Martínez anuncia un plan de choque centrado en gran medida en la Atención Primaria
El consejero de Salud de Lakua ha expuesto este viernes sus líneas de actuación para revertir la situación de un sistema que lleva tiempo siendo objeto de crítica. En sede parlamentaria, ha anunciado un plan de choque y una batería de medidas. EH Bildu le ha pedido cambiar la política de personal.
Dentro de la expectación que provocan todos los consejeros y consejeras cuando acuden al Parlamento de Gasteiz a dar cuenta de sus objetivos y retos para la nueva legislatura, Alberto Martínez sabía que esta mañana iba a ser destinatario de algunas miradas más que la mayoría de sus compañeros de Gabinete. Al fin y al cabo, la situación de la Sanidad pública lleva tiempo en el primer puesto entre los principales problemas para la ciudadanía de Araba, Bizkaia y Gipuzkoa, y a él le ha sido encomendada la tarea de revertir la situación.
A tal objeto, este viernes ha anunciado la puesta en marcha de un plan de choque para mejorar la atención y la accesibilidad al sistema sanitario y reducir los tiempos de espera, tanto en atención primaria como en especialidades e intervenciones quirúrgicas, para lograr unas «demoras aceptables» en el acceso y conseguir que no haya listas de espera en Atención Primaria (AP), una especialidad especialmente golpeada en los últimos años.
El consejero ha expuesto asimismo una batería de medidas concretas, como la convocatoria de OPEs para garantizar la estabilidad y suficiencia de las plantillas, entre ellas una OPE especial para cubrir entre 100 y 200 plazas en zonas de difícil cobertura –ha destacado que no es difícil cubrir una plaza en Bilbo o Gasteiz, pero sí en Lekeitio, por ejemplo–; ofertas de contratación para estos mismos destinos a corto plazo; un plan para lograr la reducción de las tareas burocráticas –hasta un 40% en AP en seis meses–, cuarenta plazas más en euskara en colaboración con la UPV-EHU; una estrategia de fidelización de los MIR; y una reestructuración de las Emergencias.
Sobre este servicio, objeto de controversia durante este pasado verano por sus problemas y carencias, denunciadas por los profesionales, Martínez ha sostenido que es una de sus prioridades, por su gran influencia en combatir las muertes evitables. En este sentido, ha considerado fundamental mejorar las condiciones laborales de la plantilla y ha anunciado la conformación de una coordinación general de Emergencias para acometer las mejoras necesarias en este ámbito.
También ha informado de que prevén incorporar a la gestión pública las ambulancias de Tolosa, Donostia y Elgoibar, ahora externalizadas, cuando acabe el concurso en 2026.
La crisis de las subprime
El consejero ha comenzado su intervención, además de expresando su gratitud a quienes le han precedido en el cargo, quizá para limar algunas asperezas con su inmediata antecesora, exponiendo el diagnóstico de la situación actual del sistema público de salud en la CAV, compartida en el seno de la Mesa del Pacto de Salud. Al respecto, ha puesto en valor Osakidetza, como representación de un sistema «robusto y eficiente», pero no ha pasado por alto los problemas que le aquejan, entre ellos el de la falta de profesionales, más acusado en algunos ámbitos, como la medicina familiar, y que «afecta mucho a la equidad».
Según ha expuesto, más allá de la falta de planificación, que no ha eludido, esa falta de profesionales tiene su origen en la crisis económica desatada entre los años 2007-2008, la crisis de las subprime, que se prolongó durante varios años y que provocó «la quiebra del Estado» y, con ello, a una situación de bloqueo en la formación. Ha dicho al respecto que desde entonces y hasta 2020 se produjo un descenso en las formaciones de profesionales sanitarios, y que precisamente en ese momento, «cuando el sistema era más débil», llegó la pandemia del covid-19.
Martínez ha señalado que durante la pandemia, en la que también se produjo una «eclosión de jubilaciones», esas carencias de personal no quedaron tan de manifiesto, por el enorme peso que adquirió el sistema hospitalario en comparación con los centros de salud, pero una vez superada la emergencia sanitaria «tenemos una avalancha de pacientes y menos profesionales formados».
Un problema de difícil solución a corto plazo, pero que pretenden atajar con las medidas apuntadas durante la comparecencia.
El envejecimiento, un tsunami
Al margen de ese problema estructural, que según ha destacado aqueja también a otros lugares, el consejero de Salud ha enumerado otros retos que afronta el sistema sanitario, entre los que cobra especial importancia el palpable envejecimiento de la población.
Según ha expuesto, la sociedad vasca cuenta con la esperanza de vida, y la esperanza de vida libre de enfermedad más alta de Europa, gracias a un nivel socioeconómico alto y «un nivel asistencial robusto», pero eso implica, asimismo, que el envejecimiento sea el más alto del Estado, y también las cifras de dependencia y cronicidad –más acusada en las mujeres–, que afectan a la calidad de vida de las personas, igual que altas tasas de discapacidad y demencia, entre otras afecciones.
Todo esto, ha apostillado, implica una mayor demanda de servicios, que además va a ir en aumento, porque «el envejecimiento no es una foto fija, es un tsunami».
Otro elemento que ha mencionado es la globalización, con una mayor movilidad de personas y flujos migratorios, por distintas razones, lo que implica que «cualquier enfermedad que surge en cualquier lugar del mundo aparece de inmediato en nuestro entorno». Por ello, ha enfatizado la necesidad de fortalecer los sistemas de gestión epidemiológica.
Junto a ello, ha apuntado que después de la pandemia «la sociedad es diferente», con una mayor conciencia de la salud como derecho, y con una ciudadanía «con muchas expectativas y exigencias» y con una gran frecuentación en el sistema sanitario. Una ciudadanía, ha dicho, insatisfecha en lo que se refiere al acceso al sistema, pero no con la respuesta y tratamiento una vez dentro.
Partiendo de esa base, ha apuntado como uno de los objetivos profundizar en la humanización de un sistema en el que cada día se producen cien mil contactos entre profesionales y pacientes, señalando que «la empatía cura».
También ha destacado el papel activo que deben desempeñar esos pacientes, y la importancia que cobra la adquisición de hábitos de vida saludables, teniendo en cuenta que el 50% de los fallecimientos por muchas patologías tienen que ver con esos hábitos.
EH Bildu: Cambiar la política de personal
En el turno destinado a los grupos parlamentarios, EH Bildu ha solicitado al consejero que cambie la política de Personal de Osakidetza. Rebeka Ubera le ha advertido en concreto que es urgente fijar «una plantilla única, ordenada y transparente» en el Servicio Vasco de Salud, además de pedirle «valentía para revertir todas las políticas que durante años han debilitado Osakidetza: la política de contratación, la falta de planificación, la gestión de la inercia y la continua privatización».
La parlamentaria soberanista ha demandado «medidas estructurales» pues, a su juicio, «no se pueden repetir los mismos errores; el sistema no se puede seguir basando en la autoconcertación, las horas extras y el pago de complementos».
Tras apuntar que «según las y los expertos no tenemos déficit de profesionales graduados en Medicina, ya que, en atención a nuestro número de habitantes, estamos en la media de los países desarrollados», Ubera ha puesto el acento en la necesidad de que Osakidetza modifique las condiciones laborales para evitar que haya plazas que se queden vacantes. «Hacen falta –ha defendido– contratos estables, permanentes, y hay que vincular y regular la asistencia con la investigación y la formación, porque las nuevas generaciones no quieren más dinero, sino una organización diferente».
En esa misma línea, la representante de EH Bildu ha abogado por cambiar el modelo de las Ofertas Públicas de Empleo (OPE). «La gestión de las OPE tiene que ser del siglo XXI; sería suficiente con hacer una sola OPE en la vida laboral guardando la nota. Es insostenible seguir convocando OPE cada año y concursos de traslados cada cierto tiempo», ha considerado, y ha advertido de que «no se puede seguir castigando y maltratando al personal e incrementando así la carga de trabajo de la Administración. Las y los profesionales de Osakidetza están muy quemados con ese modelo».