«Nacido en California, el escritor y periodista vasco-estadounidense Robert Laxalt habría cumplido 100 años el 25 de setiembre de 2023.
En 1957, la publicación de su primera novela 'Dulce tierra prometida' le valió cierto reconocimiento literario en Estados Unidos, antes de que la obra fuera traducida al español, francés y alemán.
Hijo de un inmigrante, Robert Laxalt alcanzó una inesperada popularidad internacional al escribir un relato ficticio de la vida de su padre, un humilde pastor del estado de Nevada.
Ese libro íntimo es un hito porque proporciona la visibilidad necesaria para los vascos de América del Norte al permitir a los lectores compartir sus tradiciones familiares y su vida cotidiana.
En realidad, más allá de la vida de su padre, Robert Laxalt glosa la historia de los inmigrantes vascos y describe de manera más general las difíciles condiciones de vida de todos los pastores del gran Oeste americano. Gracias a él entendemos mejor lo que significa abandonar el país natal, las difíciles condiciones de vida, la nostalgia y el mantenimiento de una identidad particular.
Robert Laxalt relata los dramas ligados a la pobreza, el aislamiento, la discriminación y, en ocasiones, la desesperación que provoca la lucha diaria por la supervivencia económica.
Así, en esa obra, titulada en inglés como 'Mi padre era pastor', el autor escribe: «Se había vuelto loco por la soledad en las montañas, pero se dio cuenta demasiado tarde para pegarse un tiro, como otros lo hicieran antes que él».
Además, Robert Laxalt muestra cómo el inmigrante logra integrarse, hasta el punto de decidir no regresar a su país natal. La identidad no es estática y el vasco sigue siendo vasco al tiempo que se vuelve también americano.
Así, el regreso del padre al País Vasco, a la provincia de Zuberoa, supone un acto de fuerte desilusión, porque revela la imposibilidad de revivir las alegrías del pasado ya que, como demuestra Kierkegaard, el pasado se pierde para siempre.
El padre descubre que todo ha cambiado: los amigos, las expectativas y él mismo.
Robert Laxalt evita la nostalgia de un País Vasco de fantasía para abrazar mejor la dimensión universal de la literatura a través de la memoria familiar y la experiencia del exilio.
Para los autores vascos y no vascos, el pastor aislado, héroe de la novela, se convierte en una suerte de nuevo arquetipo en la literatura americana.
En 1964, para romper con la etiqueta de autor «regionalista», Robert Laxalt publicó una novela alegórica sobre el bien y el mal que se desarrolla en la comunidad de inmigrantes italianos.
De nuevo, la perspectiva de las dificultades de adaptación a un nuevo mundo y la soledad centran la temática de un libro seleccionado entre los seis mejores del año en Estados Unidos.
A partir de entonces, aunque Robert Laxalt escribió sobre Nevada y su historia, su reconocimiento literario se debió principalmente a su capacidad de ser algo así como un emblema del pueblo vasco a ambos lados del Atlántico.
Su obra íntima sigue siendo un testimonio imprescindible de una cierta inmigración vasca por el mundo. Junto a sus numerosos ensayos, el autor dedica una trilogía a la familia Indart, en la que se busca una vez más mostrar la realidad plural y la identidad ambigua de esos inmigrantes que no son estrictamente americanos ni vascos, porque son de ambos lados al mismo tiempo.
Antes de su fallecimiento, el 23 de marzo de 2001, Robert Laxalt fue nominado varias veces al prestigioso Premio Pulitzer.
También fue el impulsor del Departamento de Estudios Vascos de la Universidad de Reno, en Nevada, a principios de la década de 1960.
La obra íntima de Laxalt habla para siempre a los exiliados de todo el mundo.»
(Para profundizar en la figura de Robert Laxalt puede consultarse este otro artículo publicado en GARA por el periodista Urtzi Urrutikoetxea con motivo del centenario del natalicio del escritor).