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Feijóo compara a Sánchez con Franco y el presidente lo tilda de «avinagrado»

En el primer pleno de control con el presidente del Gobierno español en el Congreso desde julio, los líderes del bipartidismo han mantenido otro duelo bronco y sin concesiones. El PSOE reitera que habrá «tres años más» de legislatura y Junts profundiza su distancia del bloque de investidura.

El líder del PP interviene contra Sánchez entre las risas de Cuca Gamarra. (Jesús Hellín | Europa Press)

«Bienvenido al Congreso, señor Sánchez», ha comenzado su pregunta (que nunca es tal) el líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo. «Dicen que usted es el ‘gran jefe’», ha proseguido. La inmensa mayoría de la ciudadanía no sabrá de dónde viene esa aseveración y solo en el submundo político madrileño hiperinformado se entenderá que hacía alusión a unas filtraciones de un periódico publicadas esta mañana en que dicen haber tenido acceso a grabaciones de «las cloacas del PSOE».

Así, en el primer minuto de su intervención en la sesión donde debería controlar al Ejecutivo, el presidente del PP ya se hace eco de una presunta fuga sobre un presunto hecho. Ese es el tono y la confrontación iría a más durante la sesión.

Feijóo ha acusado a Sánchez de emprender con su Plan de Acción por la Democracia (conocido mediáticamente por regeneración democrática) una «ofensiva contra jueces, periodistas y medios» y ha resumido que algo así «no se veía desde Franco». «Lo que usted llama regeneración democrática en realidad es un plan de censura. Su concepción bananera del poder no tiene fin. Hace la vista gorda con la Justicia y se sigue negando a reconocer que Venezuela es un régimen dictatorial», ha dicho.

Sobre el nuevo presidente del Banco de España, el exministro José Luis Escrivá, ha ironizado que ahora para estar en el directorio de esa entidad «hay que estar en sus grupos de Whatsapp». «No se veía una cosa así desde Franco», ha disparado, para preguntar después si «le queda algo además de su proyecto personal de poder».

En su respuesta, Pedro Sánchez no ha sido tan vehemente como en otras oportunidades. Ha dicho que el Gobierno que lidera «es de diálogo y acuerdo». Y ha acusado a Feijóo de haber «solamente comparecido en 10 ocasiones durante 13 años como presidente; de la Xunta ante el Parlamento» mientras que él, en cambio, ya lo ha hecho «en 39 ocasiones», algo que ha producido sorpresa y enfado visibles en las caras de Feijóo y de su portavoz y exmano derecha en Galiza, Miguel Tellado.

«¿Que cómo afronto este nuevo curso? Con más ganas que el anterior. Ayer por primera vez hay una española en la vicepresidencia de la Comisión Europea, el Banco de España y el INE elevan los pronósticos de crecimiento económico. Miremos donde miremos, los datos nos invitan al optimismo, los datos nos avalan, aunque enfrente tenemos una oposición avinagrada. Señor Feijóo, cambie el chip, lleva seis años diciendo que España se hunde», ha enfatizado.

Y con una mueca de ironía, ha añadido: «Ya sabemos que usted no es presidente del Gobierno porque no quiere, y no porque los españoles le pidieron que siga al frente de la oposición. Señor Feijóo, abandone la oposición avinagrada».

Tras ello ha sido el turno del líder de la ultraderecha, Santiago Abascal, quien ha acusado al Gobierno de seguir «financiando la inmigración ilegal» destinando «millones de euros de los españoles humildes». «Pagamos para que vengan [los migrantes] y pagamos para que no vengan. ¿Quién entiende este negocio que han montado ustedes?». Sánchez le ha respondido que al presidente de Vox «le sobra xenofobia y le falta humildad» y que sus propuestas «son ocurrencias».

La pregunta

Ha sido el portavoz de ERC Gabriel Rufián, quien fue con su pregunta ha ido al meollo de la cuestión que todos están pensando: «Señor Sánchez, ¿hasta cuánto cree que va a durar la legislatura?». Los murmullos que se han escuchado dentro del hemiciclo tienen que ver con el impacto que todavía este miércoles seguía provocando lo sucedido en la víspera: en el último momento (de hecho cinco minutos antes), Junts per Catalunya cambiaba el sentido de su voto para asegurarse que el Gobierno perdiera la votación sobre la admisión a trámite de un proyecto para regular los alquileres temporales. Le propinaba así otra derrota legislativa.

«¿Hasta cuándo cree que va a durar la legislatura?», le ha preguntado Rufián a Sánchez, que ha respondido con una obviedad. «Se lo podía haber currado un poquito más», ha zanjado el de ERC

 

Escueto, el presidente le ha respondido: «Según los tiempos que marca la Constitución, nos quedan tres años hasta el final de la legislatura». «Señor presidente, se lo podría haber currado un poquito más», ha añadido sonriendo Rufían.

«Hay un fantasma que recorre este hemiciclo, el de un nuevo bloque que se está formando. PP, Vox y Junts, sobre todo después del voto miserable de ayer. Lo llevamos diciendo meses y ustedes dicen que no, que no se van a atrever a irse con quienes le pegaron a los catalanes, con quienes niegan la nación catalana. Pues desconocen absolutamente la enorme capacidad mediática de blanqueamiento de esta gente», ha reflexionado el portavoz republicano.

Además, ha reflexionado: «El argumentario será que el PSOE y el PP son lo mismo, que ellos representan a Catalunya y que están pactando con España, y que hombre, al menos Feijóo controla a los jueces. Y no diga que va a pasar del legislativo, ¿usted cree que un paracaidista pasa del paracaídas? [en referencia a una frase de Sánchez sobre gobernar aunque sea sin apoyo parlamentario]».

Ha seguido el turno de las preguntas con la número 2 del PP, Cuca Gamarra, quien le ha pedido a la vicepresidenta María Jesús Montero que explique el «indefendible cuponazo separatista» que pactó el PSOE con ERC. «Esto no es café para todos, es veneno al Estado de Bienestar», ha opinado. La número 2 pero de los socialistas le ha replicado que la formación conservadora se siente «más confortable con una Catalunya en llamas» y que su retórica «refleja lo mismo de siempre, que no tienen un proyecto para España».

El portavoz ‘popular’ Tellado ha insistido con que el Gobierno ha abandonado a Canarias a su suerte con respecto a los migrantes y Montero le ha dicho que «es obvio que la derecha y la ultraderecha han escogido la migración como campo de batalla del populismo y la criminalización». «La única estrategia del PP es intentar mantener la supervivencia de su líder hablando que vamos a convocar a elecciones. Malas noticias para usted, vamos a agotar la legislatura», ha enfatizado la vicepresidenta.

Los decibelios han vuelto a subir con la diputada Ester Muñoz, quien con sarcasmo ha apuntado contra el ministro de Justicia y Presidencia, Félix Bolaños. «Lo veo muy tranquilo, suele ser un ministro pizpireto», y le ha preguntado: «¿Hasta dónde van a llevar esta deriva autoritaria y reaccionaria?».

Comer mascotas y «portero de puticlub»

El ‘superministro’ del Gobierno español ha respondido en el mismo tono: «Como siempre, usted ha usado un tono moderado, constructivo, matizado, propio del PP. Por suerte no nos han dicho que nos comemos a los gatos y los perros». «Su nivel intelectual sesión tras sesión va en aumento, ¿eh? Amenazan con que resistirán sin legislar, son el cinismo personificado. Todo régimen cae, antes o después, y este que están construyendo ya le aseguro yo que va a caer», ha replicado Muñoz en tono novelesco. Bolaños ha concluido así: «No se dan cuenta lo ridículo que resulta que acusen de dictadura al Gobierno. Les quedan tres años que se le van a hacer muy largos».

Bolaños al PP: «No se dan cuenta de lo ridículo que resulta que acusen de dictadura al Gobierno. Les quedan tres años que se les van a hacer muy largos»

 

El último de la sucesión de momentos broncos lo han protagonizado la diputada Ana Belén Vázquez y el ministro Fernando Grande-Marlaska. La gallega le ha dicho que «sus intervenciones antes las preparaba un portero de puticlub llamado Koldo» y que es «el peor ministro de la democracia», a lo que el bilbaíno ha respondido que su «tono es televisivo y poco parlamentario» con argumentaciones basadas «en bulos falsos».

Más allá de los rifirrafes, la noticia que seguía echando humo entre los diputados del bloque de investidura era la votación del día anterior en la que Junts cambió sin aviso el sentido de su voto, provocando el sonoro enfado en el PSOE y especialmente en Sumar, cuyo portavoz Iñigo Errejón había encabezado las negociaciones por un proyecto impulsado por los sindicatos de inquilinos.

La resaca del no de Junts

Fuentes de Sumar han indicado que unos pocos minutos antes de la votación Junts dejó trascender que no se abstendría sino que iría por la negativa. En un intento de último momento, la presidenta del Congreso dio cinco minutos extras antes de la votación para tratar de salvar el proyecto pero no tuvo éxito. La respuesta también les ha sorprendido: anoche una persona importante de Junts llamó por teléfono a Errejón para expresarle su molestia por las declaraciones tan contrarias en una entrevista a la cadena SER.

«Somos los mismos 350 todas las semanas. Nos tenemos que poner de acuerdo. Ahora, que pase el fin de semana y a seguir negociando todo», señalaba uno de los diputados de la izquierda española. Entre los soberanistas vascos y catalanes la sorpresa era menor: dicen fuera de micrófono que Junts está escorado a la derecha y saben que habrá que sufrir ley tras ley, al menos hasta que ocurra el congreso partidario de Junts a fines de octubre.