Jorge Aldekoa presentó en noviembre de 2014 su renuncia como jefe de la Ertzaintza, después de que en julio de ese mismo año el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco (TSJPV) confirmara la sentencia que le desposeía del rango de intendente, preceptivo para ostentar el más alto cargo de la Policía vasca.
Al presentar su dimsión, Aldekoa también anunció su intención de participar en la convocatoria publicada en ese momento por la directora de la Academia de Policía y Emergencias de seis plazas en un nuevo proceso selectivo para el acceso a la categoría de Intendente de la Ertzaintza.
El Departamento de Seguridad le mantuvo en la máxima jefatura de la Ertzaintza en comisión de servicios. Esto provocó que un comisario estuviera al mando de intendentes que tenían más galones que él.
Según ha informado el Departamento de Seguridad, la directora general de la Academia de Arkaute hará pública la resolución del resultado del curso realizado por los nuevos intendentes, entre los que se encuentra Aldekoa, y este jueves se procederá a asignar «provisionalmente» a cada intendente su cargo y destino. En el caso de Jorge Aldekoa, se le nombrará superintendente y será jefe de la Ertzaintza.
La consejera de Seguridad, Estefanía Beltrán de Heredia, ha destacado, en declaraciones a Radio Euskadi recogidas por Europa Press, que Jorge Aldekoa es, «ante todo, una persona que tiene una gran trayectoria dentro de la Ertzaintza, y ya ha ejercicio estas funciones previamente». Asimismo, ha subrayado su «capacidad de organización» y «el gran conocimiento que tiene de la Ertzaintza».
Polémico nombramiento
Su nombramiento al frente de la Ertzaintza a finales de noviembre del pasado año fue polémico desde el inicio, ya que era el máximo responsable de la Ertzaintza en Bilbo el día que un pelotazo hirió mortalmente a Iñigo Cabacas, en una actuación policial que sembró la sospecha sobre la profesionalidad y buen hacer posterior de Aldekoa.
El propio Ejecutivo de Iñigo Urkullu reconoció que participó en el diseño del operativo, aunque negó que tuviera una «implicación directa».
GARA revelaba que Aldekoa estaba de servicio aquella noche y que sus jefes sospecharon que ordenó recoger las pelotas del callejón.