En una intervención en la ciudad de Aberdeen, Cameron ha rechazado las críticas que lo acusan de «alarmismo» y ha asegurado que su intención es «advertir a un amigo. No quiero que se les venda a los escoceses un sueño que después desaparezca».
«Hay que ser muy claro. No hay vuelta atrás, no habrá repetición. Esta es una decisión para siempre. Si Escocia vota ‘sí’, el Reino Unido se dividirá y seguiremos caminos diferentes», ha manifestado.
Cameron ha pedido que el voto no esté sujeto al desencanto con las actuales políticas de Londres: «Si no os gusto, yo no voy a estar siempre, si no os gusta el Gobierno, tampoco va a durar para siempre, pero si os vais ahora, sí que será para siempre».
La separación, según Cameron, significará que Escocia pierda la libra, dividir un Ejército «construido durante décadas», instaurar fronteras internacionales, vetar a los escoceses el uso de la amplia red de embajadas que la diplomacia británica tiene repartida por el mundo, trasladar la mitad de las hipotecas de los ciudadanos a entidades extranjeras y una excesiva exposición del dinero del contribuyente al sector financiero en caso de colapso. «Todo esto no son signos de interrogación, un quizá, estos son los hechos: la independencia representa el fin de todo lo que hemos compartido».
Cameron ha defendido «el gran proyecto sin precedentes» de transferencia de competencias en materia de impuestos, gasto y partidas de bienestar, entre otras, como la prueba de que Westminster está dispuesto a atender a las ambiciones de autogobierno de Edimburgo.
En este sentido, subrayó que la independencia no es la solución, ya que el «cambio más rápido, seguro y justo pasa por permanecer juntos», una opción que permite tener «lo mejor de los dos mundos. No dejéis que nadie os diga que no se puede ser un escocés orgulloso y un británico orgulloso a la vez».
Salmond denuncia la «intimidación» de Londres
La intervención del líder británico ha llevado al Scottish National Party (SNP) a insistir en las acusaciones de «alarmismo». El ministro principal escocés, Alex Salmond, ha considerado que los contrarios a la independencia se encuentran en «estado de pánico» y han optado por la «intimidación».
Salmond ha participado en un encuentro con empresarios, en el que ha señalado que con la indepedencia «podemos diseñar una política económica y de empleos para nuestras necesidades, para construir una economía más resistente para el futuro».