Los parlamentarios han podido conocer de primera mano casas como el de José Lozano, que presenta multitud de grietas y ha alcanzado tal punto de inestabilidad que es irrecuperable. Lozano ha explicado que en 2006 ya se registraron movimientos y grietas y que las repararon. «Entonces nadie nos avisó de nada», se ha quejado. Años después, su casa está en estado de ruina. Las reformas que realizó en 2009 han sido dinero tirado a la basura. «Tenemos esta casa desde hace 28 años y nunca había pasado nada», ha explicado. Nunca hasta las obras del recrecimiento del embalse de Esa. Lozano se queja de que han estado completamente desamparados y que no han recibido una correcta información.
La casa de Maria Ángeles Ruiz está en la zona de la urbanización considerada segura por la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE), pero no se atreve a regresar a su vivienda. Jorge Holguín es de la misma opinión y ha mostrado sus convincentes razones a los parlamentarios. En la zona considerada segura por la CHE hay grietas que atraviesan de arriba a abajo la urbanización, que se asienta por la falda de una colina. Muros de contención, carreteras, escaleras de acceso, viviendas muestran esas grietas. Algunas de ellas han surgido en mayo y octubre del año pasado, tres y ocho meses después del desalojo.
Los vecinos de estas urbanizaciones de Esa recibieron otra visita el jueves, un día antes de la llegada de los parlamentarios. El presidente de la CHE, Xavier de Pedro, personalmente les reconoció que no son capaces de frenar el deslizamiento de la ladera y les pidió un plazo de dos meses para encontrar una solución. Distintas fuentes apuntan a que la CHE tiene la intención de demoler todas las viviendas, indemnizar a sus propietarios y poder continuar sin testigos las obras del polémico recrecimiento sin molestos testigos.