Milesker, Tasio! Aupa, Zugazart!
El 2 de junio de 2019, GARA y 'Egin' perdían uno de los elementos que les hacía inconfundibles: la tira diaria del dibujante Javier Etayo, que firma sus viñetas como Tasio. Fue sustituido en GARA por el bertsolari y dibujante Unai Iturriaga, que utiliza como sobrenombre un derivado de su apellido materno Zugaza-Artaza, acortado a Zugazart.
Cuenta Etayo –o Tasio, vaya– para este Artefaktua que desde muete llenaba sus cuadernos de notas con muñequicos tratando de emular al gran Ibáñez y sus mortadelos. «Dibujaba por todos los lados –confiesa– y, a base de copiarle y copiarle, me acabó saliendo un estilo sin buscarlo».
Los primeros 'tasios' aparecieron en la sección de 'Egin' Ingurugiroa. Esta colaboración arrancó a la vuelta de una etapa vital que Tasio pasó en Cuba. Mandaba a rotativa una viñeta por semana.
Fue entonces cuando dio el salto al vacío, dejando su profesión de maestro y enviando viñetas a un sitio y otro hasta que, al cabo de tres años, ya pudo sostenerse económicamente como dibujante.
«No había internet entonces. Trabajaba en acuarela. Hubo suerte y me fueron llamando y acabé viviendo del humor, que no es fácil», relata Tasio. «Sin el apoyo de mi pareja, en lo personal y en lo económico en ese arranque, jamás habría podido», reconoce agradecido.
«Nuestra capacidad de procesar imágenes nos permite leer un artículo de opinión en apenas un segundo y eso es increíble»
«Una viñeta aporta muchísimo. Es un editorial en un solo dibujo –sostiene el dibujante–, un artículo largo condensado en una sola imagen. Nuestra capacidad de procesar imágenes nos permite leer un artículo de opinión en apenas un segundo y eso es increíble».
Tasio está orgulloso de que su trabajo de tantos años le haya granjeado una enorme cantidad de amigos. «Hay un montón de gente que me quiere. No sé. Supongo que, tras tantos años viendo mis dibujos todos los días, al final hay quien ha sentido que soy como de su familia. Yo solo les puedo dar las gracias. Son ellos los que han hecho que esta haya sido una experiencia maravillosa».
Y es que nadie podrá negarle a Tasio que forma parte de la familia de este medio y de su comunidad de lectores. Tan es así que sustituirle resultaba una operación terriblemente compleja.
Un relevo suicida
Recuerda Unai Iturriaga que un día le llamó Iñaki Soto, director de GARA, para endosarle la patata caliente. «Me citó y no me dijo para qué. Antes había colaborado mandando viñetas a GAUR8 en un ciclo que duraba varias semanas, pero semejante proposición no me la esperaba», explica el actual responsable de las viñetas diarias de GARA y NAIZ.
«Flipé bastante. Me lo pensé, lo hablé en casa. Le di muchas vueltas y me pareció una proposición suicida… Y dije que sí», asegura Iturriaga.
«Relevar a un viñetista como Tasio es un problema a la altura de una hazaña. Tiene oficio y estilo, su humor y su trazo son reconocibles, sus críticas son celebradas y compartidas. Ante esa tira en blanco, existe la tentación de intentar recrearlo, de reproducirlo de la mano de otra persona. Creemos que sería un error, porque Tasio es inimitable y porque lo nuestro es el futuro, no la nostalgia», afirmó el periódico del día 3 de junio donde se veía, por primera vez, una tira de Zugazart en la primera página de Iritzia, bajo el editorial.
«Tengo muy en cuenta la partición, que Euskal Herria está dividida en tres administraciones distintas. Quiero que todas aparezcan. Inevitablemente, tengo el sesgo de ser de la CAV, pero me esfuerzo en que no se note. He visto que es difícil, pues cada territorio está inmerso en sus propias dinámicas y rara vez se alinean», cuenta Iturriaga.
Si Tasio cuenta que, sin pensarlo, le nació de dentro un estilo, su sucesor hace una apreciación similar, esta vez, sobre unos personajes que han tomado vida propia en sus viñetas como sin quererlo y con quienes el autor y la propia realidad acaban entablando una relación dialógica que se escapa al control de todos ellos.
Asegura que le ha cogido cierto cariño a su «Urkullu» y que nunca pensó que acabaría representando a los ertzainas como balas de foam. Pero ahí están entrando y saliendo en esa ventana, sin que nadie pueda controlar el cuándo ni haciendo qué.
Zugazart no cree en bombillazos. «Rara vez las tiras brotan así». La creación de las viñetas requiere cierto método y trabajo de documentación. Exige «buscar y buscar» y esta búsqueda es algo que «hay que saber controlar, pues si te dejas llevar te pegas el día entero con la tira y no haces otra cosa».
El dibujante asegura que, como en los bertsos, unas veces todo sale fácil y otras, del revés. Como elemento positivo, destaca que, al igual que un bertso se lanza y no tienes por qué volverlo a oír, los periódicos son una tarea infinita.
Da igual qué apareciera publicado hoy, lo que importa es que hay que preparar otra para mañana. La tarea no acaba nunca.
En sintonía con esta idea, Iturriaga declina la invitación a escoger alguna de las tiras de las que se sienta más orgulloso. «Elegidlas vosotros. Sinceramente, no sabría con cuál quedarme. Eso lo deberían escoger los lectores».
Arqueología en los antiguos 'Egin'
Tasio y Zugazart no lo son todo, cavando un poco más, se puede localizar también a Eneko. Venezolano con raíces vascas, pero hoy afincado en Madrid, sus viñetas digitales se publican en el diario 'Público'.
Eneko Lasheras recoge con cierta ilusión la llamada, pues no conserva ninguno de aquellos trabajos que publicó en 'Egin' de finales de los 80. «Era un personaje melenudo, que se llamaba Muñazorri. 'Muña' por cerebro, 'zorri' por piojo. ¿Se dice así, no?», comenta.
En la ondulante melena del personaje de Eneko aparecía, a modo de 'Pepito Grillo', un piojo. Y del diálogo entre Muñazorri y su piojo, a veces puramente visual, surgía la aventura.
De aquella etapa Eneko destaca como anécdota los problemas que le suponía no saber euskara y de su relación con los traductores. «A veces pasaba la viñeta y estaba basada en un juego de palabras. El corrector me miraba y decía: 'No, esto no tiene ningún sentido' o 'no se va a entender'. Tenía que empezar de nuevo».
«El corrector me miraba y decía: 'No se va a entender'. Tenía que empezar de nuevo», confiesa Eneko
En cualquier caso, el dibujante no requería de muchas palabras. Hoy todavía menos. Su aterrizaje en 'Egin' llegaba después de hacer colaboraciones diarias en su país natal.
Profundizando más en esa arqueología de hemeroteca se hace inevitable preguntarse qué ilustró el primer número de 'Egin'. En ese primer ejemplar daremos con los trazos de Antton Olariaga y el personaje más famoso de las tiras diarias de los periódicos vascos.
Con sus manos en los bolsillos, Zakilixut ha paseado por 'Egin' y 'Egunkaria' y, en estos días, se le ve por 'Berria'. En su debut en 'Egin' se le ve jovencísimo. Aunque, teniendo en cuenta que han pasado casi cinco décadas, se conserva estupendamente.