La juez del Tribunal de Toulouse encargada de instruir la desaparición de Jon Anza, Miryam Viargues, ha ordenado el cierre del caso y ha remitido la orden a la Fiscalía para su archivo. Sin embargo, esta decisión ha sido recurrida por la familia, que considera que aún no se han aclarado las circunstancias sobre su fallecimiento.
Los abogados de la familia del desaparecido militante de ETA aseguran que la magistrada ha reconocido que existen anomalías en el caso, aunque elude investigarlas. Los letrados afirman que la jueza considera que Jon Anza falleció de muerte natural.
Tres años después de su desaparición (el 18 de abril de 2009), la familia tiene todavía preguntas sin respuesta y afirman que existen aún sombras sobre este caso. Se preguntan por qué elude investigar las razones por las que el cuerpo de Anza apareció diez meses después de su muerte, por qué rechaza investigar las partes que ella misma presentó a sus allegados como anomalías o por qué razón no investiga la pertenencia de Anza en ETA y las razones de su desaparición y de su muerte.
El pasado mes de febrero, la Fiscalía solicitaba el archivo del caso sin esclarecer qué fue lo que ocurrió durante los días que estuvo desaparecido. Ahora la juez ha ordenado el cierre del caso, aunque la familia ya ha recurrido.
Jon Anza desapareció el 18 de abril de 2009 y sus restos mortales fueron hallados el 11 de marzo de 2010 en una morgue de Toulouse. La versión oficial sostiene que el 29 de abril de 2009, diez días después de que Anza llegara en tren a Toulouse procedente de Baiona, una patrulla de la Policía Local vio a una persona que llama su atención. Era medianoche y el parque del Boulevard Strasbourg, en que le encontraron con síntomas de desvanecimiento a Jon Anza, no era un lugar concurrido a esa hora. Anza apareció inclinado sobre el jardín, los policías previnieron a los servicios de urgencia. Los bomberos y el SAMU se personaron en el lugar. Perdió la consciencia. Le apliaron un masaje cardiaco. Fue reanimado y trasladado sin demora al Hospital Purpan. En ese centro hospitalario falleció el 11 de mayo sin que en ese tiempo recobrase la consciencia.
Sin embargo, antes y después de las dos fechas clave del 18 de abril y el 11 de mayo se agolpan los interrogantes. Las preguntas se suceden, aunque no existen respuestas.
«Zonas sombrías»
El pasado mes de marzo ‘Le Journal du Pays Basque’ publicaba un extenso dossier sobre el caso Anza, donde a lo largo de ocho páginas ponía de relieve nuevas fallas en la investigación judicial.
Destacan entre ellas ciertas lagunas en la investigación y el papel jugado por la Subdirección Antiterrorista (SDAT). El 20 de mayo de 2009, el agente de Baiona Franck Ayçoberry solicitó por fax que se comprobara en los hospitales entre la capital labortana y Toulouse si había algún paciente llamado Jon Anza o si alguna persona sin identificar correspondía a la foto que se adjuntaba.
Desde Toulouse respondieron que no había habido «ninguna admisión en los establecimientos de Rangueil, Purpan, Larrey y Psy Marchand». Lo cierto es que ese día, el 20 de mayo de 2009, el cuerpo de Jon Anza se encontraba en la morgue del hospital Purpan.
Otro elemento sorprendente sucede en el juzgado de Toulouse. El 4 de mayo de 2009, los servicios jurídicos del hospital pidieron al ayudante del fiscal Renaud Soubelet que investigara la identidad de un paciente que había sido hallado inconsciente.
Desde el juzgado se afirma que dos días después se remitió un fax a la comisaría de Toulouse para poner en marcha las pesquisas. Sin embargo, dicho documento no aparece por ninguna parte. El 12 de marzo de 2010, tras la identificación de Jon Anza en la morgue, los policías hallaron el fax original en el juzgado.