Los «papeles de Bárcenas»: ¿Quién era M.Rajoy?
La publicación por parte de 'El País' de los denominados «papeles de Bárcenas», que daban cuenta de la contabilidad B del Partido Popular, marcó un antes y un después en la política española, tal y como nos lo recuerda Alberto Pradilla, corresponsal de GARA en Madrid en aquellos años.
Ocurrió el 31 de enero de 2013 y supuso un terremoto cuyas réplicas continúan en la actualidad. Las revelaciones apuntaban a un sistema, iniciado en 1990, por el cual los principales líderes del PP cobraron sobresueldos donados por los principales empresarios españoles, quienes presumiblemente entregarían estos fondos para garantizarse trato preferente en las concesiones de obras públicas.
Las anotaciones de Luis Bárcenas, extesorero en Génova, no dejaban lugar a la duda sobre la identidad de quienes se llenaron los bolsillos: José María Aznar, Jaime Mayor [Oreja], Dolores de Cospedal, Francisco Álvarez Cascos, Javier Arenas, Ángel Acebes y hasta un M.Rajoy cuyas iniciales coinciden con las del entonces presidente español. Diez años después, ninguno de ellos seguirá en la primera línea de la política, aunque tampoco serán juzgados por estas presuntas irregularidades.
El contexto en 2013 era de mayoría absoluta del PP y un gobierno de Mariano Rajoy aplicado en imponer recortes sociales plácidamente. La publicación de los «papeles de Bárcenas» fue el principio del fin de aquel ejecutivo, que todavía aguantaría cinco años más hasta que fue descabalgado por la moción de censura que llevó al actual presidente español, Pedro Sánchez, a la Moncloa.
En realidad, la sospecha de un sistema corrupto por el que los grandes empresarios pagaban al PP existía desde 2007, cuando la Fiscalía Anticorrupción comenzó a investigar la denominada «trama Gürtel». Además, apenas dos semanas antes de que 'El País' revelase la documentación, 'El Mundo' ya apuntaba a la existencia de la contabilidad paralela.
La gran diferencia fue que el diario de Prisa logró mostrar lo que era un secreto a voces: cientos de anotaciones manuscritas en las que el extesorero registraba el ingreso de fondos por parte de empresarios y el cobro de los líderes del PP. Los pagos no quedaban ahí. Los documentos también probaron el uso de aquellos fondos para financiar medios de comunicación afines, como 'Libertad Digital', el diario del locutor ultra Federico Jiménez Losantos.
La respuesta del PP fue titubeante. En primer lugar, porque aunque trató de negar la veracidad de los documentos, no mantuvo la disciplina en sus filas. De este modo, Pío García Escudero, que entonces ejercía el cargo de presidente del Senado español, reconoció la anotación que señalaba un préstamo de un millón de pesetas. Con esta grieta, el discurso de que la publicación solo era un intento de perjudicar al partido del gobierno se venía abajo.
Al margen de anunciar unas querellas que nunca se llevarían a cabo, el PP entró en shock. Y uno de sus ejemplos serían las excusas de Rajoy, que en aquel momento era su líder indiscutible. El «todo es falso, salvo alguna cosa que es cierta», terminará siendo una de las frases de cabecera del líder derechista.
En relación a Euskal Herria, en un primer momento pareció que las sucursales del PP en la CAV y Nafarroa eludían las manchas de corrupción. Los documentos de Bárcenas apuntaban a una financiación irregular de la sede de Bilbo, un inmueble del que la formación se deshizo en 2022 sin que hubiese una investigación sobre aquella compra.
En Nafarroa, Jaime Ignacio del Burgo, exdiputado del PP, sí admitió que requirió al tesorero del partido 500.000 pesetas para «una concejala de UPN que había sufrido un atentado de ETA y se había quedado en situación de absoluto desamparo porque su vivienda quedó destrozada». Según declaró a 'El País', pidió «una ayuda al PP, no me acuerdo a quién en el partido, ni quién me la entregó. Yo recogí el dinero personalmente y se lo di personalmente», dijo.
La publicación de los «papeles de Bárcenas» será el escándalo que marque la política española en la segunda década del siglo XXI. Sin embargo, en aquel 2013 la reacción social no fue tan contundente como se esperaba. Apenas un puñado de personas se manifestó en Génova, sede del PP, aunque las protestas se extendieron por otros municipios del estado.
El enfado era lógico: los mismos que reclamaban a la ciudadanía que se apretase el cinturón porque no había fondos para servicios públicos llevaban años llenándose los bolsillos con las donaciones de grandes empresarios. Ese hartazgo, no obstante, aún tardaría en cristalizar con el surgimiento de Podemos y el declive del bipartidismo español. Una década después y con varios procesos judiciales en marcha todavía quedan muchas interrogantes: una de ellas, ¿quién era M.Rajoy?