El PNV intentará hacer hoy una demostración de fuerza y unidad
Con un nuevo lehendakari tras el descabezamiento de Iñigo Urkullu y en un ciclo electoral decreciente, el EBB ha hecho un llamamiento para que el Alderdi Eguna de hoy en Foronda sea una demostración de fuerza y unidad de un PNV que, además, inicia el proceso de seis meses para su Asamblea General.
El PNV llega al Alderdi Eguna de este año en un momento complicado. Arrastra un ciclo electoral menguante, que se tradujo en que en las pasadas elecciones autonómicas de abril empató a 27 escaños con EH Bildu y pudo mantener la mayoría absoluta gracias a que la magia de la Ley D'Hondt disparó al PSE. Después, en las elecciones europeas que ganó EH Bildu, quedó en tercera posición. Desde la cita del año pasado en Foronda también han ocurrido cosas. En noviembre el EBB se quitó de encima con malas formas a Iñigo Urkullu, uno de los referentes de su militancia, y su sustituto cazado al vuelo, Imanol Pradales, todavía está en periodo de rodaje.
Aunque su figura pueda despertar simpatía entre las bases, hay quienes se quejan de que su Gobierno parece estar echando por tierra el trabajo del anterior. Y sobre toda la organización pende ahora la incógnita de si la Asamblea General que arranca oficialmente va a suponer una renovación de las direcciones nacional y territoriales. Muchos estarán muy atentos a lo que pueda decir Andoni Ortuzar.
De momento, el presidente del EBB ha llamado la atención de su militancia sobre la trascendencia de este Alderdi Eguna, con el que el PNV intentará hacer una demostración de fuerza y de unidad.
En el inicio de curso en Zarautz, el 30 de agosto, Ortuzar mitineó que «hace falta un PNV fuerte, con una organización revitalizada y actualizada, con un proyecto político que reafirme nuestras metas abertzales y marque la trayectoria a seguir para lograrlas. Un PNV que, como ha hecho siempre, sepa actualizar sus propuestas para que la sociedad vasca conecte con ellas. En el próximo Alderdi Eguna pondremos en marcha la Asamblea General».
Es un proceso sobre el que Ortuzar quiso remarcar que «quién va a estar en el EBB es la última parte de este proceso, y tiene que ser consecuencia de las dos variables fundamentales: proyecto y organización. Hay que fijar nuestro proyecto político para el próximo tiempo, hay que ver cuál es la organización que requiere ese proyecto político y, después, hay que elegir a las personas más idóneas para llevarlo a cabo. Por ese orden». Y aseguró que todo estará en manos de la afiliación y de las asambleas.
EN 2023 NO SE ALZÓ EL VUELO
Al margen de lo relativo a la Asamblea General, el EBB ya hizo también en 2023 un llamamiento especial a acudir al Alderdi Eguna. Incluso se remitió una carta de Andoni Ortuzar a cada afiliado. Las elecciones a Congreso y Senado y las municipales y forales habían dejado tocada la autoestima jeltzale.
En la convocatoria de 2022, el propio partido admitió que se había producido «un pinchazo», pero todavía se estaban dando los coletazos del Covid-19. En 2023 superaron aquella cifra, pero la imagen que acompaña estas letras muestran la verdadera dimensión de la concentración. Había 2.700 sillas (contadas por este diario) y de pie pueden verse algunos cientos mas. Quedan fuera de foco quienes estuvieran en las txosnas, pero la foto es del momento más importante del acto político, el discurso de Andoni Ortuzar.
¿Y AHORA QUÉ?
Precisamente ese discurso será hoy objeto de especial atención, a la espera de si Ortuzar hace algún anuncio expreso sobre su futuro o da alguna pista de si está pensando en seguir o en ceder el testigo de la presidencia del EBB. De momento, su intención pública de abrir una ronda para hablar del nuevo estatus y su presencia en la Mesa del Pacto de Salud -a la que otros partidos enviaron a sus expertos- hacen pensar que está en campaña por su reelección.
Pero es muy probable que la espera de novedades en Foronda sea infructuosa. Por lo que ha ido apuntando el propio Ortuzar en diferentes foros, lo lógico sería que no se pronunciara hasta que avance el proceso de la Asamblea General. Según repiten el presidente del EBB y otros dirigentes de la formación, «en este partido no te presentas, te presentan». Incluso hay quien ha llegado a decir que «si te presentan, no te puedes negar».
Andoni Ortuzar llegó a la presidencia del EBB en enero de 2013, después de que Iñigo Urkullu hubiera saltado de Sabin Etxea a Ajuria Enea. Tiene en este momento 62 años y algo más de dos meses de edad (13 de julio de 1962), más o menos los mismos que tenía Iñigo Urkullu (18 de setiembre de 1961) cuando en noviembre de 2023 se conoció que Sabin Etxea le daba por amortizado y apostaba por un relevo generacional.
Ortuzar revalidó el cargo al frente del EBB en febrero de 2016, y después, el 10 de diciembre de 2020, en una Asamblea General del PNV marcada por la pandemia y las mascarillas, fue reelegido por unanimidad. Pero si ahora quiere o no volver a presentarse depende únicamente de él y de la percepción de que una mayoría de quienes participen en el proceso interno no vetarán su continuidad.
¿QUÉ DICEN LOS ESTATUTOS?
El artículo 98 de los estatutos en vigor del PNV recoge que «la reelección de los cargos internos solo podrá efectuarse por una sola vez, debiendo transcurrir un mandato para poder acceder a una nueva elección». Aunque se acepta la excepción de que «no obstante, la asamblea competente para la elección de tales cargos podrá, de manera expresa e individualizada, excepcionar la aplicación de esta limitación a la reelección». Esto supone que mantenerse en los cargos internos más de ocho años debería ser una excepción.
¿Qué ocurre si, pese a todo, las bases siguen proponiendo a los mismos burukides para mantenerse al frente del partido? Pues que según el artículo 99, «podrá excusar la aceptación de la nominación» tanto para continuar en el mismo cargo como para «uno nuevo».
Por lo tanto, la renovación de los cargos internos del PNV no depende tanto de la militancia, sino de las decisiones que adopten sus dirigentes, que avalarán luego las bases.
¿HAY RELEVO?
Cuando se consulta sobre el futuro de Andoni Ortuzar lo primero que surge es la pregunta de quién puede ser su relevo. Y las miradas se fijan en la actual presidente del BBB, Itxaso Atutxa. Pero de inmediato aparece la evidencia de que esto nunca podría entenderse como una renovación, sino como un ejercicio de pura continuidad.
Desde diferentes lugares geográficos y políticos llegan noticias del malestar de sectores de las bases con la actual dirección, pero no hay síntomas de que esas conversaciones de barra o internet cristalicen en una alternativa factible.
Por otro lado, hubo un tiempo en el que se hablaba de un sector oficialista y otro crítico guipuzcoano en el PNV. Pero el pacto interno que siguió a la marcha de Josu Jon Imaz, la elección de Iñigo Urkullu y el reparto de puestos acabó con aquello. Ahora parece que predomina más el agrupamiento por familias o clanes, que malas lenguas internas identifican más con el comportamiento de las mafias que con el de los partidos.
Porque el PNV es más que un partido. Hay enormes esferas de poder que controlar y favores que repartir y aplicar además la LTH interna. Y no se ve para ello relevo a la estructura de los hoy veteranos Jovenes Burukides Bizkaitarras que se acercan a la jubilación.