El juicio por un triple intento de atentado en 2001 con un lanzamisiles contra el entonces presidente del Gobierno, José María Aznar, ha quedado visto para sentencia.
En el banquillo se han sentado Luis Iruretagoiena, Pello Olano, Goio Jiménez y Juan Mari Mujika. El fiscal pide para el primero 72 años de cárcel, y uno menos para los otros tres. Estos últimos han negado los cargos y cualquier relación con ETA.
Iruretagoiena ha reconocido su pertenencia a la organización armada en «diversas etapas» de su vida, pero se ha desvinculado del atentado al subrayar que era «imposible» que pudiera haber manejado un lanzamisiles puesto que perdió la mano izquierda en 1983. «Me extraña mucho porque no puedo manejar ni una escopeta de caza», ha remarcado.
Toda la acusación, ha reconocido el fiscal, se basa en las declaraciones en dependencias de la Guardia Civil de Pello Olano, quien ha denunciado haber sido objeto de «torturas psicológicas y físicas. «Me gritaban, me pegaban en la cabeza y me obligaban a hacer flexiones hasta que caía en el suelo», ha recordado.
Por el contrario, dos agentes han aseverado que Olano se autoinculpó y señaló a los otros tres acusados de manera «espontánea».
El fiscal ha reconocido «no contar con una prueba directa» más allá de esta declaración, lo que «podría no ser suficiente» si no fuera porque «hay datos objetivos que corroboraron su testimonio». Los lanzamisiles fueron encontrados en el Estado francés en 2004. Según la tesis del fiscal, dos años después de que los acusados los entregaran a ETA por su mal funcionamiento. «Es un dato objetivo y la existencia de estos lanzamisiles no es algo inventado por Olano».
La defensa ha pedido la libre absolución de los procesados al alegar «falta de prueba» reconocida por el fiscal y las torturas denunciadas por Pello Olano.