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Laurent Cantet


El cine social perdió el pasado 25 de abril a uno de sus mejores representantes, Laurent Cantet. Con una filmografía marcada por su compromiso con las temáticas de justicia social y una narrativa naturalista, dejó un legado imborrable a partir de su obra maestra, ‘La clase’ (2008), ganadora de la Palma de Oro en el Festival de Cannes. Un testimonio impactante de su habilidad para explorar las complejidades de la sociedad a través de un aula escolar.

Nacido en Melle en 1961, se formó en Marsella y en el Instituto de Altos Estudios Cinematográficos de París, donde forjó relaciones clave con futuros cineastas de renombre. Su asociación con Robin Campillo, en particular, produjo guiones memorables que capturaron la esencia de la vida cotidiana y las luchas de la clase trabajadora del Estado francés.

‘El empleo del tiempo’ (2001), una colaboración con Campillo, destaca como uno de sus logros más destacados, explorando la desesperación y la alienación de un hombre que oculta su desempleo a su familia. La película, inspirada en un caso real, es un testimonio de la capacidad de Cantet para desarrollar historias de gran calado a partir de experiencias humanas auténticas.

Sin embargo, es ‘La clase’ la que perdurará como el legado más relevante de Cantet. Basada en las experiencias vividas por el escritor François Bégaudeau, la película ofrece una mirada íntima y cruda al sistema educativo del Estado francés y las tensiones sociales dentro de un aula multicultural.

El cineasta desafió las convenciones del cine al combinar elementos documentales con una narrativa ficcional, creando un retrato auténtico e impactante de la juventud y la educación.

La muerte de Laurent Cantet deja un vacío en la comunidad cinematográfica en general. Sobre todo aquella que apuesta con su compromiso por la justicia social en unos tiempos poco dados a la reflexión.