Nueva sangría en el empleo en Euskaltel, que ha perdido a más de la mitad de su plantilla
Una nueva sangría en el empleo se cierne sobre Euskaltel tras la fusión de Orange y MásMóvil. Un total de 39 bajas figuran en el ERE anunciado por MásOrange escudándose en «duplicidades organizativas», lo que supone que la plantilla de la marca vasca se ha reducido a menos de la mitad en diez años.
La última fusión en la que se ha visto implicada Euskaltel puede suponer una nueva sangría en el empleo si finalmente se llevan a cabo las 39 bajas, el 14% de los trabajadores, contempladas para la marca vasca en el ERE previsto por MásOrange, la compañía de la que forma parte.
En la actualidad, Euskaltel cuenta con 276 empleados en una plantilla que llegó a contar con 600 y que quedaría reducida a 237, es decir, menos de la mitad de trabajadores con los que contaba hace una década.
Esta nueva reducción viene motivada por la última fusión en la que se ha visto involucrada, la realizada el pasado mes de marzo entre Origen y MásMóvil, que, a su vez, se había hecho con Euskaltel en 2021.
La unión que dio origen a MásOrange fue aprobada por el Gobierno español con la condición de implementar un plan industrial «ambicioso a medio plazo y con fuertes inversiones», según anunció entonces el ministro español de Transformación Digital y actual gobernador del Banco de España, José Luis Escrivá.
Sin embargo, con lo que se han encontrado los trabajadores de la teleco a comienzos de este mes, tan solo medio año después de esa fusión, es con un ERE voluntario para un máximo de 795 trabajadores al considerar que existen «duplicidades organizativas» tras la integración de las plantillas.
El ERE previsto por MásOrange contempla 39 bajas en Euskaltel, el 14% de los 276 trabajadores actuales de una plantilla que llegó a tener 600 hace diez años
El hecho de que el empleo en Euskaltel se vea también afectado por ese ERE ha sido rechazado frontalmente por el comité de empresa, cuyo presidente, Javier del Blanco, ha denunciado que «es alucinante lo de este país, empresas con alto beneficio que, al final, se pueden permitir hacer expedientes de regulación simplemente por un tema organizativo. Hay mucha actividad, tenemos resultados positivos y lo que tiene que haber es una readecuación de los puestos de trabajo».
Además, se da la circunstancia de que cuando MásMóvil se hizo con Euskaltel a través de una OPA, los nuevos dueños se comprometieron a mantener la plantilla, la marca y la sede social en la CAV al menos hasta 2026. Un acuerdo que, al menos en la cuestión del empleo, parece haber quedado en papel mojado tras la última fusión, aunque desde MásOrange se ha llegado a asegurar que invertirán 200 millones en los próximos tres años en la CAV como muestra de su apuesta.
Treinta años de historia
Este es el último episodio de una compañía que está a punto de cumplir treinta años, ya que fue fundada en 1995, aunque sus raíces se remontaban a 1992, cuando, a través de una sociedad pública para la gestión de las telecomunicaciones, Euskalnet, el Gobierno de Lakua puso en marcha una red de comunicación de datos mediante fibra óptica.
Tras crear una infraestructura para edificios públicos, los siguientes pasos fueron extenderla a Bilbo, Donostia y Gasteiz, para continuar con el resto de municipios. Todo ello con el objetivo de desarrollar la infraestructura de una compañía telefónica propia.
En 1995 llegó la creación de Euskaltel como una entidad participada por el Gobierno de Lakua y las cajas de ahorros BBK, Kutxa y Vital. Se puso en marcha para desarrollar la todavía incipiente red de telecomunicaciones más allá de la telefonía fija, desplegando la móvil, Internet y la televisión por cable.
Pese a su origen público, se buscaba abrir el accionariado a inversores privados y terminaron convirtiéndose en socios Iberdrola, Endesa y Grupo Mondragón. A finales de 2012 se producían nuevos movimientos, con la salida del Gobierno de Lakua y algunas entidades privadas, entrando en el accionariado los fondos Trilantic e Investindustrial.
A partir de ese momento, fue adquiriendo varias compañías, como la catalana RACCTel, la operadora de cable gallega R y la asturiana Telecable.
Su presencia se expandió en Catalunya con la creación de RACCtel+, para ya en 2019 entrar en Nafarroa, León, Cantabria y La Rioja. Incluso cerró un acuerdo con Virgin para usar su marca en su expansión estatal y otro de colaboración con Orange España para alquilar su red móvil y su infraestructura de fibra óptica.
Pérdida estratégica para Euskal Herria
Hasta que en 2021 llegó la OPA que lanzó el Grupo MásMóvil sobre Euskaltel, a través de su filial Kaixo Telecom S.A.U. Con sede social en Donostia, esta sociedad fue creada por MásMóvil Ibercom, que también se fundó en la capital guipuzcoana en 1997, aunque había pasado a estar radicada en Alcobendas, para llevar a cabo la integración de Euskaltel.
Esa operación terminó siendo aceptada por un número de 174.485.075 acciones, que representaban el 97,67% del total a las que se dirigió la oferta del capital social de la entidad.
MásMóvil tenía garantizado el apoyo de los principales accionistas de Euskaltel, que en ese momento eran Zegona, Kutxabank y Corporación Financiera Alba, que se embolsaron un buen pellizco con la operación. En concreto, el fondo británico recibiría 421 millones de euros, el banco vasco se haría con 390 millones y la sociedad de inversiones de la Banca March, otros 216 millones.
De esta manera, MásMóvil reforzaba su posición como cuarto operador del Estado español tras Telefónica, Orange y Vodafone, al sumar 14 millones de líneas entre todas sus marcas, ya que también integraba a Pepephone, Yoigo y Lebara, y con una huella de fibra de 26 millones de hogares. Su capacidad de ingresos alcanzaría los 2.700 millones de euros anuales.
La OPA de MásMóvil para hacerse con la marca vasca dejó una lluvia de millones entre los accionistas, pero generó una pérdida estratégica para Euskal Herria.
La operación había sido especialmente exitosa para los principales directivos de Euskaltel, que se iban a repartir alrededor de 27 millones de euros en bonus. Pero para Euskal Herria suponía «una pérdida estratégica», ya que «no solo pierde el control público, también el centro de decisión», como se recordaba en el editorial de GARA sobre esta cuestión.
A lo que se sumaba que «hace nueve años el Ejecutivo de Lakua vendió a Euskaltel la red pública de fibra óptica a un precio irrisorio», por lo que «la pérdida para el país es evidente. Con el beneplácito de Lakua, la operación empobrece al país para enriquecer a unos pocos».
El devenir de Euskaltel vivió un nuevo episodio con la ya citada fusión de Orange y MásMóvil del pasado mes de marzo para crear el principal operador en el Estado español, con más de 30 millones de clientes móviles, siete millones en banda ancha y dos millones de televisión. Así se creaba una sociedad valorada en unos 18.600 millones de euros.
Además, este año Euskaltel ha ampliado su oferta al entrar en el mercado del gas y la electricidad, productos que se han sumado a la telefonía, internet, la televisión e incluso el servicio de alarmas puesto en marcha en el verano de 2022. Una diversificación que, al parecer, no va a ser suficiente para frenar una nueva sangría en el empleo cuando se aproxima el horizonte de los 30 años de la creación de la marca naranja.