La «cólera del campo» se invita a la muga en la última línea recta hacia las urnas
Confédération Rurale, el único sindicato francés que impulsa, desde el norte, el «bloqueo de los Pirineos», no tiene un peso significativo en Ipar Euskal Herria. Desde su fortín bearnés, la central, bien relacionada con la ultraderecha, alentará, hoy, la marcha de tractores hacia el paso de Biriatu.
Las movilizaciones de agricultores que paralizaron el Hexágono recién entrado Gabriel Attal a Matignon se saldaron con una serie de compromisos que permitieron a los grandes sindicatos galos retirarse de las carreteras con varias victorias en su haber.
Obtuvieron derogaciones en materia medioambiental y una simplificación a la hora de gestionar la recepción de ayudas europeas.
También lograron un compromiso del Gobierno para amortiguar el peso de la fiscalidad sobre el carburante especial que precisan esos tractores que para las 9.00 de este lunes, 3 de junio, prometen bloquear los pasos de los Pinineos, «del Mediterráneo al Atlántico», con un impacto que la Prefectura de Pirineos Atlánticos augura importante en el paso vasco de Biriatu (Lapurdi).
La bandera de «la cólera del campo» la levanta desde el norte de los Pirineos, como quien dice en solitario, por el sindicato Confédération Rurale, una central con representantes que no esconden su buen entendimiento con la ultraderecha. Y que solo dispone de una representatividad digna de mención en la parte bearnesa del departamento que incluye a Ipar Euskal Herria.
También una plataforma 'Les ultras de l'A64' se suma a ese movimiento que tratará de hacer patente, hoy. que con lo acordado en enero en los despachos de París no es suficiente.
Quieren más paraguas fiscal contra las subidas de carburante y también que cesen las «inspecciones no justificadas» en materia biológico-ambiental.
Unos 3.000 agricultores, según las estimaciones de la Confédération Rurale, participarán en la protesta que se dejará sentir de Catalunya a Euskal Herria.
Durante el gran bloqueo de enero, que partió de un movimiento local, precisamente el de la A64, pero que consiguió arrastrar después a las principales centrales galas, Confédération Rurale jugó a disputar liderazgo a la poderosa FNSA, fuerza sindical más votada, interlocutora habitual de los sucesivos gobiernos franceses y auténtica maquinaria de captación de subvenciones de la PAC.
Nacida en 1991, la Confédération Rurale es la tercera fuerza sindical en el Hexágono, tras la FNSA, de la que salió precisamente por desavenencias en la gestión de la PAC, y la formación de corte progresista Confédération Paysanne, coordinadora de referencia para el sindicato vasco ELB.
Bardella se pone las botas
En esas protestas de principios de año, que paralizaron las principales autopistas galas, y que tuvieron como escenario principal, en el caso de Euskal Herria, a la intersección de la A63 a su paso por Baiona, los líderes de Rassemblement National (RN) se pudieron literalmente las botas. Las botas de bajar a los puntos de bloqueo para posar, rodeados de tractores y pacas de hierba, con agricultores a quienes apoyaron en «sus justas reclamaciones».
Jordan Bardella, cabeza de lista a las elecciones europeas, encabezó esa peregrinación y se ofreció un segundo fotocall bastante más masivo en el parisino Salón de la Agricultura, en febrero.
Fue recibido con muestras de cariño, lo que añadió nuevas pruebas sobre las «afinidades ideológicas» de un sindicato, la Confédération Rurale, que, asumiendo el tono de los tiempos, se presenta como «apolítico» y se dirige con insistencia a los agricultores «asindicados» para que secunden sus protestas ya contra París ya contra Bruselas.
El desayuno con que agasajó la ejecutiva de la central sindical al ya citado Bardella en la cita parisina con el agro, vino a dar carta de naturaleza a unos nexos que van de la escala estatal -un antiguo dirigente de Confédération Rurale, Christophe Barhès ejerce de diputado de Rassemblement National- a la escala más local, de Lot-et-Garonne a Aude, de acuerdo a un trabajo de investigación periodística publicado, el 1 de marzo, por el vespertino 'Le Monde'.
Este 3 de junio, agricultores de diferente horizontes, azuzados por sus dificultades, dejarán de lado las tareas de este tiempo de siembra, para volver a mostrar su descontento a pie de carretera, con las consiguientes implicaciones en la movilidad del área del Bidasoa.
Desde la lejanía, un tal Bardella no dudará en utilizar la «cólera del campo» para sacar brillo a su perfil «francoprotector y rebelde» frente a las élites de París y Bruselas, en la recta final al 9J.