El conflicto Clemente-Sarabia aceleró el naufragio del Athletic de la gabarra
El contencioso entre Sarabia y Clemente dejó una herida profunda en el club que costó años cicatrizar. La falta de anticipación de la directiva y la decisión de cesar al entrenador de Barakaldo en 1986 supuso un abrupto final para un equipo que ganó dos ligas, una Copa y una Supercopa.
El próximo mes de mayo se conmemorará el 40º aniversario de la segunda, y última ocasión, en la que la gabarra surcó el río Nervión celebrando el doblete. Con Javier Clemente de capitán del barco, el Athletic conquistó su última liga y Copa en 1984, y apenas año y medio después, se cerró un ciclo con la dolorosa destitución del técnico. El contencioso con Sarabia, máximo goleador de aquel equipo, venía de atrás, pero terminó explotando un 25 de enero, un sábado por la mañana tras una noche de viernes y una semana de lo más intensa. El cese se produjo a poco más de 24 horas de visitar al Barcelona en plena pelea por el título de liga.
Fue una semana muy complicada para la directiva que presidía Pedro Aurtenetxe. Según rememora el periodista Juan Carlos Latxaga, les acabó explotando la situación por no haber intervenido con anterioridad. Latxaga siguió la actualidad del Athletic durante los años ochenta y principios de los noventa en el diario 'Egin'. Con muchos menos medios o facilidades que ahora, aunque con muchísima pasión. Una época gloriosa que dejó narrada en el libro 'Días de gabarra y gloria'. Según recuerda, redactaba las crónicas en la máquina de escribir y luego había que hacer llegar el texto a la redacción vía telefónica. Un sistema que a día de hoy parece inverosímil con la rapidez que facilita internet.
Los acontecimientos se precipitaron tras el partido contra el Hércules del 19 de enero. El Athletic ganó por 1-0 en San Mamés con un gol de Goiko, pero en la crónica del encuentro se destacaba que el equipo no pudo «concentrarse» por la «tensión» que se percibía en San Mamés entre partidarios y detractores de Clemente. El entrenador había decidido apartar a Sarabia por no atender sus indicaciones en un partido ante Las Palmas. Las diferencias entre ambos venían de lejos, ya que el de Meatzeta no ocultaba ante la prensa su malestar por no ser titular, pese a ser el máximo goleador. Su renovación por una temporada el verano anterior ya fue polémica porque se hizo a espaldas del entrenador. Esa división, que desde el club no se fue capaz de solucionar, se trasladó a las gradas y obligó a la directiva a posicionarse en los días posteriores. «Será una buena ocasión de demostrar que de verdad 'el Athletic somos todos'», se avanzaba en el texto firmado por Latxaga tras el último partido.
El martes, 22 de enero, la directiva tomó la decisión de sancionar y abrir un expediente a Clemente. El argumento esgrimido era que «se arrogó atribuciones que no le competen» en unas declaraciones a la prensa. La multa fue de medio millón de pesetas, unos 3.000 euros. El técnico replicó de inmediato señalando que «tengo absolutamente toda la razón» e insistía en que «no puedo permitir a Sarabia una cosa y obligarle a lo mismo a un crío de 18 años». Por su parte, el jugador guardó silencio y la plantilla evitó posicionarse de manera pública tras una reunión mantenida esa misma semana.
La intensa jornada del viernes 24 en la sede de Alameda de Recalde resultó ser definitiva. Las reuniones de la Junta arrancaron a las 9.00 de la mañana con la intención de encontrar una solución. Hacia las 17.00 de la tarde se presentó Javier Clemente y le presentaron un documento en el que se le obligaba a retractarse de todo lo dicho, además de consultar cualquier decisión futura. Su continuidad en el cargo dependía de la firma. Esa misma noche el entrenador citó en su domicilio a toda la plantilla y coincidieron en la inconveniencia de suscribir ese documento. Tras llegar a esa conclusión los jugadores acordaron personarse en la sede del club, rechazaron la solución ofrecida por Aurtenetxe y respaldaron al técnico. Según se publicó, estuvieron hasta las 3.30 de la madrugada y hasta buscaron la mediación del entonces obispo de Bilbo Juan María Uriarte. En ese tiempo Clemente presentó una contrapropuesta, pero la decisión de cesar al técnico estaba tomada desde que finalizó la reunión con los jugadores. La directiva «por unanimidad» comunicó la destitución a primera hora del sábado 25 de enero y se hizo pública al mediodía tras personarse en Lezama.
Fue la principal noticia de la portada de 'Egin' del siguiente día y destacaba, con una imagen del técnico de Barakaldo, que «la directiva del Athletic cesa a Clemente sin darle explicaciones». En páginas interiores añadían que «la directiva cesó a uno de los mejores entrenadores que ha tenido el Athletic». Latxaga criticaba la decisión en un comentario. Según defendía, «Clemente y sus directivos han escrito dos historias paralelas mientras han coincidido en el Athletic. Mientras uno coleccionó problemas por no saber callar a tiempo y no renunciar jamás a su personalidad, los otros protagonizan la historia de una cobardía». El periodista reprobaba que «tuvieron miedo para establecer la disciplina que se requiere en un equipo de fútbol», y añadía que «les aterrorizó la visión de unos pañuelos» en San Mamés que se «les antojaron fantasmas que venían a echarles de sus poltronas».
El veterano periodista guipuzcoano Tito Irazusta, jefe de deportes del diario en aquella época y que ha seguido la actualidad de la Real durante muchos años, también se posicionó en favor de Clemente con un artículo de opinión titulado 'Un boquete en la gabarra' en el que criticaba que la directiva rojiblanca «ha perdido el rumbo». Irazusta recalcaba la «honradez» de un entrenador «que todo lo que ha hecho, bueno y malo, tuvo un único afán de beneficiar al Athletic».
Fin de un ciclo
Clemente llegó a llorar en la comparecencia realizada para despedirse después de seis años al frente del primer equipo del Athletic. Afirmó que su cese es una «injusticia» y mostraba su orgullo por el respaldo obtenido por parte de los jugadores. Según comentó, en su adiós les pidió que «ante el Barcelona hay que luchar, sobre todo por un pueblo, y no por cuatro idiotas».
El inglés Terry Venables, técnico del equipo blaugrana, admitía su extrañeza por la destitución de Clemente y valoraba su «gran labor» en el Athletic. Iñaki Sáez fue su sustituto en el banquillo al día siguiente y los leones cayeron por 3-1 alejándose de las opciones de luchar por el título. Acabaron el campeonato en tercera posición y, a final de temporada, el club emprendió una remodelación del equipo. Los capitanes Dani y Txato Núñez no continuaron y tampoco Meléndez, el veterano portero suplente. Asimismo, Zubizarreta fue traspasado al Barcelona y Julio Salinas se marchó al Atlético.
Un mito como José Angel Iribar se hizo cargo del equipo el curso siguiente, pero los resultados no le acompañaron y tuvieron que jugar una especie de promoción para evitar el descenso.
Jefe de prensa del club rojiblanco en los noventa, Latxaga sigue siendo una de las voces más autorizadas entre los athleticzales y considera que la división generada por el cisma entre Clemente y Sarabia supuso una crisis en el club que se alargó durante años. Clemente regresaría a principios de los noventa al Athletic de la mano de Lertxundi, directivo en la época en la que le destituyeron. Los resultados no le acompañaron y volvió a ser cesado. En 2006 también le echaron por la puerta de atrás. A pesar de conseguir la salvación la campaña anterior, la Junta de Lamikiz le destituyó antes de arrancar la pretemporada y el equipo se jugaría la salvación en la última jornada en aquel partido contra el Levante.