La noche ha sido movida, y el «muro popular» construido en Aske Gunea ha tenido que trabajar duro para evitar la detención de los ocho jóvenes donostiarras condenados a seis años de cárcel por el Tribunal Supremo.
A eso de la medianoche, varias furgonetas de la Ertzaintza, con luces y sirenas activadas, se acercaban hasta el Boulevard donostiarra, donde cerca de 500 personas dormían alrededor de los condenados.
A raíz de la presencia de los agentes, la gente se ha sentado en el suelo protegiendo a los jóvenes donostiarras que este martes recibieron la orden de detención. Gritos de ‘Ez gaituzue geldituko!’, ‘Euskal gazteria aurrera’ o ‘Ez diegu utziko eramaten’, han acompañado los momentos de tensión.
Percatados por el gentío del lugar, la Ertzaintza ha decidido marcharse sin detener a los jóvenes, lo que ha sido motivo de alegría. ‘Jo ta ke, irabazi arte’, ha sido uno de los gritos más repetidos tras el abandono de los agentes.
Sin embargo, esa no ha sido la única visita que han recibido durante esta madrugada. La Policía autonómica regresaba al Boulevard sobre las 04.00. Y el resultado ha sido el mismo. Solidaridad y apoyo a los ocho jóvenes para evitar por segunda vez consecutiva su detención.
Uno de los condenados, Oier Lorente, no ha podido contener su emoción tras lo sucedido. «La ostia», ha sido el termino que ha utilizado para definir la conducta de las personas que les han protegido.
Por su parte, Aitor Olaizola, otro de los condenados, ha relatado que tras percatarse de la presencia de la Ertzaintza ha despedido a su pareja y a sus familiares. Cree que la actuación de los agentes ha sido un acto de «provocación» y ha agradecido la solidaridad que han recibido.