La plataforma ciudadana Gure Esku Dago (GED), hoy Gure Esku, se presentó en junio de 2013 y, cinco años después, consiguió movilizar a 175.000 personas por el derecho a decidir entre Bilbo, Donostia y Gasteiz, creando una gigantesca cadena humana de 202 kilómetros. Días antes de la masiva movilización, NAIZ publicó un vídeo que consiguió resumir los cinco años de GED en cinco minutos.
En realidad, el trabajo editado por el periodista Ion Telleria comienza con imágenes de 2010, tres años antes de que la plataforma por el derecho a decidir se presentara en Irun, en las que aparece quien después sería el portavoz de GED, Ángel Oiarbide, afirmando que «el tema de la autodeterminación es demasiado importante para dejarlo solo en manos de los políticos». Era el día en que presentaron en el Palacio Miramar de Donostia el Manifiesto de Igartza en el contexto de la iniciativa Nazioen Mundua en Goierri, que pretendía asentar una base democrática, un punto de encuentro donde distintas sensibilidades podían confluir: el derecho a decidir. Fue un mensaje claro a la ciudadanía para que tomara partido. Y el germen de Gure Esku Dago.
Tres años después, el espacio Ficoba de Irun acogió la presentación de una plataforma que quería que el derecho a la autodeterminación o el derecho a decidir fuera un principio democrático donde convergerían personas de distintas ideologías. Tan solo un año después, demostró que ese principio democrático podía unir a miles de personas vascas.
Lo hizo con su primera cadena humana el 8 de junio de 2014, consiguiendo unir en 123 kilómetros entre Durango e Iruñea a 150.000 personas, algo hasta entonces inédito en Euskal Herria. En su carta de presentación, GED demostró una gran capacidad de movilización y consiguió activar la ilusión por decidir el futuro político de Euskal Herria. La ciudadanía estaba involucrada.
Durante los próximos años, la plataforma ciudadana trabajó para mantener el pulso por la autodeterminación organizando movilizaciones muy diversas y vistosas, y todas resultaron ser multitudinarias. En noviembre de 2014, 10.000 personas formaron un mosaico con forma de urna en Donostia; en junio de 2015, apoyando siempre a la Vía Catalana y tomando nota de ella, cinco capitales vascas albergaron actos para simbolizar la construcción de una vía propia por el derecho a decidir; y, después, comenzó el ciclo de las consultas populares que en su balance final consiguió organizar en 208 municipios –incluyendo una capital, Donostia–, en las cuales votaron un total de 218.248 personas. Y, exactamente un año antes de la cadena humana del 10 de junio de 2018, 10.000 personas formaron un signo de interrogación gigante en Bilbo.
Pero el precedente más próximo e importante a la cadena humana entre Bilbo, Donostia y Gasteiz fue el referéndum catalán del 1 de octubre de 2017. La sociedad vasca desbordó de solidaridad, y vio en la consulta catalana una oportunidad de oro para reclamar el derecho a decidir en Euskal Herria. Finalmente, en enero de 2018, Gure Esku Dago presentó la movilización que tendría como objetivo demostrar la determinación de Euskal Herria por continuar luchando en ese momento histórico crucial: la cadena humana. El reto era colosal. El resultado lo fue aún más.