA (Asociación de Ajedrecistas Profesionales), que por un lado, consiguió mejorar y sistematizar la profesionalización de los ajedrecistas, pero por el otro, acabó implosionando y retornando a la «casa del padre» de la FIDE por el escaso talante negociador de Kasparov, que acabaría admitiendo que su forma de dirigir la PCA fue un «grave error» por su parte.

La armada india

India tiene una armada de jóvenes que da miedo. Aparte de Gukesh, el «veterano» de 30 años Vidit Santosh y el prodigio Rameshbabu Praggnanandhaa –Prag, de 20 años– han acudido a este Torneo de Candidatos en el que ninguno de los tres jugadores era favorito, ya que entre Caruana –número dos del mundo y el único junto con Magnus Carlsen que a día de hoy supera los 2.800 puntos ELO–, Nakamura –numero tres mundial– y Nepomniachtchi copaban todo el favoritismo. Más aún, el jugador más fuerte –por ranking– de la India no ha estado en este Candidatos: Arjun Erigaisi, nacido en 2003 y noveno mejor jugador del mundo por ranking antes de que el pasado día 3 arrancara el torneo. Gukesh, de hecho, partió como número 25 del mundo aunque los cálculos indican que saltará hasta incrustarse en el Top 10 de la FIDE.

El propio Magnus Carlsen opinaba sobre la armada india, sobre todo en lo que se refiere a Prag y a Gukesh, que iban a acusar su inmadurez en este Torneo de Candidatos. El noruego tenía quizás en mente el petardazo de dos años antes del franco-iraní Alireza Firouzja, que a los 19 años y «ungido» por el propio Carlsen como su sucesor en el trono, colapsó mentalmente en el Candidatos de Madrid, al punto de atacar a lo loco en partidas en las que a lo mucho hubiera podido salvar las tablas y pagar su frustración jugando on-line partidas ‘Bullet’ –de un minuto– hasta altas horas de la madrugada ante jugadores de todo el planeta.

Cierto es que Ian Nepomniachtchi lideró el Candidatos hasta la antepenúltima ronda, luego de que su fobia a arriesgar lo llevara a encadenar tablas que permitieron a sus rivales atraparlo en el marcador, y que los focos estuvieron más en las tremendas remontadas de Nakamura y Caruana que en la regular actuación de Gukesh, por no hablar de la «polémica de los zapatos» que persiguió a Firouzja, cuando uno de los árbitros le llamó la atención por el ruido que provocaban sus pisadas cuando paseaba para meditar sus partidas.

Gukesh, precisamente había perdido ante Firouzja en la penúltima partida de la primera vuelta, cuando tuvo la partida ganada, y según el muchacho de Chennai, ahí se cimentó su victoria. «Esa derrota me dolió, pero al mismo tiempo me dio la motivación necesaria para prepararme mejor y jugar mejor en la segunda vuelta», dijo en la conferencia de prensa final. Su triunfo en la penúltima ronda de la segunda vuelta, precisamente ante Firouzja, más las tablas entre Nepomniachtchi y Nakamura, lo ubicaron líder en solitario a falta de una jornada, y cuando tuvo su oportunidad, aunque con su pizca de suerte a favor, no la dejó escapar.

Las chinas mandan y dominan

El Torneo de Candidatas no ha sido tan dramático, aunque se han visto calamidades como la ucrania Anna Muzychuk, que ha dejado escaparse un sinnúmero de partidas después de haber tenido posiciones ganadas, o la inútil remontada de la india Vaishali Ramesbabu –hermana mayor de Prag–; inútil para su posición, pero esencial para la clasificación, final, ya que la china Tan Zhongyi, ganadora con 9 puntos, vio cómo su compatriota y gran rival Lei Tingjie cedía ante el empuje de Vaishali y le aclaraba el camino a la victoria.

Eso significa que el duelo por el cetro femenino mundial del ajedrez volverá a hablar mandarín, ya que Tan Zhongyi se enfrentará a la vigente Campeona Mundial, Ju Wenjun, en el enésimo ejemplo demostrativo en el que la apuesta de China por fomentar el ajedrez de élite entre las mujeres –una vez levantada la prohibición que pesó durante la Revolución Cultural– ha sido un éxito apabullante.