Michel Tubiana, Michel Berhocoirigoin y Jean-Noël Etcheverry, los dos últimos detenidos esta noche en Luhuso cuando se disponían a efectuar un acto de destrucción de armas, habían cruzado con anterioridad cartas con la organización ETA, tras lo que esta delegó en ellos, como miembros de la sociedad civil, la responsabilidad de la destrucción de armas, con el objetivo de buscar solución a las consecuencias del conflicto. En las cartas se destacan los múltiples obstáculos puestos por parte de los gobiernos español y francés.
La primera misiva, filtrada junto con las demás tras realizarse la operación policial, está firmada por las tres personalidades citadas, que plantearon a la organización armada la posibilidad de transitar ese camino. En su respuesta, ETA reconoce la contribución hecha a la paz por estas personalidades, al tiempo que muestra su voluntad de ensayar esa vía con la sociedad civil y con la colaboración de actores internacionales, «sin descartar la participación de los estados» para dar mayor seguridad al procedimiento a seguir. La clave, en todo caso, se encuentra en la siguiente idea: ETA dejaría en manos de la sociedad civil sus arsenales a fin de proceder a su destrucción.
En la siguiente carta, las tres personalidades ahora perseguidas muestran su disposición a hacerse cargo de esa tarea. La respuesta que reciben de ETA es concluyente: informa de que el proceso de inventariado y sellado de armas está terminado, en lo que es técnicamente realizable, y anuncia que solicitará a la Comisión Internacional de Verificación que cambie su misión, hasta ahora dedicada al citado proceso de inventariado, para pasar a la fase del desarme.
ETA solo les pide que no dejen margen a lecturas malintencionadas sobre «vencedores y vencidos». Así, delega en la sociedad civil la responsabilidad política del proceso de destrucción de arsenales y comunica a sus interlocutores que el objetivo es declarar en el plazo de tiempo más breve posible que ETA ya no es una organización armada.