El sector vasco de la automoción contiene el aliento ante la aguda crisis de Volkswagen
La automoción vasca contiene el aliento ante la posibilidad de que la aguda crisis que vive Volkswagen termine afectando a un sector que representa en la economía de Hego Euskal Herria más del 25% del PIB y que genera más de 40.000 empleos.
Preocupación e inquietud son algunos de los términos que intentan reflejar cómo se está viviendo en Hego Euskal Herria los fuertes recortes que se anuncian en Volkswagen para Alemania y la posibilidad de que la crisis del grupo termine afectando al sector vasco de la automoción, que supone más del 25% del PIB y genera más de 40.000 empleos.
Según ha anunciado el director financiero del grupo, Arno Antlitz, Volkswagen ganó 7.590 millones de euros entre enero y septiembre de 2024, lo que supone un 33,1% menos que un año antes, tras firmar su peor trimestre del año, con una reducción de su beneficio del 68,8% interanual, ante la caída de sus ventas en China, cuyas marcas se han convertido en un competidor feroz.
Para Antlitz, esos resultados significan que «la marca fabrica coches excelentes, pero no gana lo suficiente para invertir en su futuro con sus propios recursos». Y ha apuntado que son consecuencia de «la intensificación del entorno competitivo y una transformación de la industria hacia la movilidad eléctrica más lenta de lo esperado». En definitiva, que la apuesta por el coche eléctrico no despega.
Por ello, ha calificado de imprescindible que la compañía «intensifique sus esfuerzos para seguir siendo competitivos y lo tiene que hacer ya, porque cualquier retraso sería irresponsable».
Cerrar tres fábricas de diez
Como «la oferta es elevada, mientras que la demanda ha disminuido debido al exceso de capacidad del mercado, la subida de precios no es una opción», por lo que, según el director financiero de Volkswagen, solo cabe «una opción: reducir costes y aumentar la productividad, especialmente en las plantas alemanas».
Sobre estas últimas, el consejero delegado de la marca, Thomas Schäfer, ha señalado que «nuestros costes son actualmente entre un 25% y un 50% más altos de lo que habíamos planeado, lo que significa que las plantas de Alemania son el doble de caras que la competencia». Y el objetivo es reducir los costes del grupo en unos 4.000 millones de euros.
¿En qué se traduce todo esto? Nada menos que en el cierre de tres de sus diez fábricas en suelo germano, según ha denunciado la presidenta del comité de empresa del grupo, Daniela Cavallo. A lo que se sumaría reducir el tamaño del resto de plantas y realizar despidos, lo que pondría en peligro unos 23.000 puestos de trabajo en el país, donde el grupo cuenta con unos 120.000 empleados. Asimismo, se plantea una reducción de la masa salarial del 10%.
La tijera se va a meter a conciencia en Alemania y parece que solamente allí, pero en el resto de plantas de Volkswagen no puede evitarse el nerviosismo ante la posibilidad de que, a futuro, los recortes les lleguen a afectar. Así, en Nafarroa, el presidente del comité de empresa, Alfredo Morales, ha reconocido que «las noticias son muy impactantes» y preocupan «muchísimo» hasta ver dónde llega la «onda expansiva».
El 30% del PIB de Nafarroa
Pero no solo la plantilla de VW Navarra contiene el aliento, ya que todo lo que afecte a la planta de Landaben se extiende al conjunto del herrialde, puesto que el sector de la automoción representa alrededor del 30% del PIB y genera 13.000 empleos directos aglutinados en 120 empresas. Su volumen de negocio alcanza los 6.500 millones de euros y es el responsable del 46% de las exportaciones.
El 5,5% de todo el empleo del herrialde depende de la industria del automóvil, un índice que baja al 3,2% en Araba, Bizkaia y Gipuzkoa, aunque este también es muy superior al estatal, que se queda en el 1,1%.
La locomotora de este trascendental sector económico es Volkswagen Navarra, que da empleo a 4.577 personas, de las que entre el 15% y el 16% son mujeres, según datos facilitados por la planta. Esta plantilla suele realizar una media de 300.000 vehículos al año, aunque esa producción bajó el año pasado a 273.273 a causa del proceso de adaptación a la electrificación.
A diario se fabrican 1.438 coches, lo que supone que sale de la línea un vehículo cada 55 segundos y cada trabajador fabrica 70 coches de media al año, después de que se inviertan 14 horas en la fabricación de cada coche. El 91,7% de la producción de la planta de Landaben se exporta a Alemania, el Estado francés e Italia, como principales destinos, con el Estado español en la cuarta posición.
Unos datos que el presidente de Volkswagen Navarra, Michael Hobusch, ha calificado como «una de las mejores producciones del grupo», ya que es la cuarta fábrica mundial de la marca en este terreno, por detrás de Wolfsburg, Puebla y Bratislava. El pasado año, en Landaben se produjo el 10% de los coches ensamblados por Volkswagen en todo el mundo.
85,5 millones de beneficio
Estas cifras hicieron que en 2023, Volkswagen Navarra tuviera un beneficio después de impuestos de 85,5 millones, un 2,2% menos que el año anterior y que la dirección ha atribuido a las obras de adecuación de las instalaciones para el lanzamiento de coches eléctricos y a la falta de piezas derivada de la escasez de semiconductores.
En lo que corresponde a las inversiones, alcanzaron el año pasado los 75,2 millones de euros, de los que 52,1 se destinaron a trabajos relacionados con los dos futuros modelos eléctricos, dentro de «un plan de futuro muy consistente para hacer realidad la transformación hacia la movilidad eléctrica», según ha destacado Hobusch.
Efectos en los proveedores
Aunque se apueste por la electrificación como fórmula de futuro para el sector de la automoción, lo cierto es que ese cambio también tiene sus consecuencias negativas y, al mismo tiempo, genera controversia.
Por un lado, destacan los efectos sobre los proveedores, ya que para algunos supone perder mercado y llegar a cerrar. Un ejemplo de esos efectos negativos es Antolín, proveedora de Volkswagen, que ha anunciado el cierre de su planta del polígono Arazuri-Orkoien tras no conseguir renovar el contrato de suministro y quedarse fuera de la producción del coche eléctrico de la planta de Landaben. Un total de 108 personas, de las que el 60% son mujeres, pierden su puesto de trabajo.
Y en relación a la controversia que genera este proceso, una de las voces críticas es la del presidente de la firma vizcaina de componentes de automoción CIE Automotive, Antón Pradera, quien ha afirmado que la política europea de transición energética en el automóvil es «un desastre», porque se basa «en multas, en lugar incentivar la demanda».
Pradera ha asegurado que en el sector están «muy preocupados», porque Europa «era dominante en el mundo, tenía campeones mundiales que podían ir a China y coger el 60% del mercado chino» y, después de tres años «buenísimos de ganar dinero», ha tenido una cierta «prepotencia, porque se ha sentido tan fuerte que podía con todo».
Incentivar la demanda ante la competencia china
Pero ese dominio se está perdiendo, porque la transición energética se está realizando «con un sistema de multas que solo nos va a afectar a nosotros» y no a sus competidores de otros continentes. Y, además, se aplica esa fórmula punitiva en lugar de «incentivar la demanda. Me parece muy bien que en 2035 todos los coches sean eléctricos, pero habrá que subvencionar la demanda, como se ha visto en China y Estados Unidos».
Esta última es la apuesta del presidente de CIE Automotive ante la «nueva competencia» de la industria china, que «se ha ido montando poco a poco desde la subvención, con unos apoyos públicos muy importantes». Así, Pekín ha conseguido contar en este sector con una industria «fantástica», mientras los europeos pierden cuota de mercado, lo que es «dramático». Pradera considera que la situación «todavía no es grave, pero va a ser grave y si no lo para alguien, va a haber un lío».
Como en el caso de Nafarroa, el peso del sector de la automoción en Araba, Bizkaia y Gipuzkoa es muy importante, ya que supone un 25% del PIB, es el responsable de la quinta parte del comercio exterior y da empleo a unas 40.000 personas.
Pero las perspectivas no son buenas, como apunta el presidente de CIE Automotive y también la patronal guipuzcoana Adegi, que recientemente hizo públicos los resultados de una encuesta que realiza sobre la coyuntura económica entre empresas del herrialde.
En la misma se aprecia que, pese a «la buena situación general», las empresas industriales de Gipuzkoa muestran signos de debilitamiento, que están «directamente relacionados con la evolución de los mercados de la UE y especialmente de Alemania», muy afectada por la crisis de Volkswagen.
De hecho, Adegi apuntó que «preocupan especialmente los mercados internacionales y dentro de estos, la Unión Europea y Alemania en el caso de la metalurgia y la automoción», ya que, en la industria, «para cuatro de cada diez empresas, las ventas disminuyeron respecto al trimestre anterior».
Esta circunstancia hace que «para el 30% de las empresas industriales, el mercado está en recesión», un porcentaje que se eleva al «40,5% en la metalurgia y productos metálicos, de la cadena del valor del automóvil». De hecho, «las empresas industriales son las que muestran una mayor preocupación por la economía internacional, con un 44,5%». Una situación que afecta al empleo, ya que «en la industria metálica prevén disminuirlo el 15% y el 20,5% en la metalurgia».
La presidenta de Adegi, Isabel Busto, destacó la incidencia de la complicada situación en Alemania, ya que «afecta directamente a las empresas industriales de Gipuzkoa, que en su inmensa mayoría son exportadoras».
Por su parte, el director general de la patronal guipuzcoana, José Miguel Ayerza, subrayó que el objetivo es «impulsar la productividad de la industria y que las empresas sean competitivas, es decir, que recuperen el terreno perdido con Estados Unidos y China, por la revolución tecnológica y la transición energética en marcha».
«Tendremos que redoblar esfuerzos para acelerar la innovación, encontrar un equilibrio entre la descarbonización y la preservación de nuestra competitividad industrial, mejorar la financiación de inversiones estratégicas o reformar la gobernanza», apuntó.
Tareas a afrontar para impulsar un sector que vive momentos de incertidumbre y que mira con preocupación hacia Alemania y Volkswagen, donde se puede estar jugando el futuro de una parte muy destacada de la economía vasca.