Afirmar que el feminismo es la revolución cultural, filosófica, económica y social más importante de los últimos tiempos puede parecer exagerado, pero nada más lejos de la realidad. Podríamos discutir sobre en qué momento histórico comenzó la revuelta de las mujeres contra el patriarcado –que si en el siglo XVIII, con la Revolución Francesa, que si con las sufragistas...–, pero de lo que no hay duda es de que, y eso es lo más sorprendente, se ha convertido en una ola imparable cuando no hace ni medio siglo la situación era muy diferente: parafraseando al o a la periodista de 'Egin' que cubrió la manifestación del 8 de Marzo de 1978 en Donostia, la reivindicación hace 46 años todavía «estaba un poco muerta».
Situémonos: 8 de Marzo de 1978, pocos meses antes –el 29 de setiembre de 1977– ha salido el primer número de 'Egin'. Este Día de la Mujer del 78 es el primero que cubre 'Egin' y es también el segundo 8 de Marzo que se celebra en Euskal Herria como tal.
El diario, dirigido entonces por Mariano Ferrer, titula en primera página «Se celebró con éxito el Día de la Mujer» y, al dar noticia de las manifestaciones celebradas en las capitales de Hego Euskal Herria, informa de que «en Bilbao y San Sebastián las consignas y el carácter de las manifestaciones diferían de las anteriores en no incidir en lo de 'trabajadora', término, o carácter más bien, que ha provocado alguna división entre los diversos grupos feministas. Las de la tendencia llamada 'radical' no aceptaban el 'patrocinio' de los partidos políticos de izquierda que querían añadir este término al día feminista. En San Sebastián, concretamente, dentro de la manifestación se registraron divisiones por este motivo. Al final de la jornada, todas las organizadoras manifestaban un resultado satisfactorio y la masiva asistencia a los actos, teniendo en cuenta la corta historia del movimiento feminista en Euskadi».
Había lío. Y para darnos cuenta de la evolución de las reivindicaciones del feminismo en el tiempo, nada como fijarse en las consignas: en Iruñea, aquel 78, se pide la legalización de los grupos feministas o la no marginación por razón de sexo; y en Bilbo, «los temas de mayor incidencia –describe 'Egin'– se refirieron al trabajo («Derecho a un puesto de trabajo, no al paro», «Igual trabajo, igual salario»), a la amnistía y el cambio de leyes («Amnistia emakumearentzat», «Abajo la Ley de Peligrosidad» y «Leyes machistas kanpora»), a la violación («¡Aquí estamos, nosotras no violamos» y «Ninguna violación sin respuesta»), y a la demanda de anticonceptivos a cargo de la Seguridad Social».
En Donostia, las dos mil personas que congrega la manifestación están divididas en dos bandos. «Al principio daba la sensación de que la convocatoria tendría poco éxito; apenas se escuchaban las contraseñas y aquello aparecía un poco muerto», escribía 'Egin'. Luego, la cosa se animó y «pudimos constatar una clara separación entre las feministas que portaban pancartas de la ULM (Unión para la Liberación de la Mujer, de ORT), y el resto de las componentes».
Unas gritaban contra la opresión de la mujer trabajadora, el resto «coreaba en plan festivo canciones populares con las letras adaptadas a la situación que padecen hoy las mujeres: 'La Mari Carmen no sabe coser, la Mari Carmen no sabe bordar, la Mari Carmen no quiere parir...'». A las de la ULM no les gustó nada, no era serio.
El ambiente de la época lo retratan perfectamente Miren Egaña, Amaia Kowasch, Menchu Velasco y Begoña Zabala, miembros de Sanfermines 78: gogoan!, en un artículo de opinión publicado en GARA y NAIZ el año pasado: En la década que va de 1975 a 1985, «la particularidad y el peso de las organizaciones feministas (grupos, colectivos, asambleas, coordinadoras), donde se encuentran miles de mujeres de forma asamblearia, descentralizada, horizontal, activista y de debate, es una característica propia de este movimiento que inaugura una nueva forma de moverse, activarse y luchar».
Año 1979, 'Egin' da aún más importancia al 8M: las convocatorias de manifestación son llevadas a portada («Mujeres por el aborto y contra el paro femenino», se titula) y va una doble página en el interior. «Este es el tercer año que se celebra en Euskadi el Día Internacional de la Mujer Trabajadora y con tal motivo 'Egin' ha considerado oportuno entrevistar a feministas de la Asamblea de Mujeres de Vizcaya, organismo unitario compuesto por mujeres de diversas ideologías que han convocado la celebración de la jornada con los lemas 'Derecho a un puesto de trabajo: no al paro femenino' y 'Por una maternidad libre: derecho al aborto'», se explica.
El día siguiente la noticia no va como titular principal de portada –la ocupa una gran manifestación del sector metalúrgico en Bilbo–, pero sí se informa de las manifestaciones que tuvieron lugar y de que la «Policía actuó con contundencia en Bilbao». En Gasteiz no hubo manifestación, por cierto.
Tal vez sea una lectura a la ligera, pero no parece casualidad que este interés en la cobertura corresponda a la época de Mirentxu Purroy al frente de la dirección del medio (fue directora entre 1978 y 1980).
Los años siguientes, la fecha y las reivindicaciones siguen siendo recogidas por 'Egin', pero en muchos de esos años desaparecen de portada, apartadas por la actualidad y el conflicto.
Año 2010 –ese año, en julio, entraría en vigor la Ley del Aborto–, el 8 de Marzo tiene una amplia cobertura en GARA: «La evidente desigualdad de la mujer en el ámbito laboral centra la jornada», titula Nerea Goti. Las manifestaciones son multitudinarias y cuentan con el apoyo de la mayoría sindical, también de muchos partidos políticos. En Iruñea, arranca la Mundu Martxa y «las gélidas temperaturas no impidieron que más de 1.500 mujeres diesen inicio a la marcha que durante seis días reivindicará por Euskal Herria los derechos feministas», leemos.
La ola va creciendo. Año 2017, la indignación por las violaciones de 'La Manada' en los Sanfermines de 2016 y el surgimiento del #MeToo convierten la celebración del 8M en un acto multitudinario. «La calle reclama afilar el feminismo para erradicar las violencias», titula GARA ese año.
¿Pero cómo han tratado a 'La Manada' en los medios? «Cuando terminan los Sanfermines, los medios contabilizan cuántas mujeres han denunciado haber sido violadas. Pero la noticia debiera de ser cuántos hombres nos han violado. Además, los medios ponen en el mismo plano el sexo y violencia sexual», escribe entonces en GAUR 8 la investigadora y periodista Maria Gorosarri.
Y llegamos a 2018, un punto absoluto de inflexión: «La rebelión feminista toma las calles en Euskal Herria», titula GARA. La noticia ocupa toda la portada, con una fotografía de grandes proporciones. Beñat Zaldua escribe: «¿Cómo valorar el éxito de una jornada de movilización inédita, sin precedentes cercanos con la que compararla? No es fácil, pero reformulemos la pregunta: ¿Qué iniciativa es capaz de sacar durante una jornada a 200.000 personas en dos tandas simultáneas en pueblos y ciudades de Euskal Herria? La cifra habla por sí sola, pero si sumamos el carácter transversal, la composición interclasista y el componente intergeneracional, tendremos un boceto, siempre inexacto, del calibre de la histórica movilización protagonizada ayer por el movimiento feminista de Euskal Herria».
«Hay ochos de marzo como este, inaudito y multitudinario, que suponen un punto de no retorno en la larga batalla feminista contra el patriarcado. Y sabe a gloria», se congratula ese 2018 la escritora y activista Itziar Ziga.
Por cierto, posiblemente, a las feministas de los 70 les harían los ojos chiribitas ante titulares como el siguiente, publicado cuatro décadas más tarde, en 2023, concretamente: «En los últimos diez años la gente ha tenido que disimular su anti-feminismo», le decía Virginie Despentes a la propia Itziar Ziga, en una charla sobre feminismo que iba en portada. Cómo cambian las cosas, para bien a veces, camarada.