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Donna Nevel
Activista de Jewish Voice for Peace

«Para justificar un genocidio, Israel abusa de la memoria del holocausto»

Nacida en Florida, psicóloga y educadora comunitaria, esta veterana activista de origen judío, miembro de la junta directiva de Jewish Voice for Peace, se ha destacado por su lucha contra la islamofobia y el racismo antiárabe, por la paz y la justicia en Palestina/Israel.

Donna Nevel, activista de Jewish Voice for Peace. (Gorka RUBIO | FOKU)

Nieta de judíos que huyeron de los progromes de Rusia previos a la Revolución de Octubre, Nevel es una activista todoterreno, con un lenguaje franco y una pedagogía punzante. Es cofundadora de Jews Against Islamophobia, una organización que tiene como objetivo combatir la islamofobia y los sentimientos antiárabes dentro de la comunidad judía. Miembro activo de Jewish Voice for Peace, no faltan en la prensa del mainstream de su país quienes la critican por tener una posición unilateral y sin matices, pero sus palabras son relevantes y poderosas.

Cómo activista judía, cuando  ve las noticias sobre Gaza,  ¿cuál es su sentimiento?
Todos los días me levanto esperando que va a haber un alto el fuego, y todos los días vemos a Israel que continúa con su apuesta devastadora. Están profundamente comprometidos con la destrucción del pueblo palestino.

¿Y qué hacer para pararlo? Parece que lo hecho hasta ahora no es suficiente.
El movimiento palestino es fuerte, resiliente, de principios, porque esta protesta global, que es una esperanza para todos, está liderada por los palestinos, hunde raíces en sus experiencias y su resistencia. Como dicen los estudiantes en las acampadas de EEUU, «no nos mireís a nosotros, todo lo que hacemos es para que vuestros ojos miren a Gaza». No es tanto que la policía ataca las protestas, que también, la historia hay que centrarla en lo que está ocurriendo en Gaza. Eso es importante. Es una resistencia global. Una parte importante de mi comunidad, la judía, ha apoyado el genocidio, pero se ve el cambio, muchísimos jóvenes son conscientes de que un pueblo que haya sobrevivido el genocidio no puede apoyar otro. Aprendí que «nunca más» significa nunca jamás para nadie, fue un eslogan que cuando crecíamos aprendimos sobre el holocausto. Cada vez más y más judíos están uniéndose a la resistencia contra el sionismo.

Y es que un ideal verdadero de liberación nunca puede ignorar Palestina.
No puedes tener el derecho de autodeterminación para un pueblo a expensas de otro. Es imposible. Por ello, la idea del sionismo de la liberación judía no podía realizarse de ninguna manera, porque la consecuencia fue la Nakba, que expulsó a 750.000 palestinos de su tierra. Mi comunidad suele hablar de seguridad, de la seguridad para los judíos, pero no puede venir de un estado de apartheid que oprime otro pueblo, es imposible.

No pocos la tildarían de antisemita, de ser una judía echada a perder en el autoodio.
Ese es un tema muy serio en EEUU. Cualquier voz pública crítica con Israel la primera acusación que recibe es la de ser antisemita. Trabajo en la iniciativa Project48, que elabora un curriculum sobre el antisemitismo desde una perspectiva de liberación colectiva, hay que mostrar lo que es el antisemitismo, y ser muy claros sobre lo que no es antisemitismo. El antisionismo no es antisemitismo.

 

«Nadie nos habló de la Nakba, nos dijeron que era una tierra sin gente para un pueblo sin tierra. Cada vez más gente de la comunidad judía reconoce la falacia de esa noción del sionismo como movimiento de liberación nacional»



¿El sionismo debe ser desafiado siempre y en cualquier circunstancia?
El presidente Biden ha dado un discurso muy dañino sobre el antisemitismo. Nuestra responsabilidad como judíos orgullosos de serlo es mostrar que estamos totalmente en contra de su definición, que en realidad no solo daña la lucha por la justicia en Palestina, también socava la propia lucha contra el antisemitismo, que en EEUU viene principalmente del nacionalismo blanco. Si realmente luchas contra el antisemitismo debes hacerlo también contra el nacionalismo blanco que ataca a los afroamericanos, a la gente trans y queer, a los musulmanes y a los judíos.  

Se convierte en arma arrojadiza, se reprimen las voces en la academia, se aprueba legislación de excepción, ¿Donde puede acabar todo esto?
Es muy peligroso. Hay que seguir con este movimiento sin que nos distraigan. Esto va de justicia, es un movimiento en el que palestinos, judíos, árabes y muchas otras comunidades se juntan. Nunca he visto tantos movimientos unirse como con Palestina. La gente quiere tener claro qué es el antisemitismo y qué no, entender qué es excepcionalizar el antisemitismo, es decir, esa idea de ciertas organizaciones judías que creen que el antisemitismo es algo que nunca termina, que está en todas  partes, detrás de todas las puertas cerradas, y no puedes hacer nada. Nosotros decimos «¡no!». El antisemitismo históricamente es contextual, todo periodo tiene el suyo y en el actual la mejor forma de luchar contra el antisemitismo es hacerlo contra la islamofobia, contra el racismo contra los afroamericanos. No queremos caer en su trampa. Nos llaman judíos que se autoodian, pero les desafiamos fuera de ese marco.

 

«El movimiento palestino es fuerte, resiliente, de principios. La protesta global está liderada por los palestinos, hunde raíces en sus experiencias y su resistencia»


Pero para muchos judíos el sionismo fue una lucha de liberación nacional. Estaban  convencidos de que nadie entendía el sufrimiento judío, crecieron creyendo que, en el fondo,  todos les odiaban.
Hablo todos los días con gente que piensa eso. Hay mucha gente progresista, incluso judíos muy progresistas, que lo piensa, aunque ahora sea más difícil. Y les decimos dos cosas: primero, debemos ir a la Nakba. La liberación judía suena bien y es bonita. Hubo corrientes del sionismo que no llamaron a la creación de una estado-nación, que hablaban de crear una utopía socialista... pero lo que importa es la realidad sobre el terreno. El sionimo expulsó a la población nativa de sus tierras. Nadie que defienda la seguridad para los judíos o la justicia en el mundo puede apoyar algo así. En nuestra comunidades judías nadie nos habló de la Nakba, nos hablaron de que era una tierra sin gente para un pueblo sin tierra, aprendimos que los judíos fueron a Israel y que hicieron florecer el desierto...

Nunca aprendimos que allí había un pueblo nativo vibrante, en el que vivían muchos judíos. La otra cuestión es qué significa la «seguridad de los judíos». No es tener un estado que privilegia a los judíos sobre todos los demás, basado en un sistema discriminatorio, de apartheid. La seguridad judía requiere la de todos los pueblos, no puedes mantener un pueblo seguro a expensas de los demás. Somos ya mayores, y somos judíos antisionistas desde hace mucho tiempo, pero hubo muchos antes, siempre los ha habido. Gente que tuvo claro que la seguridad de los judíos era la liberación de todos los pueblos. Y cuando más fascista como estado sea Israel, que lo es, más se eterniza la Nakba, se convierte en un proceso sin fin, la desposesión y el genocidio de  1948 es el mismo de hoy, en toda su crudeza. Creo que cada vez más gente de la comunidad judía reconoce la falacia de esta noción del sionismo como movimiento de liberación nacional.

Y luego, siempre aparece la misma coletilla: «...pero ahí  está Hamas», dicen que es el tema, el quid de la cuestión.
Siempre aparece la misma pregunta: «¿Y qué pasa con Hamas?». Hay que replantearla, no dejar que formulen el marco. ¿Qué pasa con los 75 años anteriores al 7 de octubre? Tenemos que hablar de lo que queremos hablar, no caer en esa trampa.  


«La solución está debidamente expresada con el eslogan ‘desde el río hasta el mar Palestina será libre’. Mismos derechos para todos, no es expulsar a nadie, es corregir una injusticia»


¿Es usted partidaria de la solución de dos estados?
No es una solución de justicia y la realidad sobre el terreno la hace imposible. Para mí la solución está debidamente expresada con el eslogan «desde el río hasta el mar Palestina será libre». Mismos derechos para todos.

¿Es consciente de que puede ser detenida por decir eso en ciertos países europeos, como por ejemplo Alemania?
Absolutamente. Y es por ello por lo que debemos honrar el coraje de tanta gente en este increíble movimiento global.

Es una idea criminalizada.
Por eso hay que explicarla. No significa expulsar a nadie, sino justicia para todos. Es la única solución que ofrece a todos los que viven allí los mismos derechos. Solo significa que no tienes un estado supremacista judío. No va de negar los derechos a nadie sino de asegurarlos para todos. Hay que insistir, darle la vuelta al calcetín, no va de negar ningún derecho humano, al contrario, es corregir una injusticia.

«Los vascos que sufrieron Gernika eran gazatíes», «si Jesús volviera a nacer lo haría bajo los escombros de Gaza»; definitivamente algo, y muy profundo, está cambiando.
La protesta de Gernika en favor de Palestina fue tan fuerte, tan poderosa, su eco llegaba tan profundamente. Estamos viendo un genocidio de una forma que nunca antes lo habíamos hecho, aunque haya habido otros terroríficos. Como judía sabía un monton sobre el holocausto de mi pueblo, seis millones fueron exterminados, pero, de alguna manera, no puedo procesar el hecho de que gente de mi comunidad apoye este genocidio, porque hemos pasado por ello. Que Israel abuse de tal manera de la memoria del holocausto para justificar un genocidio duele, muchísimo, no quiero empezar a llorar en mitad de esta entrevista, pero eso es muy duro.