En 2007 y desde hacía unos años volaban cuchillos dentro del PNV entre quienes se situaban en el sector de Juan José Ibarretxe, Xabier Arzalluz y Joseba Egibar, y quienes defendían las posiciones de Josu Jon Imaz e Iñigo Urkullu y Juan María Juaristi 'Xeler'. El relevo al frente del EBB en 2004 había dejado heridas profundas. De hecho, Arzalluz mantuvo que quien había ganado las votaciones internas fue Joseba Egibar y no Josu Jon Imaz.
La pelea en el barro tuvo su propia traducción en Gipuzkoa, y tal día como hoy en 2007, el que era candidato del PNV para diputado general del territorio, Jon Jauregi, renunció a su puesto. Unos días antes, el 19 de febrero, la Cadena Ser difundió que había defraudado a Hacienda al no haber declarado varios pisos de su propiedad.
La bola fue creciendo y Jon Jauregi terminó apartándose de la carrera electoral, pero lo hizo hablando claro ante la Asamblea Regional del PNV: «Todos sabemos que el proceso de linchamiento está en nuestra propia casa. Así lo demostrará el resultado de la investigación realizada por la Fiscalía. Pero el daño está hecho, a mí y a mi familia».
Y efectivamente, el 10 de abril de 2008, trece meses después de todo el conflicto, la Agencia Vasca de Protección de Datos reveló que la información salió «de la dirección del anterior Departamento de Hacienda», como denunció el sector que lideraba Egibar en el PNV y negó el de Imaz. Y con esa filtración, Hacienda cometió una «infracción grave». El diputado foral de Hacienda de Gipuzkoa que dio cuenta de la investigación, Pello González, aseguró que, aunque no se han establecido «responsabilidades personales», la filtración responde a la «lucha interna del PNV», como denunció también el juntero del PSE Julio Astudillo.
El antecedente
Al frente de la Diputación de Gipuzkoa se encontraba el jeltzale Joxe Joan González de Txabarri. Según contó en su día Iñaki Anasagasti, el 18 de octubre de 2006, «después de haberle mantenido durante dos meses en absoluta incertidumbre (eso no se hace) y finalizando la legislatura, el presidente del GBB del PNV, Joseba Egibar, le notificó» que no contaban con él para intentar repetir en el puesto.
Sobra decir que Joxe Joan González de Txabarri pertenecía al sector de Josu Jon Imaz y del anterior presidente del GBB, Juan María Juaristi 'Xeler', quien, por cierto, en 2005 fue inhabilitado durante un año por el tribunal interno del PNV por haber hecho trampas en favor de la facción de Josu Jon Imaz e Iñigo Urkullu en las elecciones internas de 2003.
Según Anasagasti, la comunicación de Egibar a González de Txabarri «duró diez minutos y la argumentación se basó en que vienen nuevos tiempos y se requiere un nuevo estilo. Y para ello, nuevas personas. Txabarri tiene 49 años y Joseba Egibar 46»
Venganza en plato frío
Por lo visto, la venganza dentro del PNV es un plato que se sirve frío. Lo que el sector de González de Txabarri entendió como una traición de Joseba Egibar en octubre, tuvo su respuesta con la filtración a la Ser del 19 de febrero sobre los pisos no declarados. Evidentemente, Jon Jauregi era un hombre fiel al presidente del GBB y cabe recordar que en su momento fue presidente de Udalbiltza.
La tesis de que la filtración fue una puñalada interna del la facción de Josu Jon Imaz la defendió públicamente el sector que encabezaba Joseba Egibar desde que la información saltó a la opinión pública. El presidente del GBB afirmó el 21 de febrero que la filtración había salido del PNV y exigió responsabilidades en el partido al máximo nivel.
Por contra, un día después, el presidente del EBB, Josu Jon Imaz, instaba a Jon Jauregi a demostrar su inocencia y no lo defendía de manera pública, pero además aseguraba que las manifestaciones de Egibar eran «una hipótesis sin fundamentos».
La polvareda que levantó la información fue tal que hasta el anterior presidente del EBB, Xabier Arzalluz, se posicionó y señaló que el «ataque» a Jauregi se habría producido para dar paso a una coalición entre PNV y PSE al frente de la Diputación de Gipuzkoa.
Para defender su posición, el todavía entonces candidato a la Diputación llegó a exponer ante la prensa datos sobre sus propiedades, mientras Joseba Egibar insistía en responsabilizar de la filtración a la Hacienda guipuzcoana y pidió al diputado general, Joxe Joan González de Txabarri, que depurara responsabilidades. Asimismo, el burukide dijo que el objetivo que se buscaba era alterar el proyecto político de su partido.
Sin embargo, el ente foral respondió manteniendo la sospecha y reclamando a Jauregi que enseñara su declaración de la renta. Por ello, el GBB acusó a la Diputación de «falta de responsabilidad» y del «mínimo ético y principio de equidad» en la acción pública.
Al final, el 2 de marzo Jon Jauregi renunciaba al cargo y se marchaba quemado por la filtración interna. Era evidente que su caso iba a centrar la campaña electoral y, por tanto, aseguró que tomaba su decisión «para ayudar a sacar del espacio público este falso debate» y «para que el PNV pueda socializar su proyecto político en condiciones».
Y el PNV no ganó (ni en realidad fue segundo)
Ocupó su puesto al frente de la lista jeltzale Markel Olano, quien en las elecciones quedó en segundo puesto, unos cinco mil votos por debajo del PSE, pero empatado a 16 escaños con su candidato Miguel Buen. Con el apoyo de los 7 junteros de Eusko Alkartasuna, Olano fue elegido diputado general de Gipuzkoa.
Por cierto, el PNV tuvo aquel 2007 un total de 71.795 votos. Con la izquierda abertzale ilegalizada, el cómputo de votos nulos ascendió a 72.963. Es decir, hubo más personas que decidieron tirar su voto (con todo el valor político que ello tenía) que apostar por el candidato jeltzale u otro cualquiera.