
En su edición del último día de 1982, 'Egin' publicó un dossier de cuatro páginas en el que daba cuenta de las detenciones habidas ese año: «365 días de detenciones en Euskadi. Todo un récord», recogía en portada. Un triste récord de cientos de detenciones, detallado mes a mes, día a día. La introducción del mismo estaba firmada por J. Abiraneta, seudónimo utilizado por el periodista de 'Egin' y director de 'Punto y Hora' Xabier Sánchez Erauskin:
Abran! Es la Policía
J. ABIRANETA
Con este o parecido saludo ritual y con la chapa o la pistola por delante, se han ido poblando las 365 noches del año 82 en Euskadi.
Se ha batido un triste récord; el de los sobresaltos nocturnos. El brusco frenazo de los jeeps o de los zetas en la calle desierta. El atemorizado acecho de los vecinos atisbando tras las cortinas y los visillos. Y, por fin, entre sombras confusas y rumores de interrogatorios secos, el traslado al furgón. Y tal vez el color del pantalón, de la cazadora o del jersey logra despejar el angustiado interrogante que deja otra vez en suspenso la respiración del barrio: ¿A quién se han llevado hoy?
¡Abran! es la Policía.
Lo verdaderamente estremecedor es que cada detención, los cientos y cientos de fríos nombres que se recogen hoy en muda y patética denuncia, cada detención tiene su historia propia, personal e intransferible. Para unos es la sensación atroz de ser arrancado a inconfesables infiernos, para otros el desgarro de dejar a los suyos perdidos en la casa en la fría madrugada, para todos la impotencia de saberse zarandeado, confuso, inerme ante el chaparrón de insultos o de sopapos que garantiza la Ley Antiterrorista. Cada detención tiene su historia y más de un millar de ciudadanos y ciudadanas de Euskadi conservan aterrados en su retina la tremenda historia que vivieron una noche del 82.
Abran! Es la Policía.
Es la detención y son los días ciegos pasados en las comisarías y los cuartelllos. Los miedos y terrores ante el dolor físico y concreto, la tremenda laxitud ante la imposible respuesta, ante la provocación medida y ajustada. La rabia de la impotencia hecha piltrafa humana al fondo de un calabozo. Y el sentimiento intenso de la injusticia, del atropello... Saber que tu posterior denuncia de malos tratos y torturas se morirá traspapelada. Y encima, el miedo en el cuerpo con la mirada feroz atravesada a diez centímetros... «Como digas algo de esto al juez, te vas a acordar toda la vida».
¡Abran! Es la Policía
Es la increíble historia que tipifica y caracteriza por sí sola un país. Porque en Madrid, o en Valencia, o en Sevilla, hace muchos años que se olvidaron del sabor amargo y atroz de los frenazos en la noche, de las velas furtivas tras las cortinas y de los compañeros arrastrados a los furgones.
Pero aquí, en Euskadi, estamos batiendo, lo hemos batido en este tremendo año 82, el récord de las detenciones. ¡Numeros cantan!
Y detrás de los fríos números, los nombres y los apellidos, las personas de carne y hueso que todavía en estos últimos días del año sufren tremendas y alucinantes pesadillas recordando la noche en que les apuntaba una pistola y una voz metálica y casi monótona repetía:
¡Abran! Es la Policia.
Y Bergamín apareció en el juzgado

El mismo día que 'Egin' publicó ese dossier, el escritor madrileño afincado en Euskal Herria José Bergamín, con 87 años recién cumplidos, prestó declaración en un Juzgado de Donostia y se declaró autor de otro artículo publicado en 'Egin' el 19 de octubre de ese mismo año, firmado precisamente con el seudónimo J. Abiraneta, tal y como informó 'Egin' en su edición del 2 de enero de 1983:
«En cumplimiento de una orden dictada por el Juzgado Central número cuatro de Madrid, el ilustre escritor José Bergamín prestó declaración el viernes en el Juzgado de San Sebastián declarándose autor de un artículo publicado en 'Egin' el pasado 19 de octubre de 1982 en su página 4 en la columna habitual 'Puntaren Puntan' firmado con el seudónimo también habitual de J. Abiraneta.
Bergamín confesó ser autor del citado artículo, aunque manifestó que la firma que aparece al pie del artículo habitual en la sección de 'Egin' pertenece a un colectivo compuesto por distintas personas».

Años después, Sánchez Erauskin se refirió a aquel gesto de su amigo en una entrevista con el periodista Pello Zubiria, rescatada este año por José Félix Azurmendi, quien fuera a la sazón director de 'Egin', en su libro 'Xabier Sánchez Erauskin. Vida de un rebelde con causas': «Entre otras cosas, me encargaba de Puntaren Puntan», contaba Sánchez Erauskin, «y firmaba como J. Abiraneta, el conspirador creado por Pío Baroja. Tuve varios problemas con aquella sección, algunas causas archivadas por los jueces, pero dos procesos continuaron adelante y por cada uno me pedían un año de prisión. Viendo aquello, el escritor católico y republicano español José Bergamín se presentó ante el juez en dos ocasiones explicando que él era el autor de la columna, que J. Abiraneta era un colectivo y que él había escrito ambas columnas. Entonces yo ya estaba condenado y a punto de ser encarcelado».