Años de trabajo e investigación que un nutrido grupos de médicos de distintas especialidades comenzó cuando la incineradora se proyectó en Txingudi. Ha llovido mucho, pero el debate es actualidad. Cambia el escenario, Zubieta, pero no los mensajes que losfacultativos que conforman GEIS han trasladado desde entonces. En una comparecencia ofrecida esta misma tarde en Donostia, han puesto nombre y apellidos a una realidad a la que hay que mirar de frente: malformaciones, tumores, cánceres y otros efectos nocivos en la salud.
Para extraer sus conclusiones han analizado «rigurosos estudios publicados en medios con impacto», y lo han hecho desde un punto de vista «exclusivamente profesional», al margen de ideologías porque, ante todo, son médicos y «debemos velar por la salud». El doctor José Luis Paulín, no ha ocultado que haya estudios que afirman lo contrario, es decir, que sostengan que incinerar residuos es inocuo a la salud, pero a renglón seguido ha añadido que tampoco se debe ocultar que estas investigaciones se hacen «sin garantizar los parámetros que dan fiabilidad y calidad» al mismo.
En cuanto a los datos ofrecidos por la médico de familia Maialen Berridi, destacan el aumento de las malformaciones congénitas, como el labio leporino, que crecen un 30% en las poblaciones vecinas a esta infraestructura, y el de la displasia renal, doblándose los casos. Los tumores son otro de los efectos más significativos, según GEIS. Las probabilidades de morir de cáncer de pleura, vesícula o leucemia crecen hasta un 84%, 245 y 21%, respectivamente.
Y al margen de los gases que expulsaría la futura planta guipuzcoana, el doctor Xabier Mitxelena ha hablado de cenizas, cepas (escorias) y de dioxido de carbono. Según los datos que manejan, Zubieta expulsará 5.900 toneladas de cenizas al año. A este respecto, ha puesto el foco en los efectos que todo ello tiene no solo en nuestro cuerpo, también en las plantas, el agua y los animales. Esto es, «en la cadena trófica», porque habrá residuos que al final de todo el proceso se van a tener que enterrar como única solución, a lo que Paulín ha añadido: «incinerar no significa prescindir de vertederos, porque la incineración no hace desaparecer la materia».