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Un gran frente tiende la mano para que la ultraderecha baje los brazos

Es un artista y agitador cultural conocido de la escena marsellesa. Se llama Philippe Fragione. Su compromiso no es nuevo, pero ese «prefiero la mano tendida a los brazos en alto» que ha lanzado al cierre de campaña explica lo que hay en juego en las elecciones legislativas galas más inciertas.

La plaza de la República, en París, ha acogido protestas ciudadanas para alertar sobre la eventual llegada a poder de RN. (Olympia DE MAISMONT | AFP)

Platós de televisión parisinos frente a escena marsellesa. Al artista  Akhenaton (IAM) le buscó la boca uno de los predicadores televisivos de la extrema derecha, Pascal Praud. Y la respuesta le llegó al presentador de la cadena CNews desde un territorio occitano.

Akhenaton tomaba parte en el Festival Guitare en Albi, localidad que se ha hecho un hueco en la campaña electoral tanto por las pintadas como por las «fiestas privadas» en que se entonan cantos nazis.

Un grupúsculo «ultra» local ya trató de impedir el concierto de otro artista, Médine, que sin duda figura también en la lista de proscritos de esa ultraderecha que tratará de lograr hoy los votos necesarios para gobernar en el Estado francés.

El líder de IAM fue explícito en su respuesta a Praud. «Prefiero la mano tendida a los brazos en alto», lanzó micrófono en mano. Y ofreció a sus seguidores una nueva herramienta para afrontar un tiempo particularmente convulso.

Otro bloque para esa barricada que, con sus más y sus menos, han levantado muchas manos para que esta noche se pueda minimizar el desastre causado por el inoportuno adelanto electoral decidido por Emmanuel Macron que, se da por seguro, perderá hoy la llamada mayoría presidencial que le aupó al poder en 2017 y le revalidó en el Elíseo, ya con menor apoyo, en 2022.

En plena operación salida de vacaciones, 49,3 millones de ciudadanos de nacionalidad francesa están llamados a completar en la segunda vuelta que se celebra hoy el proceso que arrancó el 30 de junio.
77 diputados ya fueron elegidos en esa primera vuelta electoral al cumplir las dos condiciones exigidas: la primera, superar el 50% de los votos y la segunda, reunir el equivalente al 12,5% del censo.

La formación más votada, Rassemblement National (RN) logró la elección directa de 39 de sus candidatos, seguida del Nuevo Frente Popular (NFP), que se reservó 32 escaños. Ensemble!, la alianza que integran Renaissance, Horizons y MoDem, se quedó en dos.

Así las cosas, 500 escaños se dirimirán en una segunda vuelta cargada de incógnitas. La primera duda es cómo responderá el electorado a este voto que llega dos días después de acabar el curso escolar, el 5 de julio, fecha que sirve de chupinazo para anunciar la salida de decenas de miles de personas hacia su destino vacacional. Es el primer interrogante a despejar por la ciudadanía. ¿Se cumplirán las expectativas de los sondeos que auguran una participación similar o incluso más alta que la registrada el 30 de junio?

Doscientas retiradas

La primera y la segunda vuelta marcan dos elecciones distintas, reza el mantra electoral. Esta elección puede, sin embargo, acarrear otro factor novedoso, ya mirando a esa que se denomina «tercera vuelta». Ese tercer tiempo es el que aboca a la rápida designación por el Elíseo de un nuevo primer ministro cuya adscripción conoce de antemano la ciudadanía.

La V República, tal como la concibió Charles De Gaulle, otorga al Parlamento la tarea esencial de dotar de una mayoría al Gobierno. La hoja de ruta debió recalcularse en varias ocasiones, salvándose la papeleta con una fórmula anticipada por el propio general y sobre cuyos resultados no coinciden los historiadores.

Las encuestas vacilan sobre la envergadura de la mayoría de RN, la izquierda apela a una movilización y sueña con la voltereta 

Se trata de la cohabitación entre un presidente y un jefe de gabinete de partidos diferentes. De la inacción al choque de liderazgos, hubo tres experiencias de cohabitación: una en los 80 con el presidente socialista François Mitterrand, y dos en los 90 con el conservador Jacques Chirac.

Una mayoría absoluta de Rassemblement National (RN) llevaría a Jordan Bardella a postularse como primer ministro y a relanzar, de paso, la cohabitación. Un vuelco en los resultados que otorgara mayoría clara a otro campo político, de preferencia a la izquierda, obligaría a pensar en otro nombre, a sabiendas de que Macron se ha encargado de poner veto previamente al socio mayoritario del Nuevo Frente Popular, La France Insoumise (LFI). El tercer tiempo sería tanto o más complejo de gestionar en caso de que no haya mayoría absoluta para RN.

Un objetivo asequible para el frente amplio de la izquierda después de que las 311 triangulares previstas al final de la primera vuelta, hayan quedado en un centenar. Ya que siguiendo, con mayor o menor gusto, la consigna de levantar la barrera ante la ultraderecha, 214 candidatos se han retirado en favor de aspirantes de otras siglas en mejores condiciones de derrotar este domingo al «ultra» de turno.

Los tres candidatos del Nuevo Frente Popular en Ipar Euskal Herria ya dieron un color alternativo a la primera vuelta

Emmanuel Macron y Marine Le Pen tienen en común, además de dos duelos por el Elíseo, ganados por el primero con apoyo de ese frente amplio contra RN, sendos errores de cálculo que pueden condicionar sus perspectivas cuando esta noche se conozca el veredicto de las urnas.

El presidente galo, otrora vitoreado como renovador liberal y salvador del proyecto europeísta, adelantó las legis- lativas dando por hecho que la izquierda persistiría en la división. Falló y su futuro se eclipsó. Le Pen calculó que su victoria el 30 de junio descartaba la opción de un frente que, pese a todo, ha extendido la mano a la gente para darle hoy una opción de poner a la ultraderecha de brazos caídos.