En declaraciones desde La Habana, Pastor Alape, uno de los negociadores de las FARC, ha sostenido que «el cese el fuego bilateral es urgente para la nación y esa noticia la espera el país».
El dirigente guerrillero, que ha lamentado lo sucedido, ha incidido en que más allá de determinar si ha sido una «emboscada, contra emboscada o un asalto», lo que hay que «mirar es que hay unos colombianos muertos y eso es lo que hay que parar».
En opinión de Pastor Alape, «no se explica que en medio de este proceso de paz, en el que la guerrilla decreta una tregua, se desarrollen operativos contra esa guerrilla». En este sentido, ha recordado «la muerte de otros compañeros que han caído, también durante el cese unilateral».
Retomar los bombardeos
El Ejército de Colombia ha confirmado la muerte de esos diez militares. El presidente Juan Manuel Santos ha lamentado lo sucedido y ha asegurado que «esta es precisamente la guerra que queremos terminar».
El ministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón, ha subrayado que las Fuerzas Armadas colombianas «tienen y tendrán el deber de enfrentar con toda la contundencia a cualquiera que viole los derechos de los colombianos».
Posteriormente, Santos ha levantado la orden de suspender los bombardeos contra los campamentos de las FARC. En una alocución desde la ciudad de Cali, Santos ha subrayado que el ataque es producto de «un ataque deliberado, no fortuito de las FARC y eso implica un claro rompimiento de la promesa de un cese al fuego unilateral», que esa guerrilla inició el pasado 20 de diciembre.