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‘Marco’, de Aitor Arregi y Jon Garaño, despega en la Biennale de Venecia

El dúo de cineastas responsables de ‘Loreak’, ‘Handia’ y ‘La trinchera infinita’ reviven las fracturas y agravios del embustero Enric Marco (Eduard Fernández, espléndido), en el Festival de Venecia. ‘Marco’ es un retrato bien engrasado sobre un caso realmente increíble, que competirá en Orizzonti.

Aitor Arregi y jon Garaño presentan ‘Marco’ en Venecia. (MORIARTI PRODUKZIOAK)

Larga es la sombra del vampiro Enric Marco, o larga debería serlo, suponemos… Nos planteamos, porque el personaje que Jon Garaño y Aitor Arregi retratan es tan anecdótico como vergonzoso, paradójico y real. Un vampiro entregado a una causa altruista, una mentira tan convincente como convencida. Por lo escurridizo del perfil, o por compromiso con la justicia en un sentido más amplio y humano, el guion de José Mari Goenaga (la tercera pata habitual del tridente, que escribe junto con Jorge Gil Munárriz) aspira como prioridad absoluta a fotografiar al monstruo de forma quirúrgica, como si ello pudiera topografiar unas fronteras claras entre la máscara y la verdad detrás de Enric Marco.

Pero quizás la máscara está dentro de Enric Marco, se dirá. Aquí resulta clave Eduard Fernández, que despliega todo el abanico de gorjeos y rezongas propios de la degradación senil y que transforma el personaje, en sus momentos más disparatados y ofensivos, de vuelta en un anciano demente, capaz de confundirse hasta la médula. En todo caso, mito y figura siguen siendo una manzana podrida para el saco de la izquierda.

La historia real, de verdad

Enric Marco fue un sindicalista que ejerció como presidente de la Amical de Mauthausen del Estado español. Durante su mandato, dio un gran número de charlas en escuelas sobre su pretendida vivencia como superviviente de los campos nazis. En 2005 finalmente alcanzó la fama, después de que un informe del historiador Benito Bermejo descubriera que había falseado datos de su biografía para aparecer como superviviente del campo de concentración nazi de Flossenbürg.

Un año después, Enric Marco accedió a protagonizar una película documental del tridente Garaño-Arregi-Goenaga, pero tras dos años de trabajo, justo antes de rodar, saltó del proyecto para participar en otra película, ‘Ich Bin Enric Marco’, de Santiago Fillol y Lucas Vermal.

Luego, en el año 2010, «Enric se nos acercó en pleno Kursaal con una butifarra en la mano como ofrenda de paz: quería retomar ‘nuestro proyecto en común’», explican los directores. El narrador incansable, ahora se las ve como editor de una vida destripada y fraudulenta.

Un Lazarillo entre gigantes

‘Marco’ se ha proyectado en la prestigiosa sección Orizzonti (‘Horizontes’), la principal competición paralela de la Biennale, antes de llegar a Perlak de la 72º edición de Zinemaldia, quen arranca el 20 de septiembre.

En Venecia, Garaño y Arregi se batirán contra cineastas del calibre del maestro del indie Alex Ross Perry (estrena ‘Pavements’ con Jason Schwartzman), la promesa de Neo Sora, que emocionó con ‘Ryuichi Sakamoto: Opus’ y vuelve con la distopía ‘Happyend’, o Giovanni Tortorici, debutante producido por Luca Guadagnino en ‘Nineteen’.

Presidiendo el Jurado, una directora de miras amplias: Debra Granik, cuatro veces nominada al Oscar por ‘Winter’s Bone’ y cuya última película, ‘Leave No Trace’, sorprendió en Cannes y Sundance. Ante un programa sin claras favoritas, pondremos especial atención en el palmarés del próximo sábado.