Hubo quien no se fiaba de lo que aconteció tres días antes en la Conferencia Internacional de Aiete, incluso el sector más reaccionario intentó desprestigiarlo al considerar que solo respondía a cálculos políticos de la izquierda abertzale. El recelo –o el miedo a que la iniciativa por la resolución del conflicto y sus consecuencias llegara hasta el final– por la Declaración a la que dieron lectura seis reconocidos expertos internacionales era absurdo, pues podía intuirse que la comitiva encabezada por Kofi Annan no había venido hasta Donostia a darse un paseo por La Concha o a degustar pintxos por la Parte Vieja. El emplazamiento fue claro y ETA se apresuró a cumplir con la parte que a la organización le tocaba. A las 19.00 de la tarde del 20 de octubre de 2011 se realizaba un anuncio que pasaría a la historia: «ETA ha decidido el cese definitivo de su actividad armada». Sin duda, una decisión que disipaba cualquier duda y que, por encima de todo, hacía que un nuevo ciclo se abriera paso definitivamente en Euskal Herria.
Esta determinación marcaba con claridad un antes y un después, avanzando por la senda marcada por la iniciativa política de la izquierda abertzale desde dos años atrás, ya que fue entonces cuando se impulsó el debate interno que concluyó con una apuesta marcada por las vías políticas, pacíficas y democráticas. Hasta la fecha, desde Madrid se le había intentado quitar credibilidad, pero esta apuesta política ya había obtenido gran apoyo tanto en la sociedad vasca como en la comunidad internacional.
Al comunicar esta decisión, ETA subrayaba el concepto de que «en Euskal Herria se está abriendo un nuevo tiempo político. Estamos ante una oportunidad histórica para dar una solución justa y democrática al secular conflicto político. Frente a la violencia y la represión, el diálogo y el acuerdo deben caracterizar el nuevo ciclo», señalaba el comunicado que fue difundido esa misma tarde en las ediciones digitales de GARA y 'Berria', así como en las respectivas páginas de la BBC y de 'The New York Times'.
La noticia se produjo pocas horas antes de la muerte del líder libio Muamar Gadafi tras el último asalto de las tropas del denominado Consejo Nacional de Transición a su ciudad natal, Sirte. Gadafi fue capturado y linchado inmediadamente. Una noticia que tuvo una gran repercusión internacional, pero el anuncio histórico de ETA también tuvo gran eco dentro y fuera de las fronteras de Euskal Herria.
ETA surgió en 1958, por lo que cumplía ya más de medio siglo de vida. Su primera acción mortal -no premeditada- fue el tiroteo que costó la vida a un guardia civil en Benta Handi (Tolosa), una acción en la que también perdió la vida su activista Txabi Etxebarrieta. El enfrentamiento armado prolongado durante más de 50 años dejó más de 1.300 víctimas mortales. En su último 'Zutabe', ETA asumía 2.606 acciones y la muerte de 774 personas, mientras que, según datos facilitados por Euskal Memoria, en ese periodo la represión estatal ligada al conflicto acabó con 474 vidas.
Apelación a los gobiernos
La Declaración de Aiete instaba a los gobiernos español y francés a entablar diálogo, y ETA también realizaba la misma apelación a ambas administraciones «para abrir un proceso de diálogo directo que tenga como objetivo la resolución de las consecuencias del conflicto y, así, la superación de la confrontación armada. ETA, con esta declaración histórica, muestra su compromiso claro, firme y definitivo».
El segundo llamamiento de la organización armada iría dirigido a la ciudadanía vasca. «En adelante, el camino tampoco será fácil», advertía, al tiempo que animaba al pueblo a implicarse en el proceso que se abría «hasta construir un escenario de paz y libertad», y anticipaba su convicción de que «cada paso, cada logro será fruto del esfuerzo y de la lucha» de la ciudadanía. El tiempo demostró posteriormente que esos presagios se cumplirían: y es que fue precisamente el compromiso ciudadano el que llevó a la organización armada a su desarme.
Era, seguramente, la noticia que expresaba de forma más nítida el comienzo de un nuevo tiempo y estar a la altura de estos acontecimientos era una obligación, un gran compromiso, que GARA no podía eludir. Y qué mejor que acudir al arte, a nuestros artistas, a quienes cuentan nuestra historia, hacen memoria, generan nuevos universos, para mostrar a la sociedad vasca que aquel 20 de octubre sería un día para la historia.
El ejemplar del día siguiente cruzaba dos fronteras bien distintas y se realizó transitando rutas inusuales en este oficio, viajando entre el ejercicio periodístico más responsable y la intención de reunir esa épica –y esas emociones– a través de la inestimable colaboración de José Luis Zumeta. Y así se explicaba dentro de esa misma edición el trabajo realizado por el artista usurbildarra.
Artea, bidelagun
Nola irudikatu 50 urte baino gehiago iraun duen ziklo historiko baten amaiera? Hori izan zen eszenatoki hau ireki zenean GARAko erredakzioan burura etorri zitzaigun lehendabiziko galdera. Eguneko argazkia zein izango zen argi zegoen, ETAko kideen argazkia, baina guretzat argi zegoen ez zela nahikoa. Horrexegatik jo genuen Jose Luis Zumetarengana, euskal artearen erreferente garrantzitsu eta GARAri laguntza handia eman dion pertsonarengana. Gaurko egunkari berezi honetan, argazkien ordez bere 'Gernika'-ren irudiak sartzea proposatu genionean ez zigun inolako trabarik jarri. (...) Baina argi dago ez zela lan erraza, inondik inora. Batez ere oso tarte txikian egin beharra zegoelako. Berak ere hauxe aitortu zuen: 'Zer hautatu...?, ez duk lan erraza. Erabaki egin behar da, erabaki zaila da, baina erabaki beharra dago'. Eta horrela izan da, zaila. Lan hau erraztu duten gauza bakarrak Zumetak berak agerturiko guganako konfiantza eta laguntzeko borondatea izan dira. Horregatik, eskerrik asko Jose Luisi, ziklo honen amaiera era ikoniko batean irudikatzen laguntzeagatik, bere jarreragatik. Ondo egindakoak berari esker izan dira eta gaizki egindakoak, dudarik gabe, gure ardura.