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BSH traslada a los 655 trabajadores de Ezkirotz su intención de cerrar la fábrica

La BSH ha anunciado a los trabajadores de su planta en Ezkirotz que pretende cerrar la fábrica de frigoríficos y lavavajillas en seis meses. Medio año es el plazo legal para presentar un ERE de extinción. El anuncio ha pillado a la plantilla por sorpresa. 

Protesta de trabajadores de BSH en apoyo al comité de empresa que acudió al Parlamento en junio pasado. (Idoia ZABALETA | FOKU)

A través de un escrito remitido a los empleados, la dirección de BSH ha trasladado que «lamentablemente, en los últimos años estamos viviendo una evolución persistentemente difícil de nuestros mercados, unido a una fuerte competencia y, a pesar de las numerosas medidas de mejora realizadas, la producción de electrodomésticos en la planta BSH de Ezkirotz ha dejado de ser competitiva».

El comunicado viene firmado por el representante del administrador único, el director general, el director del área económica y el director de operaciones y tecnología de BSH en el Estado español.

Según apuntan, el 16 de junio cesará la actividad y se negociarán las condiciones de despido de los trabajadores en el plazo de un mes desde esa fecha. 

La nota asegura que la empresa «no inicia el proceso de cierre de la planta sin haber analizado esta cuestión de forma concienzuda. Este es el resultado de un examen minucioso de varias alternativas y medidas a lo largo de los últimos años».

Los responsables de la empresa alegan que los pedidos han caído a la mitad desde 2015; los trabajadores señalan a la paulatina deslocalización

 

La decisión de un cierre en seis meses parece vinculada a los requisitos legales de un ERE de Extinción, dado que es preciso iniciarlos con medio año de antelación.

La plantilla actualmente está afectada por un ERE temporal y no trabajan los viernes. Llevan casi diez años adoptando este tipo de medidas para evitar despidos.

En una reunión mantenida en la planta la mañana de este lunes, los responsables de la empresa alegaron que los pedidos han caído a la mitad desde 2015.

Los trabajadores se han reunido en cada turno de la fábrica.

El comité ha pedido a la empresa que los tres días del mes que les quedan para trabajar, lunes, martes y miércoles de esta semana, se puedan añadir a la actividad de enero para no tener que acudir tras haber conocido la noticia de que se quedarán sin trabajo durante el 2025.

«Mazazo»

El varapalo ha sido durísimo para las familias, dado que la posibilidad de un cierre nunca había estado encima de la mesa. Y además, hacía pocos meses que se había cerrado la negociación del último convenio colectivo. 

Asier Calderón, responsable de Industria de LAB, considera que ha sido mazazo muy duro. Acusa, asimismo, a los responsables de BSH de mentir al argumentar que la planta de Nafarroa no es viable. 

Según su relato, lo que ha ocurrido ha sido una paulatina deslocalización de la producción hacia plantas ubicadas en Polonia y Turquía. 

LAB subraya, además, la situación de vulnerabilidad en la que queda la plantilla en cuanto a posibilidades de recolocación, dado que la edad media alcanza los 50 años.

ELA, por su parte, ha considerado que se trata de un ERE de extinción absolutamente injustificado cuando la empresa ha superado los 60 millones de beneficios en el conjunto del Estado.

Este sindicato denuncia las formas de la empresa al dar esta noticia y exige a la empresa y a las administraciones Públicas un plan industrial para BSH Eskiroz.

El Gobierno, a la espera de reunirse con la dirección

La lehendakari navarra María Chivite ha señalado que ha sido algo «inesperado» señalando al respecto que esta misma mañana se le ha remitido una carta en ese sentido tanto a ella como al consejero de Industria y de Transición Ecológica y Digital Empresarial, Mikel Irujo.

El aviso de BSH irrumpe como uno de los mayores problemas para el tejido industrial de Nafarroa, herrialde que apenas cuenta con una veintena de empresas que superen los 500 puestos de trabajo. Un cierre como el que ha anunciado la multinacional de matriz alemana no se ha registrado en décadas. 

El consejero Irujo, visitando las instalaciones de BSH en 2021. (Gobierno de NAFARROA)

Esto, ha agregado, «no suele ser lo común en las relaciones del Gobierno con las empresas que son habituales, diarias y continuas, en las que cuando han tenido dificultades han sabido acudir al Gobierno y este no es el caso», ha aseverado.

La presidenta, quien ha precisado que eran conocedores, por reuniones que se habían mantenido tanto con el comité de empresa como por la dirección, «de preocupaciones en la planta», ha señalado que intentaron ponerse en contacto con la dirección en Alemania a través de distintas cartas que enviaron, pero no tuvieron «en ningún momento contestación».

Chivite explica que la multinacional alemana no ha respondido a ninguna de sus cartas estos últimos meses

 

Ha informado, además, de que el consejero Irujo ya ha solicitado una reunión con la dirección en Nafarroa para que le explique en qué se concretan esos seis meses que se han abierto de periodo de consultas «porque tampoco sabemos qué es lo que va a pasar en la planta», ha apuntado.

No obstante, ha remarcado, su prioridad van a ser los trabajadores y pondrán «todos los recursos encima de la mesa para que su situación sea la mejor posible».

Ha añadido que el consejero ya ha solicitado, a petición propia, una comparecencia en el Parlamento de Nafarroa para dar todas las explicaciones oportunas.

Por su parte, Laura Aznal, de EH Bildu, ha considerado que se trata de una deslocalización empresarial «por fascículos».

«Frente a la amenaza de deslocalización y la hiperglobalización debemos proteger nuestra industria y su empleo», ha manifestado Aznal.

Cuarta planta cerrada en veinte años

Esta es la cuarta planta del grupo en Euskal Herria que se cierra en el plazo de veinte años. Primero BSH liquidó la planta de Etxarri-Aranatz, posteriormente la de Lizarra y más tarde la de Gasteiz, si bien esta última sigue abierta (aunque con un ERTE en marcha) tras su venta a un grupo catalán. BSH está conformada por las alemanas Bosch y Siemens y la aragonesa Balay.