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El Parlamento con las mayorías alternativas más sólidas de la historia

No es la primera vez que hay mayorías soberanistas y de izquierda en el Parlamento de Gasteiz, pero sí es inédito que coincidan y estén formadas por partidos que ya saben qué es negociar y pactar. Es decir, son articulables.

Una mesa electoral en Durango, el pasado domingo. (Jon URBE | FOKU)

Los gráficos que acompañan estas líneas requieren cierto ejercicio de abstracción, porque meter en el mismo bloque a Herri Batasuna, EA y PSOE en 1986 tiene sus riesgos y plantea varios problemas, evidentemente. Pero indagar en la evolución de las grandes corrientes de fondo de un país como este, con una historia política convulsa, requiere sus sacrificios.

Esta evolución combinada de las mayorías existentes según los ejes nacional e izquierda/derecha arroja varios titulares sobre los resultados del pasado domingo. El principal, quizá, sea que se trata del Parlamento con las mayorías soberanista y de izquierdas articulables más amplias de la historia. De hecho, ambas suman ahora más escaños de los que juntan PNV y PSE, que quedaron a 738 votos de perder la mayoría de 38 representantes en el Parlamento de Gasteiz.

En el caso del eje nacional, el titular no es discutible: nunca los partidos abertzales, de obediencia exclusivamente vasca, habían llegado a los 54 escaños que tendrán en el nuevo hemiciclo, donde tendrán una mayoría cualificada del 72%. Tuvieron 52 la pasada legislatura y en 1986, un año en el que HB, EA y EE sumaron 35 escaños. Pese a ello, el PNV de Ardanza prefirió pactar con un PSE que en aquella cita ganó unas autonómicas por primera y última vez en Araba, Bizkaia y Gipuzkoa.

Viraje a la izquierda

En cuanto a la división ideológica entre progresistas y conservadores, los 40 parlamentarios que juntan EH Bildu, PSE y Sumar suponen la mayoría más amplia de partidos que se definen de izquierdas desde 1990, un año en el que difícilmente podían imaginarse pactos de gobierno entre el PSOE y HB.

Esta estadística vuelve a ser tramposa, ya que obvia que EA se presentó junto al PNV de 2001 a 2009, pero no afecta a lo observado. La diferencia con décadas pasadas es que los acuerdos entre EH Bildu y PSOE operan hoy en numerosos lugares y en diversas direcciones, empezando por Iruñea, siguiendo por Nafarroa y acabando en Madrid. Es decir, es articulable.

También lo fue en 2016, año en el que la irrupción de Podemos dejó al PSE en los huesos y elevó a 38 la mayoría progresista. Pero la maquinaria, quizá, estaba entonces sin engrasar. Con todo, un año antes ya se había articulado una mayoría todavía más peculiar para aprobar la Ley de Vivienda con el voto en contra del PNV.

No sería la primera vez que se articulan mayorías alternativas con la oposición de uno de los miembros del Gobierno. En 2015 se aprobó la Ley de Vivienda sin el PNV, y en 2018, los acuerdos sobre el nuevo estatus sin el PSE. En esta legislatura, ambas mayorías alternativas son aún más sólidas.

En dirección contraria, en la legislatura 2016-2020 también operó la mayoría soberanista, cuando PNV y EH Bildu llegaron a varios acuerdos acerca del nuevo estatus.

Andoni Ortuzar volvió a mostrarse ayer muy beligerante con la izquierda soberanista, negando la posibilidad de activar mayorías alternativas al pacto con el PSE. Estas, sin embargo, ya han llegado a operar en legislaturas pasadas y ahora son más sólidas y articulables que nunca. El próximo Parlamento podría tener más juego que el deseado ayer por el presidente del EBB.