«Nosotros, los dirigentes de nuestro pueblo, elegidos de manera democrática, a través de esta declaración declaramos a Kosovo un Estado independiente». El primer ministro kosovar, Hashim Thaçi, pronunciaba este histórico discurso después de que el Parlamento aprobara la declaración de la que hasta ese momento era una provincia de Serbia. Los 109 diputados presentes en el Parlamento habían materializado con su signatura el sueño histórico de los dos millones de albano-kosovares en la región. La independencia llegaba el 17 de febrero de 2008, diez años después del inicio de la guerra.
La celebración no se hizo esperar a esa declaración institucional. Desde la víspera, las calles de Pristina se habían convertido en un hervidero de gente que mostraba ansiosa su alegría por esta noticia. Cerca de 200.000 albaneses habían ido llegando durante la última semana a la capital kosovar, sobre todo provenientes de Albania y Macedonia. «Estamos muy contentos –relataba uno de los asistentes–. Hemos tardado 2.000 años pero ahora tenemos por fin un Estado».
Votación en el Consejo General Vasco
Las fronteras se movían dentro de Europa, aunque históricamente siempre han existido pequeñas grandes naciones que han ansiado realizar su propia declaración de independencia. Y, cómo no, la nuestra es una de ellas. Regresamos hasta 1978, hasta la época de la denominada preautonomía. Es 1978 y hoy se elije al primer presidente del recién estrenado Consejo General de Gipuzkoa, Araba y Bizkaia. La jornada genera gran expectación tanto en la prensa como en la sociedad vasca, a la espera de que Ramón Rubial sea el elegido.
Aunque la votación cumple con los pronósticos, el PSE necesitará un total de ocho votaciones para conformar el nuevo nombramiento. El PNV había presentado a Juan Ajuriaguerra como candidato. En la primera votación, este obtiene la mayoría de los votos pero, según el reglamento, para ser efectiva habría de ganarse por mayoría absoluta. Es por ello que se inician una serie de votaciones, en las cuales se repite el mismo resultado: empate a seis. Estos sucesivos empates se producen al votar a su candidato los cuatro miembros de su partido (tanto en el PNV como en el PSE), además de otros dos consejeros; mientras, Ajuriaguerra y Rubial y el independiente alavés se abstenían. El candidato del PSE era votado por los dos parlamentarios de UCD de Araba y el jeltzale por Echevarría de UCD y Bandrés de Euskadiko Ezkerra. Los numerosos contactos que mantienen entre sí los parlamentarios no dan resultado hasta que a las 19.30 el voto en blanco de Echevarría Gangoiti da a Rubial el voto que necesita para ganar.
Muerte en Togo
Once años más tarde, en 1989, llega una trágica noticia desde Togo. La deportación se cobra su primera víctima. Se trata del refugiado político vasco Francisco Javier Alberdi Beristain, hernaniarra de 46 años, que al parecer fallece a consecuencia de una «crisis cardíaca». Deportado a Togo por las autoridades francesas en 1984, su muerte no es comunicada por las autoridades del país al resto de deportados vascos en Togo hasta doce horas después de que se produjera.
Los refugiados Angel Castrillo Alcalde, José Miguel Galdós Oronoz y Luciano Izagirre Mariscal son requeridos para acudir a la comisaría y después trasladados a la vivienda de Alberdi, donde ven in situ el cadáver de su compañero. Los mensajes de denuncia no se hicieron esperar, empezando desde los propios refugiados, quienes acusaron a las autoridades togolesas de «lavarse las manos».
Será el primero en iniciar la lista de fallecidos en el exilio, dentro de una espiral de sufrimiento que se extenderá durante décadas. Es el precio de un sueño, el de la independencia, que en muchas ocasiones se verá truncado por los duros golpes del conflicto político y armado. Izar berri bat piztutzera doa, Euskal Herriko zeru gainera...