Juanjo Basterra
BILBO

BBK, Kutxa y Vital serán fundaciones de carácter privado

Los consejos de administración de BBK, Kutxa y Vital han aprovechado la adaptación a la nueva ley aprobada con celeridad en el Parlamento de Gasteiz para introducir un cambio esencial: su conversión en fundaciones de carácter privado, adelantándose, incluso, a los pasos de Madrid.

Xabier Iturbe (Kutxa), Mario Fernández (BBK) y Carlos Zapatero (Vital), en diciembre pasado, tras la constitución de Kutxabank. (Jon HERNÁEZ/ARGAZKI PRESS)
Xabier Iturbe (Kutxa), Mario Fernández (BBK) y Carlos Zapatero (Vital), en diciembre pasado, tras la constitución de Kutxabank. (Jon HERNÁEZ/ARGAZKI PRESS)

Aprovechando la excusa de la crisis económica y financiera, diferentes voces autorizadas de los gobiernos y de las entidades financieras están transmitiendo la necesidad que tienen de provisionar más beneficios para aumentar las garantías de solvencia. A cambio, reducirán las partidas que irán a la Obra Social, porque son vasos comunicantes. En el ámbito de Araba, Bizkaia y Gipuzkoa, las entidades Vital, BBK y Kutxa cedieron a Kutxabank el negocio financiero y se quedaron con la Obra Social, cada vez más mermada, como indican los datos oficiales, porque los beneficios han caído.

La semana pasada dieron un nuevo paso aprovechando, en este caso, la necesidad de adaptarse a la nueva legislación de cajas, que fue aprobada con celeridad en junio en el Parlamento de Gasteiz, para, entre otras actuaciones, restar representatividad a los municipios.

Los consejos de administración de las tres cajas, celebrados hace unos días, modificaron la naturaleza de las entidades. El próximo 26 de julio se celebrarán las asambleas en Donostia, Bilbo y Gasteiz para ratificar o no esos cambios. Así, a falta de conocer con exactitud los estatutos de Kutxa, tanto los de Caja Vital como los de BBK revelan que son «entidades de crédito sin ánimo de lucro, constituidas como fundación de naturaleza privada y carácter social». Supondrá el inicio del fin de la Obra Social, como estaba determinada hasta este momento porque, o han desaparecido las cajas, o no tienen recursos para hacer frente a las necesidades sociales que atendían. En el Estado español, desde 1947 a 2011, se han gastado casi 35.000 millones en esas mejoras sociales, que fueron seña de identidad de las cajas de ahorro. Las vascas destinaron en 2011 unos recursos del 2,3% del PIB a la Obra Social, similar a la cantidad que aportaban en 1999, doce años antes, según la Federación de Cajas Vasco-Navarras. En este caso, los datos de Kutxa son los peores, puesto que desde la entrada en la crisis económica, se han ido reduciendo las cantidades de forma acelerada. En 2007 destinaron 54,1 millones, pero en 2011 se han quedado en 5 millones. Además, se está produciendo una venta del patrimonio emblemático de la Obra Social en Gipuzkoa. BBK en Bilbo también ha vendido al Ayuntamiento de la capital su principal edificio de la plaza Circular en la Gran Vía.

Javier Quesada, de la Universitat de València, en un artículo publicado por la Fundación de Cajas de Ahorro (Funcas) sobre ‘El futuro de la Obra Social de las cajas’, admite que entre 2009 y 2012 la caída en la dotación de la obra social en Kutxa se acerca al 60%; en Caja Vital, a casi un 20% y en BBK, la más estable, ha reducido en ese período en el entorno del 2,5%.

«Benéfico-sociales»

Hace seis meses, sin embargo, la redacción de los estatutos de las tres cajas en su epígrafe sobre la naturaleza no dejaba posibles dudas, ya que se refería de una manera directa solo a «instituciones benéfico-sociales». Así se aprobó en las diferentes asambleas que se celebraron en otoño de 2011, cuando se decidió la integración en Kutxabank de la parte financiera y el patrimonio de sus participadas, mientras que en las tres cajas se quedaron con la gestión de la Obra Social. Siete meses después cambiará esa seña de identidad y de objetivo.

De esta manera, las cajas vascas se adelantan, incluso, a la normativa que el Gobierno español está elaborando en relación a la obtención de los 100.000 millones de inyección para las entidades financieras. Algunas fuentes indican que la normativa que está preparando el ministro español de Economía, Luis de Guindos, garantizará su control a Madrid, dado que prevé modificar la legislación de las fundaciones para que sean de su competencia exclusiva.

El equipo que dirige Mario Fernández ha dado la vuelta por completo a las cajas en poco más de un año. Las transformó en un banco, por un lado, y en este momento el carácter histórico de la Obra Social cambiará el próximo 26 de julio, ya que se convertirán en fundaciones de carácter privado.

El consejero de Economía y Hacienda, Carlos Aguirre, ya desveló hace unas semanas en una entrevista en GARA que Kutxabank este año tendrá que provisionar más beneficios para mantener la solvencia, lo que «mermará los recursos que destine a la Obra Social de las cajas», para lo que dijo que «habrá que elegir entre algunos servicios y otros». En este caso, hay que tener en cuentra que las entidades vascas han tenido que provisionar en la primera reforma financiera 650 millones; en la segunda llegó a 855 millones y se calcula que en esta tercera tendrá que poner otros 800 millones, lo que reducirá de forma directa los beneficios.

Javier Quesada reconoce, además, que esta situación se produce por «la urgente necesidad de recapitalizar las entidades para afrontar las pérdidas y alejar el riesgo de quiebra de su panorrama inmediato». A su juicio, las reformas del sector financiero «no solo acarrearán la desaparición de las propias cajas [como así ha sido], sino también la de algunos objetivos sociales que las cajas han perseguido hasta la fecha».

Los nuevos estatutos confirman que el objeto de BBK, Vital y Kutxa (aunque el texto de ésta no está disponible todavía) en cuanto a entidad de crédito «se desarrollará indirectamente a través de Kutxabank». Promocionará «la formación, captación y capitalización del ahorro, por cualesquiera de las formas que considere más adecuadas y admitidas por la normativa vigente haciéndolo productivo». Otro fin que recogen los estatutos, es «facilitar a los clientes la participación en inversiones y, en general, la colocación de capitales de la forma que sea más beneficiosa para sus intereses».