Muchos de quienes a través de la brutal represión afianzaron durante décadas el régimen franquista siguen ostentando en 2014 honores y distinciones en el Ayuntamiento de Bilbo. De anécdota puede calificarse el acuerdo plenario de 31 de mayo de 2001, cuando por decisión unánime de la Corporación a iniciativa de PNV y EA, se le retiraron a Francisco Franco Bahamonde y a otros jefes militares que participaron en 1937 en la toma de la capital vizcaina.
De las 522 distinciones otorgadas desde el 8 de enero de 1938 al 9 de marzo de 1978 -en su inmensa mayoría a personajes vinculados a la dictadura o al golpe militar- solo se revocaron veinte. Sorprende la pasividad de las sucesivas corporaciones desde 1979 y que, en los últimos años a raíz de las iniciativas por la recuperación de la memoria histórica, no se haya actuado.
Fue en el primer mandato de Iñaki Azkuna cuando se retiraron los honores a Franco, el mismo alcalde que se obceca en no retirar el paseo que reconoce en el parque de Doña Casilda a Rafael Sánchez Mazas, fundador de la Falange, procurador en Cortes y ministro de Franco, o que no obliga al Gobierno español a quitar el escudo franquista del edificio de Hacienda en la céntrica plaza Moyúa, argumentando que está incluido en los catálogos de «interés cultural» de Lakua.
Un dictamen técnico redactado en octubre de 2012 por encargo de la Dirección de Derechos Humanos recomendó su retirada, «teniendo en cuenta el impacto social que genera su presencia en el espacio público, al suponer una `exaltación de los enfrentados'». En ese documento presentado al final del Gobierno de Patxi López se invita a las instituciones a revocar «todos los acuerdos de concesión de medallas del oro, de nombramientos como hijos adoptivos o predilectos y de similares actos de homenaje a todos los personajes vinculados a la dictadura franquista».
A pesar de que se retiraron los honores a algunos militares que participaron en la caída de Bilbo, hay otros que mantienen su medalla de oro como Fidel Dávila Arrondo, jefe del Ejército del Norte a la muerte de Emilio Mola, que fue ministro de Defensa Nacional en el primer Gobierno de Franco. Ocupó con sus tropas Bizkaia, Cantabria y Asturias, y luego sería el estratega de la batalla del Ebro y la toma de Catalunya. En 2008, fue uno de los 35 altos cargos del franquismo imputados por la Audiencia Nacional en el sumario instruido por Baltasar Garzón por los presuntos delitos de detención ilegal y crímenes contra la humanidad cometidos durante la guerra y la dictadura.
Dávila Arrondo comparte distinción con Camilo Alonso Vega, quien dirigió el golpe en Gasteiz en 1936 y sería ministro de Gobernación; José López Pinto, que tuvo un papel destacado en la caída del Frente del Norte; el almirante Manuel Moreau Figueroa, que ordenó el bloqueo naval en el Cantábrico; el militar gasteiztarra Luis Orgaz Yoldi; o el responsable de la aviación franquista, Alfredo Kindelan Dyany, que coordinó con la Legión Condor alemana y la Aviación Legionaria italiana.
Pero no solo son militares a quienes el Ayuntamiento continúa brindando honores por «los servicios prestados». El primer alcalde franquista, José María Areilza, a quien se recuerda por el discurso de apología del fascismo realizado el 8 de julio de 1937 poco después de la toma del Botxo, la posee.
Más distinción -medalla de oro e hijo predilecto de la villa- mantiene otro falangista que llegó a a ser primer edil, José Félix Lequerica Erquiza. Después, por su reconocida condición de filonazi fue enviado por Franco como embajador a París, donde acosó con el apoyo de Hitler y Petain a los exiliados. Fue clave, por ejemplo, en la detención en 1949 por parte de la Gestapo a petición de la Policía franquista del presidente de la Generalitat, Lluís Companys, y del político e intelectual socialista bilbaino Julián Zugazagoitia, quienes fueron entregados y fusilados.
Quien también mantiene ambos títulos es el político requeté Esteban Bilbao Eguia, que fue ministro de Justicia (1939-1943) y presidente de las Cortes (1943-1965). Su nombre figuró también en el sumario que el juez Garzón instruyó en 2008. Tiene una medalla de plata otro conocido requeté, Jaime del Burgo Torres, a quien se la dieron en agosto de 1943.
Alcaldes y gobernadores
Los alcaldes bilbainos, en su mayoría jefes de la Falange local, recibieron condecoración, como José María Oriol y Urquijo en 1941, Joaquín Zuazagoitia y Ascorra en 1969, Lorenzo Hurtado de Saracho en 1964 y Javier de Ybarra y Bergé en 1970.
También se «agradeció» la labor de gobernadores civiles como Rodrigo Vivar Téllez, Antonio Ibáñez Freire y Genaro Riestra Díaz, que son recordados por la brutal represión desatada en aquellos oscuros tiempos. El Consistorio también distinguió a ministros como Jorge Vigón Suerodiaz, Federico Silva Muñoz, Gregorio López Bravo y José Luis Villar Palasi, aunque sobresale la medalla de oro que se otorgó a título postumo al presidente del Gobierno Luis Carrero Blanco, quien cuatro jornadas antes había sido víctima en Madrid del atentado de ETA que acabó con su vida y condicionó el futuro del régimen fascista.
Medallas de plata y bronce obtuvieron numerosos militares y requetés fallecidos en combate. o falangistas como Felipe Sanz Paracuellos -jefe en Bizkaia- que murieron en asaltos a prisiones a raíz de los bombardeos. Asimismo, en 1955, hubo medallas de oro para la los excautivos y excombatientes, la Sección Femenina en 1964, o a la Guardia Civil, Policía Armada y Cuerpo General de Policía en 1975.
También fueron condecorado en 1941 el comandante de la Guardia Civil Miguel Arricivita Vidondo, quien se sublevó en Iruñea contra la República y combatió luego a guerrillas y maquis en los montes leoneses, desatando una brutal represión. En 1949, el Consistorio bilbaino se la otorgó al aviador Eduardo González Gallarza, que fue ministro del Aire y promovió el polígono de tiro de Bardenas.