INFO

La Real enarbola la bandera de la ilusión frente a un rival intratable

La Romareda acoge este sábado la final de Copa entre Barcelona y Real Sociedad. Será a 13ª para las catalanas, que aspiran a celebrar su primer poker de títulos este curso, y la segunda para el equipo donostiarra, que sueña con reeditar la sorpresa de 2019.

Jokin Aperribay y Eider Mendoza han acompañado a la expedición txuriurdin en su salida de Zubieta rumbo a La Romareda. (Jon Urbe | Foku)

«Como nos dijo Natalia, si miramos mucho al Barcelona, nos sentiremos pequeñas», recordaba Nerea Eizagirre en la entrevista concedida a Naiz y recordaba hoy en la sala de prensa de La Romareda, donde Real Sociedad y Barcelona pelearán mañana (19.00, ETB2) por el título de Copa. Y es que el equipo catalán acumula argumentos (las mejores jugadoras del mundo, un palmarés espectacular, experiencia en finales, números incontestables en todas las tablas estadísticas) frente a los que poco pueden decir las txuriurdines. Pero poco no es nada. «Dudo que nos ganen en ilusión», subraya la capitana realista, que también recuerda que «este equipo sabe competir y lo ha demostrado más de una vez». Si el Barcelona quiere su poker de títulos, tendrá que trabajárselo.

Ese es el reto de la temporada para el equipo catalán, al que los títulos a secas ya se le empiezan a quedar cortos. No es de extrañar la unanimidad al tildar al Barcelona de mejor equipo del mundo en este último lustro, en el que se ha embolsado 14 de de los 18 títulos oficiales que ha disputado, teniendo aún por disputar la final de La Romareda y la de Champions League que acogerá San Mamés el próximo sábado. Pero hasta ahora se le ha resistido el pleno. En 2020 se llevó Liga, Copa y Supercopa pero en la «Champions de la pandemia» cayó en semifinales ante el Wolfsburgo, precisamente en Anoeta. Un año después ganó su primer cetro continental, además de Liga y Copa pero se le resistió la Supercopa, donde el Atlético, a la postre campeón, le apeó ensemifinales. En 2022 se hizo con los tres campeonatos domésticos pero el Olympique le dejó otra vez sin Champions. La reconquistó el año pasado, cuando también ganó Liga y Supercopa, pero la alineación indebida de Geyse en el Sadar le dejó fuera de la Copa en octavos de final.

A todo eso tiene que hacer frente la Real, con un historial mucho más reducido aunque con la puntería de Guillermo Tell porque ha ganado su única final, la que le enfrentó en 2019 al Atlético de Madrid, que también partía como claro favorito. Y además lo intentará en un campo de grato recuerdo para la familia guipuzcoana porque en La Romareda fue donde la Real masculina conquistó su primera Copa hace 27 años y el Añorga la segunda en 1991.

Y hasta ahí las referencias a la historia o hay riesgo de venirse abajo. Porque hace más de tres lustros que Real y Barcelona coinciden en la elite, lo que se ha traducido en 38 enfrentamientos oficiales repartidos en Liga, Copa y Supercopa, y nunca han ganado las donostiarras, que apenas han podido rascar seis empates. El equipo culé es, además, su verdugo más cruel en este torneo. Cinco veces han cruzado su camino hasta ahora –semfinales en 2011, en la primera participación copera de la Real, y cuartos en 2014, 2016, 2017 y 2022– y siempre ha sido el Barcelona el que ha salido vencedor. Y otro tanto puede decirse de las finales que han disputado, ambas en Supercopa. Se saldó con un golpe dolorosísimo la primera, en 2020, por el contundente marcador (1-10), y también con derrota pero con otro sabor de boca la revancha que se dieron los dos equipos el año pasado.

«Soñamos y creemos»

Es un capítulo muy diferente el que quieren escribir ahora las txuriurdines, que no solo se apoyan en la ilusión, sino también en el camino que les ha traído a esta final. Porque el arranque fue accesible, ante un Sporting que apenas ha ganado un partido en toda la temporada, pero después tocó eliminar a dos de los mejores equipos de la Liga: al Levante, frente al que además se remontó un marcador adverso en su estadio, y al Atlético de Madrid, que defendía título. «Tampoco éramos favoritas contra esos dos rivales –recuerda Nerea Eizagirre– pero estamos en la final por algo. Sabemos competir».

Nerea Eizagirre y Natalia Arroyo han comparecido en la sala de prensa de La Romareda en la víspera del choque. (Real Sociedad)

Y es por eso por lo que aboga la capitana. Sin mirar al rival, insiste, sino «a nuestro plan, a las cosas que nosotras hacemos bien. Tenemos que centrarnos en lo nuestro y ser positivas. Aún así será complicado pero «ellas también son personas y tienen días malos y sufren aunque haya pocos equipos que les hagan daño. Pero si estamos fuertes y aprovechamos nuestras oportunidades, podemos hacer cosas bonitas. Y tenemos esa ilusión y esa confianza, porque si no ni habríamos venido, y espero que vosotros también tengáis esa confianza en nosotras».

Insiste la futbolista en que «somos un equipo joven y si algo tiene un equipo joven es la ilusión. En ese punto no nos pueden ganar». Sobre todo porque, frente a la experiencia de las blaugranas en estas lides, son pocas ocasiones en las que las futbolistas txuriurdines pueden cumplir sus sueños. «Siempre digo que entrenamos para vivir momentos como estos. No sueles soñar con ir a entrenar todos los días, sino con jugar finales, como lo celebrarías si ganas... Trabajamos y jugamos para eso, nos da una gran alegría jugar estos partidos y el equipo está ilusionado. Soñamos y creemos», afirma.

Un partido especial

La Real, además, llega a la cita reanimada tras haber enterrado el domingo la mala racha que le había llevado a enlazar diez jornadas de Liga sin poder ganar. «Sin duda fue importante ganar en Tenerife y quitarnos esa mochila de tensión, quizá de dudas, por resolver cosas pendientes» –reconoce Natalia Arroyo–. Venir de una victoria, de una puerta a cero y con cierta sensación de consistencia, sin duda va a ser importante porque son muchas de las cosas que vamos a necesitar mañana. Ha sido una buena semana aunque ya veníamos trabajando bien pero no nos entraba la pelota. Ésta ha sido una buena semana de trabajo y ahora estamos con ganas de hacer un buen entreno y disfrutar de estas horas previas a la final».

Será la segunda al frente de la Real para la entrenadora catalana, tras la de Supercopa del año pasado. Y también uno de sus últimos partidos en el banquillo txuriurdin aunque no cree que eso vaya a afectarle porque «son cosas totalmente independientes. Lo que tenemos ganas todos es de vivir esta experiencia con la muchísima gente que ha gastado dinero para venir aquí a apoyarnos. Pero no lo vivo diferente por haber anunciado mi marcha. Coincide que va a ser uno de los últimos y la última final de las dos que he tenido la suerte de jugar en este club y es una fiesta maravillosa para ojalá añadir el segundo título a la vitrina».

Discrepa Eizagirre, que sí la considera «especial por ser la última para Natalia. Desde que ha venido ha construido una identidad, un estilo de juego, ha sacado una muy buena versión de muchas jugadoras, ha aportado muchísimo al club y creo que todas tenemos que estar agradecidas con ella. Creo que tenemos que dar ese plus por ella, por toda la afición que viene a apoyarnos y por el escudo que llevamos».

Todas disponibles

La mejor noticia en esta previa el encuentro pasa por el estado físico de la plantilla. «Está entera y al completo –se felicita Arroyo–. Todo el mundo está disponible y levantando la mano diciendo “elígeme, elíegeme”», sonríe la entrenadora catalana, que se ha llevado también a Elene Viles, Nora Sarriegi, Elene Guridi y Júlia Arrula.

Lo que no está claro es cómo las va a combinar Arroyo en un once que se presenta con alternativas en dibujo y nombres. En principio, hay seis jugadoras con el puesto asegurado: Lete en la porteria, Emma y Bernabé en los laterales, Vanegas en centro de la defensa, y Andreia y Eizagirre en el centro del campo. Los cinco puestos restantes se los disputan Etxezarreta, Apari, Iris Arnáiz, Lorena, Franssi, Amaiur y Jensen y dependerá sobre todo del músculo que quiera meter en el centro del campo la entrenadora, que previsiblemente dejará a alguna de sus delanteras habituales en el banquillo de inicio.

Apari e Iris Arnáiz bromean durante el entrenamiento que ha efectuado el equipo en La Romareda. (RFEF)

Jonathan Giráldez, por su parte, afronta el choque con la única baja de la lesionada Mapi León aunque la central ha viajado con el resto de sus compañeras. Con la Liga asegurada desde hace dos semanas y una plantilla larguísima en la que, además, no desmerecen las jugadoras del filial al que recurre habitualmente, el técnico ha podido repartir minutos en los partidos frente a Athletic y Eibar. La única duda pasa por saber si reservará alguna de sus futbolistas de máxima confianza pensando en la final de Champions League o si, con una semana por delante para prepararla y teniendo en cuenta que la voracidad de Giráldez, que además apura ya sus últimos días en el banquillo culé, es pareja a la de su plantilla, tirará con todo. Si es así, casi puede cantarse un once que estaría formado por Cata Coll; Bronze, Irene Paredes, Engen, Ona Batlle o Rolfo; Patri Guijarro; Graham Hansen, Alexia, Aitana, Mariona; y Salma Paralluelo.

La afición

No ha ofrecido datos la Federación Española sobre el número de entradas vendidas pero se calcula que habrá al menos 4.000 aficionados txuriurdines arropando a la Real. Las autoridades han recomendado que se habilite un punto de encuentro para la afición txuriurdin, que se ha establecido en la Plaza Romareda, situada a escasos metros de la entrada sur del estadio maño. Se espera que los aficionados se concentren allí a partir de mediodía.