Los defensores de la teoría del «factor cero» o la «maldición del indio» se equivocaron al pensar que Ronald Reagan no acabaría su mandato, tras el atentado que sufrió a los 70 días de asumir la Presidencia, el 30 de marzo de 1981.
La teoría del «factor cero» se basaba en la observación histórica de que todos los presidentes americanos elegidos en año terminado en 0 habían muerto durante su mandato, de forma violenta o natural. La leyenda atribuía esa circunstancia a la maldición de un jefe indio al ver que los blancos arrebataban sus tierras a las tribus indígenas, de ahí que también fuera conocida como «maldición del indio» o «maldición de Tippecanoe», por la batalla en la que su pueblo fue derrotado en 1811.
Las muertes de William Henry Harrison (elegido en 1840), de Abraham Lincoln (elegido en 1860), de James Abraham Garfield (en 1880), William McKinley (en 1900), Warren G. Harding (en 1920), Franklin Delano Roosevelt (en 1940) y John Fitzgerald Kennedy (1960) corroboraban la «certeza» de esa teoría, según sus partidarios.
Casualidades históricas o pura leyenda, con el de Ronald Reagan hubo nueve atentados contra presidentes de EEUU en ejercicio, de los que cuatro fueron mortales en el caso de aquellos que fueron elegidos en año terminado en cero, según recordaba 'Egin' al día siguiente del atentado contra Reagan.
El inquilino de la Casa Blanca había sido elegido en 1980 y proclamado presidente el 20 de enero de 1981. El ataque que le hirió de gravedad tuvo lugar a los 70 días, cuando se disponía a introducirse en su coche a las puertas del hotel Washington Hilton. El agresor sobrepasó la barrera de prensa que rodeaba al mandatario y disparó a Reagan desde menos de tres metros. Un guardaespaldas le salvó la vida, al empujarle inmediatamente al interior del coche, que casualmente ya tenía la puerta abierta. El tirador efectuó entre tres y seis disparos antes de ser detenido, se podía leer en la crónica de 'Egin'.
Junto al presidente también resultaron heridos el secretario de prensa de la Casa Blanca, Jim Brady –en un principio se le dio por muerto–, quien recibió un balazo en la cabeza; el agente del Servicio Secreto Tim McCarthy, que se abalanzó sobre Reagan para hacer de escudo; y el policía Thomas Delahanty, herido en la espalda.
Reagan fue operado en el hospital de la Universidad George Washington y sometido a una transfusión de sangre. La bala que le hirió había penetrado por la axila izquierda y le dañó el pulmón izquierdo, para quedar incrustada en el tórax. Su situación era grave, pero su vida no corrió peligro e, incluso, «llegó al hospital de excelente humor a pesar de tener encima un balazo calibre 22».
«'No te preocupes por mí, saldré de esta', comentó a su buen amigo el senador por Nevada de origen vasco Paul Laxalt», recogía el artículo de 'Egin'.
Dos días después, el parte médico señalaba que estaba «totalmente recuperado» y reanudó sus labores de presidente desde el hospital.
Amor platónico por Jodie Foster
El autor del atentado fue identificado como John Hinckley, de 25 años, natural de Denver y miembro de una familia adinerada. Perteneció al grupo nazi Partido Nacional Socialista Norteamericano, del que fue expulsado porque «quería matar a todo el mundo». Había sido detenido meses antes en Nashville con tres pistolas en su poder, cuando el entonces presidente Jimmy Carter se encontraba en esa ciudad.
Sobre los motivos que le llevaron a cometer el atentado, la Policía dijo que Hinckley deseaba llamar la atención de la actriz Jodie Foster y quería vengarse de Reagan por un desprecio, real o imaginario, que este habría hecho a la actriz de 18 años, que interpretó el papel de una prostituta en la película 'Taxi Driver', cuyo argumento era una conspiración para atentar contra el presidente de EEUU. Según difundieron fuentes de la investigación, Hinckley estaba locamente enamorado de Foster y quería probarle su amor.
En junio de 1982 fue declarado no culpable por enajenación mental y permaneció confinado en una institución psiquiátrica hasta agosto de 2016.
Tras el ataque surgió la polémica sobre la eficacia del servicio de seguridad del presidente, que contaba con 1.550 agentes muy entrenados. Aunque estos lograron meter rápidamente a Reagan en el vehículo y un agente resultó herido al proteger la puerta, se dijo que hubo negligencias.
Los policías del servicio secreto no supieron dar respuesta a la pregunta de cómo fue posible que Hinckley, sin credencial alguna, se hubiera mezclado con los periodistas y se colocara a pocos pasos del lugar por donde salió Reagan. Según los periodistas que aguardaban la salida, Hinckley se abrió paso a empujones y patadas para colocarse en primera fila.
El atentado también reabrió la polémica sobre las armas en EEUU, donde se pueden adquirir fácilmente. Reagan fue siempre partidario de seguir manteniendo esa libertad de adquisición, frente a los que propugnaban la necesidad de establecer más controles.
Tras el ataque a Ronald Reagan, los defensores de la teoría del «factor cero» se mostraron convencidos de que no acabaría su mandato, aunque finalmente se salvó de la «maldición india». Ejerció de presidente hasta 1989 y murió en 2004, a los 93 años. Su intento de asesinato fue retratado en la película 'The Day Reagan Was Shot' en 2001.