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Altsasu recopila su memoria colectiva para que lo sufrido no caiga en el olvido

Altsasu Gurasoak ha presentado, de la mano de Labrit Ondarea, ‘Altsasu Auziaren Memoria’, un libro que recoge material de todo tipo sobre el caso que sacudió el pueblo hace siete años. Un trabajo de memoria reciente, con proyección futura y al alcance de todos. «Lo que no se cuenta, se olvida».

Presentación de ‘Altsasu auziaren memoria’, de la mano de Altsasu Gurasoak y Labrit Ondarea. (Jagoba MANTEROLA | FOKU)

«Nosotros decíamos la verdad. ¿Por qué íbamos a tener miedo?». Esta frase es de Aritz Leoz, una pieza clave en la faena de denuncia y recopilación de solidaridad que hizo Altsasu Gurasoak durante años, y se recoge en el libro presentado este viernes. La verdad, sin embargo, no tiene el camino fácil. Cuando hablamos de la recuperación de la memoria histórica tendemos a mirar casi un siglo atrás, a las cunetas, a la amalgama ósea de las fosas de Cuelgamuros o Mairena del Alcor, a aquella memoria que borraron a nuestros aitonas y amonas. Sin embargo, si queremos que nuestras nietas no se vean obligadas a realizar el mismo ejercicio, y se puedan cambiar las fosas por las hemerotecas, es imprescindible trabajar la memoria reciente de Euskal Herria. Y Altsasu es historia viva.

Con ese objetivo se han reunido esta mañana en la localidad navarra representantes de Altsasu Gurasoak, Labrit Ondarea y Javier Ollo, alcalde del pueblo, donde han presentado el trabajo ‘Altsasu Auziaren Memoria’.

El libro, que no se pondrá a la venta, es un resumen de la página web, también presentada este viernes, altsasumemoria.com, donde se recogen 14 entrevistas en profundidad, una línea del tiempo en la que se interpretan 24 fotografías de distintos momentos significativos del caso, varias galerías fotográficas, así como vídeos y audios sobre el proceso y distintos artículos y otros documentos.

El ‘Caso Altsasu’ va cerrando etapas, en un recorrido que se alarga ya más de siete años y medio. Sin ir más lejos, la semana pasada Adur Ramirez de Alda y Jokin Unamuno cumplieron las respectivas condenas impuestas por los tribunales españoles. Pero tal y como ha recordado Antxon Ramirez de Alda, padre de Adur, presentan esta memoria sin que el camino haya finalizado, ya que la condena a Oihan Arnanz finalizará en junio, mientras que Jon Ander Cob y Julen Goikoetxea harán lo propio en 2025. Entonces sí, el caso se podrá cerrar de forma definitiva.

«Lo que no se cuenta, se olvida. Y lo que se olvida, no ha existido»

Antxon Ramirez de Alda ha remarcado este trabajo y la importancia de trabajar la memoria desde el primer momento, ya que los casos de recuperación de memoria histórica en los que se están consiguiendo resultados «se está haciendo pasados muchos años, sin apenas testigos y muchísimo esfuerzo». Al libro presentado hoy no le falta esfuerzo, ya que han participado unas 125 personas, un auzolan más alrededor de este caso, pero es más fácil hacerlo con los hechos todavía frescos.

Así, el trabajo presentado hoy es «un legado» que evitará a futuras generaciones recorrer ese tortuoso camino y disputa por la memoria. «Lo que no se cuenta, se olvida. Y lo que se olvida, no ha existido», ha afirmado. La ausencia de un relato abre la puerta a la intoxicación y la manipulación interesada de los hechos, por lo que han dado cuerpo a este trabajo sin dejar pasar demasiado tiempo para ir cerrando, de una vez por todas, el caso «porque todo pasa y todo se pasa», señala Antxon.

Su hijo, Adur, en declaraciones a NAIZ, refuerza esta idea, destacando que han realizado «un ejercicio de memoria de un tema que todavía está de actualidad». «Con el tiempo siempre hay riesgo de perder información, testimonios, documentación... Podemos decir que con esto no se nos escapa nada y hacemos un ejercicio de memoria completo e integral».

Y es que lo hace bajo el respaldo de haber cerrado su condena hace hoy una semana. «Es obligatorio echar una mirada atrás al terminar la condena y analizar en qué contexto se produjo nuestro caso. El contexto político general, la crisis política en el Estado español y, por supuesto, una especie de sincronización con el procés catalán».

Una mirada atrás

Para el altsasuarra, esto ofrece «elementos interesantes» que se deben analizar con perspectiva. «Esa crisis política trajo una ofensiva total de los aparatados del Estado y esa desproporción activó la sociedad vasca de una forma cohesionada». Los dos elementos que marcaron el caso. La desproporción judicial y la activación de la solidaridad.

De hecho, considera que estos elementos resultaron claves para que la condena ya esté cumplida. «Esa cohesión popular, ese sentido común trajo que nuestras condenas se redujesen, aunque fuese mínimamente, o que se nos otorgase el tercer grado en los tiempos que impone la ley». Siete años y medio es mucho tiempo. La Fiscalía pedía 50 y la Audiencia Nacional lo condenó a 12.

Si Adur destaca la frescura del caso, Jon Ander Cob, en la entrevista ofrecida para la recopilación, deja una interesante reflexión sobre los caprichos de la memoria. «Hay muchas cosas que no recuerdo. Cuando la mente no es capaz, se resetea».

Antxon Ramirez de Alda ha dejado tres reflexiones: «No confiar en la versión oficial, la necesidad de una regeneración democrática del Estado y la de cambiar el enfoque del sistema carcelario». El representante de Altsasu Gurasoak ha utilizado la metáfora del retrovisor, para «mirar atrás y ver todas las injusticias sufridas», pero con el objetivo que han mantenido siempre de «avanzar, ir hacia adelante»

Avanzar es la idea que recoge Koldo Arnanz, padre de Oihan, en la entrevista que recoge la memoria. Pintor de profesión, ha estado cuatro años sin coger el pincel. «He querido rehacer mi vida, pero no olvidar. Hay que recordar para que no se repita».

Labrit Ondarea asumió el reto con el objetivo de poner la memoria «en manos de la ciudadanía». Con una metodología antropológica de recopilación de testimonios recogen la voz de los encausados, las familias, abogadas, cargos políticos y vecinos de Altsasu. A través de ello se puede conocer la propia idiosincrasia de Altsasu, así como las reacciones colectivas que nacieron a raíz de los vaivenes mediáticos y judiciales y la solidaridad recabada, santo y seña del caso desde un principio.

El Ayuntamiento de Altsasu también ha colaborado en la elaboración de este trabajo. El alcalde, Javier Ollo, ha destacado que reunir «el patrimonio inmaterial» del pueblo es «imprescindible» para conocer «el tratamiento político judicial que tuvieron aquellos hechos».