Pasar las páginas de un periódico viejo es un ejercicio extraño. Hagas lo que hagas, siempre te conduce al caos absoluto: una noticia te lleva a otra, un recuerdo se enlaza con otro, un descubrimiento te hace pararte en una fecha o una cara durante horas... y a veces no puedes impedir sentirte como la Alicia de Lewis Carroll, metida en el surrealista, accidentado, doloroso y apasionante laberinto de la historia reciente de este país. Como el personaje de esta historia, ¿qué estamos aprendiendo de este viaje? Básicamente, que no tengamos miedo a lo desconocido y que la mejor gente es la que está «loca»; porque, qué interesante es la gente que tiene sueños. Última reflexión, antes de entrar en harina: cuidado con los y las Reinas de Corazones, ansían cortar cabezas.
10 de noviembre de 2008, EA tomó una decisión de calado. Lo leímos en GARA al día siguiente, en portada y a cuatro columnas: «EA irá sola a las urnas tras ocho años de coalición con el PNV. Eusko Alkartasuna ha decidido no repetir la coalición con el PNV por la que optó en las autonómicas de 2001 y 2005. La constatación de que las bases apostaban por ello ha sido definitiva. La medida la hizo pública la Ejecutiva, sin necesidad de oficializarla en una Asamblea Nacional».
La información, firmada por Iñaki Iriondo, daba cuenta de este nuevo giro en la historia de la formación abertzale, que le llevaba a romper amarras definitivamente con el partido 'madre', del que se escindió en 1986. Iba a jugársela en las elecciones de marzo de 2009 en un giro arriesgado, porque su candidato a lehendakari –su presidente, Unai Ziarreta– competiría contra Juan José Ibarretxe, quien fue también su candidato en 2001 y 2005.
La clave de esta ruptura podía estar precisamente en el «Plan Ibarretxe»; es decir, en que hubiese sido enterrado por los jeltzales. Iñaki Iriondo lo explicaba entonces así: «La coalición entre PNV y EA tuvo un primer y limitado ensayo en las elecciones municipales y forales de 1999, en tiempos del Acuerdo de Lizarra-Garazi. Un pacto que la izquierda abertzale interpretó como el intento de impedir que fuera la primera fuerza en Gipuzkoa y se hiciera con la Diputación. Después, la unión alcanzó dimensión estratégica en las autonómicas de 2001, frente el tándem Mayor Oreja-Redondo Terreros, y continuó en 2005 con el compromiso firmado de que convocaría una consulta popular en esta legislatura. Precisamente la interpretación de que el PNV ha frenado la respuesta que EA considerada necesaria a la prohibición de la Ley de la Consulta, así como otros movimientos del EBB, entre ellos la aprobación de los presupuestos del PSOE, ha llevado a las bases de EA a apostar por retomar el camino en solitario».
Aunque las previsiones de EA en este nuevo giro pasaban por mantener los cinco parlamentarios obtenidos cuatro años antes, el varapalo fue histórico: solo obtuvieron uno. En marzo de 2009, cuando Ziarreta hizo efectiva su dimisión al frente de EA por el fracaso, dio también otras de las claves que permitían vislumbrar el nuevo escenario político que se estaba abriendo: «Unai Ziarreta se despidió ayer de su cargo como presidente de Eusko Alkartasuna con un discurso que –según ha sabido GARA– fue muy personal, y en el que asumió el fracaso electoral, pero en el que insistió también en que la revisión de los errores que se hayan cometido no pueden llevar al partido a renegar de la línea estratégica que se ha marcado en los últimos tiempos para regresar a posiciones que ya están superadas por la mayoría de los militantes de EA –leíamos en otra información firmada por Iñaki Iriondo–. En este sentido, señaló que el camino de futuro para el conjunto de las fuerzas abertzales es buscar la unión en clave soberanista, siempre desde el respeto escrupuloso a todos los derechos humanos. Y eso, en opinión de Ziarreta, entronca directamente con los valores fundacionales de EA, por lo que no es necesario volver a ellos, puesto que nunca se han abandonado».
Aires de cambio
Saltamos ahora al 10 de noviembre de 2011, que, desde el año anterior, es conmemorado por el Gobierno de Lakua y diputaciones y ayuntamientos de la CAV como el Día de la Memoria. Situémonos: nuevamente, el país vuelve a bailar al ritmo de la música electoral; el lehendakari, en un giro sorprendente de la historia, es Patxi López y, en otro giro todavía más impactante, el periodista Martin Garitano, firma veterana de 'Egin' y GARA, es el flamante diputado general de Gipuzkoa después de que Bildu, formada por EA, Alternativa e independientes de la izquierda abertzale, arrasara al obtener en abril de ese año 22 de los 51 diputados de la cámara guipuzcoana.
«Bildu participa en actos exigiendo toda la memoria», titulan su crónica, publicada al día siguiente, Ion Salgado e Iñaki Iriondo. «La marca del Día de la Memoria no fue tanto la división como el rechazo de algunos partidos a reconocer a todas las víctimas», añadieron. «El paso adelante dado por Bildu apenas encontró acompañamiento en otros sectores –seguían–. El PP, encasillado en no reconocer más víctimas que las 'del terrorismo', incluso originó un incidente en el Parlamento de Gasteiz». El incidente fue este: en la cinta de la corona que encargó la presidenta de la Cámara, Arantza Quiroga, se podía leer el lema «En recuerdo de las víctimas del terrorismo».
En la siguiente página de GARA, el cintillo lo decía todo: «Elecciones en un nuevo tiempo. Amaiur quiero marcar un hito y lograr un diputado en el Congreso por Araba», titulaba Ion Salgado sobre el acto central de Amaiur en Araba, celebrado en el polideportivo Europa de Gasteiz, ante un millar de personas. En el estrado se podía ver a Pello Urizar, el presidente que sustituyó al frente de EA a Ziarreta. También a representantes de Aralar, que se habían unido a la colación soberanista.
Amaiur irrumpió en el Congreso de Madrid con fuerza, nada menos que siete diputados.
Los «grises» regresan a Zaramaga
La fotografía de portada impresiona. Puede parecer perfectamente una recreación de una primera página de 'Egin' de los años setenta, concretamente del 3 de marzo de 1976. Por suerte, es cine; en concreto, el rodaje el 10 de noviembre de 2017 en Gasteiz de 'Vitoria, 3 de marzo', la ópera prima de Víctor Cabaco, que recreaba lo ocurrido 41 años antes, cuando la Policía Armada mató a cinco trabajadores en las calles de la capital alavesa.
«Los grises regresan a Zaramaga 41 años después», tituló su reportaje Ion Salgado. Andoni Txasko, presente en el rodaje, reconoció que «están aflorando muchos sentimientos y traumas escondidos. La película está haciendo que muchas personas vuelvan a hablar de lo que ocurrió el 3 de marzo del 76 y está siendo una liberación».
'Vitoria 3 de marzo' pasó por distintos festivales, como Zinemaldia, y triunfó en el Puglia International Film Festival, un certamen italiano que reconoció la cinta con cuatro de sus premios más importantes: el premio Chiave d’Oro 2020 al mejor largometraje; mejor actriz protagonista para Amaia Aberasturi; mejor actriz secundaria para Ruth Díaz; y mejor actor secundario para Alberto Berzal.
El jurado del festival afirmó que «'Vitoria 3 de marzo' es una película de gran impacto, que representa con gran fuerza hechos reales pertenecientes a un momento histórico muy significativo. La reconstrucción histórica, la escenografía y el vestuario están muy bien estructurados. Una obra que logra transportar al espectador al interior de la historia, presentada con gran dominio del lenguaje cinematográfico».
Uno de sus guionistas, Juan Ibarrondo, reconoció en una entrevista con Ariane Kamio que: «El 3 de Marzo ha sido para mí un referente político y vital muy importante».