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Zestoa

La empresa TS Fundiciones solicita el concurso de acreedores

La empresa TS Fundiciones ha solicitado al juzgado el concurso de acreedores con el objetivo de «reestructurar» la compañía y «retomar la senda de la viabilidad y competitividad».

Protesta de los trabajadores de la empresa la pasada semana frente a la sede de Kutxa. (Andoni CANELLADA/ARGAZKI PRESS)
Protesta de los trabajadores de la empresa la pasada semana frente a la sede de Kutxa. (Andoni CANELLADA/ARGAZKI PRESS)

La empresa de Zestoa, que emplea a 160 personas, ha presentado ante el Juzgado de lo Mercantil de San Sebastián la solicitud de concurso «con continuidad», ya que su intención es acudir a este procedimiento para «reordenar la difícil situación que vive y retomar la senda de la viabilidad».

La fundición guipuzcoana, que se encontraba en situación de preconcurso de acreedores desde el 7 de noviembre, arrastra una deuda de 28 millones de euros, mientras que prevé facturar este año 20 millones, lo que hace que el proyecto «no sea viable salvo que se modifique significativamente la estructura de la empresa», ha explicado la dirección de esta firma en un comunicado.

La pasada semana la plantilla de la empresa se manifestaba frente a la sede central de Kutxa en Donostia, donde denunciaron que «Kutxabank es el principal acreedor que tiene la empresa» y «también culpable, junto con el accionariado de TS, de la situación» que vive la compañía.

La plantilla de TS Fundiciones defiende que la compañía es «viable» y reclaman a la dirección un plan industrial que permita el mantenimiento de los puestos de trabajo, ya que a su juicio el plan de viabilidad planteado únicamente incide en la reducción de trabajadores y en el empeoramiento de sus condiciones laborales.

El plan incluía reducir su plantilla en 50 personas, hasta situarla en 110 trabajadores, bajar los salarios un 25% y aumentar la jornada anual en 100 horas.

La dirección explica que la demanda de clientes de TS Fundiciones ha caído un 43% en toneladas entre los años 2012 y 2013, debido a la apuesta por el producto chino que están haciendo «prácticamente todos los compradores» y a que, en la actual situación de crisis, otros fabricantes han optado por potenciar sus propias fundiciones.

Desde que la empresa se implantó en el barrio de Arroa en el año 2007 no ha sido capaz de generar beneficios, siempre según la dirección, con la excepción del ejercicio 2008, por lo que ha acumulado unas pérdidas de más de 22 millones de euros hasta setiembre de 2013.