La huelga general del 27 de marzo de 2014 fue la culminación del «estado indefinido de movilización permanente» en todos los centros educativos convocado por Ikasle Abertzaleak (IA) contra la Lomce y los planes educativos Heziberri 2020 de Lakua y el plan universitario EU2015, que arrancó a finales de febrero con una protesta en París para reclamar la posibilidad de hacer el examen Baxoa en euskara y se desarrolló durante todo el mes de marzo con distintas movilizaciones.
«Con la excusa de la crisis, nos encontramos ante una nueva ofensiva en el ámbito socioeconómico. En esta coyuntura están promoviendo la precariedad y el empobrecimiento de una mayoría, ante el interés privado de unos pocos. Tenemos claro cuál es la aplicación de esta estrategia en la educación; desde el proceso Bologna, pasando por la Lomce y la 'renovación' de las Formaciones Profesionales, hasta la reforma universitaria que llegará en los próximos meses», advertía la organización estudiantil.
La Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa (Lomce), más conocida como Ley Wert por el ministro que la impulsó, se aprobó definitivamente en el Congreso español pocos meses antes, en otoño de 2013. Venía a reformar la Ley Orgánica de Educación (LOE) que estaba en vigor desde 2006, promulgada por el Gobierno del PSOE, y suscitó desde su inicio el rechazo y el enfado de un amplio espectro social, sindical y político en Euskal Herria, en Catalunya y en todo el Estado, ya que la reforma se hizo sin debate, conversaciones ni consensos previos. En Euskal Herria, fue criticada por toda la comunidad educativa, tanto pública como concertada.
La norma salió adelante con el único apoyo del PP y el rechazo del resto de grupos, mientras que UPN fue la única formación que se abstuvo. La diputada de Amaiur Maite Aristegi recurrió a un bertso para expresar su rechazo a la norma: «Euskal Herrian gure hezkuntza ari gara eraikitzen, eta Lomceri ez diogu utziko gure eskoletan sartzen», cantó mientras la vicepresidenta del Congreso, Celia Villalobos, le intentaba cortar y le pedía que tradujera al castellano.
La Lomce introdujo importantes modificaciones que afectaban directamente al alumnado y profesorado. Uno de los puntos más conflictivos fue la pérdida de estatus que el euskara tenía como asignatura troncal, ya que pasó a ser «asignatura de especialización opcional». Se eliminó así la inmersión lingüística, porque el PP estableció un mínimo de materias a impartir en castellano y en euskara.
El Gobierno español también fijaría las asignaturas troncales –Matemáticas, Ciencias, Castellano, Historia e Idioma Extranjero–; se volvió a dar plena validez a la asignatura de Religión; y se estableció que al finalizar cada etapa educativa los estudiantes tendrían que superar una prueba externa para pasar de curso, además de adelantar a 3º de ESO la elección entre FP y Bachillerato, entre otros aspectos.
Todo ello generó una infinidad de manifestaciones y protestas, que en Hego Euskal Herria tuvieron su punto álgido el 27 de marzo.
Éxito de convocatoria
Aquel día, la huelga para reclamar un modelo educativo propio vació institutos y universidades y cosechó un gran éxito de movilización en todos los herrialdes, tal y como recogía GARA en su edición del 28 de marzo. La presencia policial fue constante durante toda la jornada, y tanto la Ertzaintza como la Policía española y la Policía Foral vigilaron férreamente todas las movilizaciones. En Iruñea hubo cargas policiales por la tarde, aunque no pudieron eclipsar el éxito de la convocatoria.
En los campus universitarios el paro fue «casi total» según IA, en algunas facultades de Bizkaia no se impartió ninguna clase. En Araba y en Gipuzkoa la huelga también fue casi total, y en Nafarroa hubo piquetes en la UPNA que lograron paralizar la actividad docente.
Las movilizaciones estudiantiles que se desarrollaron por la mañana y por la tarde reunieron a más de 15.000 personas en las cuatro capitales; Bilbo acogió la más multitudinaria, con más de 7.000 personas; se manifestaron desde la Delegación del Gobierno español hasta el Arriaga, bajo estrecha vigilancia de la Ertzaintza.
En Gasteiz se reunieron unas 2.000 personas, con sentada en el campus de la UPV/EHU y marcha desde la plaza Bilbao hasta la Virgen Blanca. Algunos estudiantes ocuparon de forma simbólica la delegación de Educación de Lakua, hasta que apareció la Ertzaintza y abandonaron la protesta. Por la tarde hubo identificaciones.
La movilización de Donostia, que congregó a unas mil personas, arrancó en el Ayuntamiento y terminó en el campus de Ibaeta. La Ertzaintza detuvo la marcha durante un cuarto de hora a la altura de la Delegación de Educación, pero luego les dejó seguir adelante. Los estudiantes ocuparon la biblioteca Carlos Santamaría y realizaron asambleas.
En Iruñea la actuación policial se saldó con cargas y nueve detenidos, cinco de ellos menores de edad. Por la mañana, al término de la manifestación que concluyó ante el Parlamento decenas de jóvenes hicieron una sentada mientras algunos lanzaban huevos y pelotas a los agentes de la Policía española y de la Policía Foral, que no tardaron en cargar y practicar las primeras detenciones. Los estudiantes se refugiaron en Alde Zaharra, donde hubo nuevas cargas y más detenidos. La Policía volvió a reprimir la manifestación vespertina en Alde Zaharra, con otro detenido más.
Una semana después de la huelga, el 3 de abril, la Policía española detuvo a otros seis estudiantes, tres de ellos menores.
Derogada en 2020
La Lomce comenzó a implantarse en el curso 2014-15, con modificaciones en 1º, 3º y 5º de Primaria y dejando el grueso de la reforma para los dos siguientes años. De nuevo, fue contestada a pie de calle en Euskal Herria.
En noviembre de 2020, el Congreso español aprobó una nueva reforma educativa y dio carpetazo definitivo a la Ley Wert, dando paso a la Ley Celaá.