El diputado foral de Medio Ambiente de Bizkaia, el jeltzale Iosu Madariaga, ha comparecido en las Juntas Generales de este herrialde a petición de los tres grupos de la oposición, EH Bildu, PSE y PP, para dar explicaciones sobre el citado brote epidémico.
Madariaga no ha precisado cuántos de los trabajadores de la planta TMB resultaron afectados por la fiebre Q, dado que es el Departamento de Salud de Lakua el que debe hacer públicos aún los resultados, y ha reiterado el dato ya conocido de que hay ocho casos confirmados y que hubo 34 empleados de baja, aunque se sabe por la empresa que la cifra «ha ido en aumento».
El diputado foral ha puntualizado que el número de trabajadores de la empresa o relacionados con esta es de 131 personas.
Ha anunciado que los trabajos de limpieza y desinfección de la planta de residuos situada en el monte Arraiz de Bilbo comenzarán «de inmediato» y se prolongarán previsiblemente durante dos meses.
La comisión de seguimiento de este asunto, formada por Osalan, el Departamento de Salud y la empresa foral vizcaina Garbiker, ha adjudicado los trabajos a la compañía pública Tragsa.
Madariaga ha señalado que tras los trabajos de desinfección, se efectuarán analíticas para comprobar que la bacteria coxiella burnetti, causante de la fiebre Q, ha sido erradicada de la planta de tratamiento de residuos.
La planta de TMB quedó contaminada con fiebre Q, de origen animal y transmitida a las personas por el aire, al entrar en el sistema de residuos restos de animales no aptos para el consumo humano que fueron depositados en contenedores de basura doméstica.
Madariaga ha afirmado que es «difícil» detectar cuál pudo ser el origen de la contaminación, al no poderse determinar la «trazabilidad» de los restos, aunque ha indicado que «hay sospechas».
Tras explicar que se detectaron restos de «cabezas y pieles de cordero», Madariaga ha añadido: «Empecemos a pensar quién consume esos animales y los mata fuera del circuito de la legalidad».
Madariaga ha destacado que los trabajadores de la planta de residuos y la sociedad vizcaina en general han sido «víctimas» de una actitud «ilegal e incontrolada» que ha constituido «un atentado contra la salud pública que ha derivado en un problema de salud laboral».
Medidas preventivas
El responsable foral de Medio Ambiente ha adelantado que la Diputación adoptará «mayores medidas preventivas y de control» y «nuevos protocolos de entrada» de material en la planta de TMB para evitar que se repitan hechos similares.
Cuando se reabra la planta, actualmente cerrada tras el vaciado y limpieza básica efectuado en abril, no se llevarán a esas instalaciones residuos procedentes de plantas de transferencia, que corresponden a las zonas más rurales de Bizkaia, por lo que en TMB se tratará basura de zonas urbanas.
Madariaga ha estimado que de esta forma «se reducirá en gran número» el porcentaje de restos «impropios» que llegan a la planta de TMB, que son de entre el 10 y el 15%, cuando en un país como Alemania, ha detallado, los impropios son del 0,5% del total de residuos.
A la planta TMB «llegan carteles de la última manifestación, restos de animales, bombonas... De todo, y en porcentajes que superan los protocolos normales», ha agregado Madariaga.
Por ello, ha resaltado que la Diputación vizcaina incidirá en la «sensibilización ciudadana» para que haya una «mayor responsabilidad» con los residuos que se depositan en los contenedores.
Ante las acusaciones de «descoordinación» entre las instituciones que han lanzado EH Bildu y PSE, el diputado foral ha asegurado que hubo «muy buena coordinación» con Osalan y el Gobierno de Lakua y que la Diputación «dio la cara desde el principio».
El PP ha criticado que haya personas «irresponsables o desaprensivas» que depositen en los contenedores residuos que pueden provocar problemas de salud y, en sentido similar, el PNV ha subrayado que los «únicos responsables» de este problema ha sido la persona o personas que hayan tirado restos de animales a los recipientes para la basura doméstica.