Tal y como hemos podido ver durante todo este año en este ejercicio en el que confluyen memoria y periodismo, la represión política ha marcado la historia reciente de Euskal Herria. El 30 de septiembre de 2013 el Estado español volvía a golpear al país en forma de una macrorredada. En esta ocasión el objetivo fue Herrira, el movimiento ciudadano por los derechos humanos de los presos vascos, y perseguía bloquear o, al menos, poner trabas al proceso de resolución del conflicto.
«Guardias civiles armados asaltan Herrira y se llevan 18 detenidos», se podía leer en la portada de GARA del día siguiente. La operación, ejecutada por la Guardia Civil española, estuvo centrada en Hernani, aprovechando una reunión interna del movimiento, aunque también incluyó registros en las sedes de Bilbo, Gasteiz e Iruñea.
Los hechos fueron contestados con fuertes movilizaciones en decenas de pueblos, viviéndose momentos de tensión por las cargas de la Ertzaintza. A nivel político destacaron reacciones como la de Jesús Eguiguren (PSE), que advirtió una «provocación» del Gobierno del PP y denunció la pasividad del Ejecutivo de Urkullu, que puso más el acento en ETA que en la intervención de la Guardia Civil.
Formaciones políticas como EH Bildu, Geroa Bai, EH Bai, IU, EEK y EB; los sindicatos ELA, LAB, STEE y ESK; Lokarri, Udalbiltza y un gran número de organismos de todo Euskal Herria denunciaron lo ocurrido y el sábado se convocó una manifestación que resultó multitudinaria.
Amplia cobertura periodística
GARA dio una amplia cobertura a lo ocurrido. Ese mismo día diferentes periodistas cubrieron in situ los registros, detenciones y posteriores movilizaciones que se dieron en varias localidades. Además de la portada, la edición impresa dedicó 11 páginas para informar sobre la macrorredada y sus inminentes consecuencias. «Las macrorredadas políticas vuelven con un asalto masivo a Herrira», titulaba Ramon Sola la pieza principal. Otras daban cuenta del rechazó popular con el que se encontró la operación y la violencia policial al intentar acallar las movilizaciones: «Decenas de protestas improvisadas, carga en Hernani y pelotazos de nuevo en Bilbo».
En un reportaje con imágenes titulado «Herrira, una ola que ha derribado muchos muros», Ramón Sola analizaba la actividad de Herrira y por qué el Estado español la había puesto en su punto de mira: «El Estado español ha elegido un objetivo elevado, porque Herrira no es un movimiento más, ni en sus principios ni en su hiperactividad. En 19 meses ha logrado la mayor movilización política de la historia vasca, ha sumado voces antes disonantes, se ha sentado hasta con el juez Gómez Bermúdez... Todo por la solución y la paz, a la que pedía 'dar una oportunidad' hace solo dos semanas».
La gravedad de los hechos era evidente. De hecho, el tema estuvo durante los siete días siguientes en la noticia principal de la portada de este medio. El 2 de octubre se publicó una entrevista realizada a Amalur Mendizabal, senadora de Amaiur en ese momento, que fue herida en la cabeza por las cargas de la Ertzaintza en Hernani. «Con la acreditación en la mano, pedía tranquilidad cuando un ertzaina me pegó en la cabeza y caí sangrando», decía.
Detención de Aitor y Galder en 2023
10 años después, la represión contra militantes vascos volvía a ser la noticia principal del día. En este caso el objetivo era la juventud vasca a la que, a través del encarcelamiento de Galder Barbado y Aitor Zelaia, se quería mandar un mensaje. Tras un proceso judicial iniciado en 2019 por el hallazgo en Durana de un bidón con objetos que la Ertzaintza vinculó con la elaboración de artefactos, el 30 de septiembre de 2023 la Ertzaintza ejecutaba en Gasteiz la detención de los dos jóvenes alaveses condenados a cuatro años de cárcel acusados de «depósito de explosivos con fines terroristas».
La periodista Nerea Goti cubrió el proceso de detención desde la capital alavesa. «Multitudinaria respuesta en las calles a la detención de Barbado y Zelaia», titulaba la crónica en la que se relataba cómo los dos jóvenes se habían colado en el balcón de un edificio del Gobierno Militar español, donde aguardaron a ser detenidos entre gritos de apoyo de cientos de jóvenes. Más tarde una amplia manifestación denunciaba las detenciones.
Todavía hoy, los jóvenes militantes de la izquierda independentista siguen sufriendo las consecuencias que derivaron de esta detención. Hace unos meses, Ernai anunciaba que 133 jóvenes habían recibido multas de entre 1.500 y 2.500 euros por su participación en una acción llevada a cabo para denunciar la orden de detención de Aitor y Galder. Para hacer frente a esos 290.500 euros entre todas las multas, la organización juvenil ha puesto en marcha una campaña de solidaridad y ha presentado recursos en los juzgados. Un nuevo caso de represión que busca ahogar económicamente a Ernai y criminalizar los actos de solidaridad.
«Todos somos Pepe Rei»
Pero la historia nos demuestra ímpetu de las gentes de este país para responder ante las injusticias y actos represivos. Precisamente, en un acto de solidaridad, un 30 de septiembre de 1994 más de ochenta trabajadores de 'Egin' se autoinculparon formalmente ante el juzgado de Hernani de haber podido cometer los mismos supuestos delitos que se le imputaban al jefe del Equipo de Investigación del periódico y por los cuales llevaba 38 días encarcelado en Carabanchel por orden del juez Carlos Buen.
Tal y como informaba 'Egin', su detención «se basaba en el hecho de que, al parecer, fotocopias de determinados documentos con notas manuscritas del periodista habrían sido encontradas en poder de Carlos Almorza, miembro de ETA detenido en 1993». Rei resultó absuelto de esta causa en 1997.