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El abogado de la familia Otuya dice que mantendrá el «ensañamiento» contra Juan Carlos Aguilar

José Miguel Fernández López de Uralde, abogado de la familia de Ada Otuya, ha asegurado que mantendrá «el cien por cien» de su calificación inicial de 25 años de prisión contra Juan Carlos Aguilar porque la prueba practicada en el juicio «acredita» el ensañamiento.

Imagen de la sesión celebrada el lunes. Marisol RAMÍREZ / ARGAZKI PRESS)
Imagen de la sesión celebrada el lunes. Marisol RAMÍREZ / ARGAZKI PRESS)

Tras concluir la tercera sesión del juicio oral contra Juan Carlos Aguilar, en la que se ha escuchado a peritos médicos y policiales, Fernández ha eludido pronunciarse sobre el fondo del asunto «por respeto al tribunal y al jurado», pero sí ha insistido en que la prueba «acredita» la calificación de ensañamiento que reclama.

Por su parte, el abogado de la familia de Yenny Rebollo, Jorge García Gasco, ha llamado la atención sobre el hecho de que no se haya podido determinar la hora de la muerte de ésta, aunque sí lesiones que determinan «que fue maltratada, golpeada».

«El problema que tenemos es que no sabemos cómo murió. Ese es el problema. Con Ada sí sabemos cómo murió, cómo la mató. Es muy probable que aplicase el mismo patrón respecto de Yenny», ha señalado. García Gasco también mantendrá su petición, coincidente con la del fiscal, 20 años de prisión por asesinato con alevosía.

Preguntado por su opinión respecto al agravante de ensañamiento que pide el letrado de la familia de Ada Otuya, ha considerado que «es perfectamente defendible y es fácil que prospere».

Declaración del médico forense

El médico forense Alberto Garai Azkona, que atendió a Ada Otuya en el Hospital de Basurto el 2 de junio de 2013, tras ser encontrada sin pulso, golpeada y ensangrentada en el gimnasio de Juan Carlos Aguilar, ha manifestado que cuando la joven nigeriana llegó al centro hospitalario presentaba los ojos «rojos de sangre propia de la asfixia» y en el cuello «un surco profundo» causado por «una especie de cable» que le habían colocado por detrás.

Ha añadido que la víctima sufría «hinchazon frontotemporal por contusion directa» en el pómulo, causada por un golpe, y herida en un labio que precisó de cinco puntos. Las lesiones, según ha explicado, pudieron deberse a «un puñetazo, un patadón o a que la cogieran por detrás y la estamparan contra una mesa».

Sin embargo, ha llamado la atención sobre el hecho de que la joven fuera de «complexión fuerte» por lo que a Aguilar le habría costado reducirla, aunque luego ha remarcado que «sabiendo artes marciales, le costaría menos». Garai no cree que el encausado sometiera a Ada Otuya a «un sufrimiento excesivo ni inhumano para asesinarla».

El médico, que también se encargó de levantar los restos del cadáver de la segunda víctima, Yenny Rebollo, hallados el mismo día en el gimnasio, ha indicado que éstos se encontraban distribuidos en bolsas, descuartizados.

Para ello, el autor podía haber utilizado rotaflex o serrucho. A su juicio, «se puso mucho interés en limpiar los huesos de la carne». Los muebles, según ha precisado, se encontraban tirados «como si se hubiera producido una pelea». En el baño se hallaron varios envases de lejía y el local desprendía un fuerte olor a esa sustancia.

Para Garai, los restos de esta víctima dejan ver la existencia de una «contusión directa importante» por una «rotura de huesos». Otros forenses que examinaron los restos consideran que la joven sufrió lesiones mientras se encontraba con vida, por las hemorragias que se aprecian en diversas zonas del cuerpo.