El proceso de resolución necesitaba un espaldarazo definitivo, y una comitiva de representantes internacionales, expertos en este tipo de casos, se daba cita en el majestuoso palacio donostiarra de Aiete para marcar una agenda que pudiera llevar a este país a alcanzar una paz justa y verdadera. Era la Conferencia Internacional de Aiete.
Este grupo de expertos, con Kofi Annan a la cabeza, y conformado por Gerry Adams, Bertie Ahern, Jonathan Powell, Pierre Joxe y Gro Harlem Bruntland, realizaba una apelación internacional a cerrar el ciclo de violencia y a abrir el diálogo político. Pasadas las 17.00 de la tarde, los seis líderes reunidos con partidos y sindicatos vascos durante tres horas, hacían oír su voz. Y su llamamiento se dirigía en tres direcciones distintas: ETA, gobiernos español y francés, y partidos políticos.
La apelación se articulaba en dos áreas diferentes, que se correspondían con las definidas en su día por la metodología de Anoeta. La primera era la que correspondía al conflicto armado y, la segunda, al político. Así, hicieron un llamamiento primero a ETA a «hacer una declaración pública de cese definitivo de la actividad armada –que llegaría tres días más tarde, el 20 de octubre– y solicitar diálogo con los gobiernos de España y Francia para tratar exclusivamente las consecuencias del conflicto», y se dirigían en paralelo «a los gobiernos de España y Francia» para reclamarles que le dieran la «bienvenida» y aceptaran «iniciar conversaciones para tratar exclusivamente las consecuencias».
Junto a ello, estos líderes de alcance mundial emplazaban a que se adoptaran «pasos profundos para avanzar en la reconciliación, reconocer, compensar y asistir a todas las víctimas, reconocer el dolor causado y ayudar a sanar las heridas personales y sociales».
En el cuarto punto, la Declaración de Aiete entraba de lleno en el problema político de fondo. Annan y sus compañeros de grupo –tres de ellos protagonistas principales en la solución irlandesa– afirmaban que «en nuestra experiencia de resolver conflictos hay a menudo otras cuestiones que, si son tratadas, pueden ayudar a alcanzar una paz duradera. Sugerimos que los actores no violentos y representantes políticos se reúnan y discutan cuestiones políticas, así como otras relacionadas al respecto, con consulta a la ciudadanía, lo cual podría contribuir a una nueva era sin conflicto».
Añadían, asimismo, que «terceras partes observadoras o facilitadoras ayudan el diálogo», por lo que planteaban que «aquí, el diálogo también podría ser asistido por facilitadores internacionales si así fuese decidido por las partes involucradas».Y lo apuntalaban en el quinto y último punto, en el que se anunciaba que estaban «dispuestos a organizar un comité de seguimiento de estas recomendaciones».
López, en EEUU
Se sabía que no iba a estar en Donostia, ya que se encontraba de viaje oficial en EEUU, pero el entonces lehendakari Patxi López no desperdició la ocasión para referirse a la Conferencia Internacional de Aiete una vez tuvo conocimiento del contenido de la declaración. En el marco de una jornada empresarial de promoción gastronómica en Nueva York, el lehendakari se dirigió a los periodistas para indicar, sin moverse de su discurso habitual, que «lo importante ha sido que se ha pedido a ETA que deje definitivamente sus actividades terroristas».
López se remitió a lo expuesto semanas antes en el Parlamento de Gasteiz como hoja de ruta y, preguntado por el cuarto punto de la declaración –el referido al diálogo multipartito y a la consulta a la ciudadanía–, afirmó que «responde más» a las posiciones de los organizadores de la Conferencia que a los de la sociedad vasca.
Tres días más tarde, ETA anunciaba el fin de la lucha armada y Patxi López pasaría por enviar su reacción desde un tren en EEUU.